Según la Agencia Noticiosa Ahlul Bait (ABNA) - Esta gravedad ha empujado a muchos países a dejar de lado las hostilidades y trabajar juntos contra el virus. Se han impuesto medidas estrictas para frenar su propagación y proteger a la humanidad; se prohibieron las grandes reuniones; las escuelas y universidades han sido cerradas; las oraciones congregacionales en lugares de culto han sido suspendidas; y algunos países incluso han liberado prisioneros.
En el régimen de Israel, sin embargo, la respuesta al virus simplemente ha enfatizado su racismo oficialmente sancionado. Por ejemplo, el 20 de marzo, el Times of Israel informó que el ministro de Seguridad Interna, Gilad Erdan, había decidido liberar a 500 prisioneros israelíes en arresto domiciliario en un esfuerzo por reducir el riesgo de un brote de coronavirus en las cárceles del país. Erdan aparentemente aceptó la recomendación de Asher Vaknin, jefe interino del Servicio de Prisiones de Israel. Sin embargo, ni uno solo de los 5.000 prisioneros palestinos retenidos por Israel, incluidos 180 niños, 43 mujeres y 430 detenidos sin cargos ni juicio, está siendo liberado, ni siquiera aquellos con condiciones críticas de salud.
Según el Club de Prisioneros Palestinos (PPC), al menos cuatro prisioneros palestinos detenidos por Israel han dado positivo por coronavirus. Sin embargo, las autoridades de ocupación israelíes lo niegan. El PPC señaló las restricciones impuestas por Israel para informar noticias de sus cárceles, por lo que en cualquier caso es poco probable que haga tal admisión.
El grupo de derechos humanos Addameer señaló que el Servicio de Prisiones de Israel ha prohibido las visitas a prisioneros palestinos por parte de familiares y abogados desde el brote del virus en lugar de proporcionarles higiene y materiales de limpieza esenciales para frenar su propagación. Parece que no se han implementado otras medidas para proteger a los prisioneros.
"Los prisioneros palestinos en las cárceles y centros de detención israelíes sufren constantemente una clara negligencia médica", explicó Addameer. La situación no ha cambiado desde el brote del virus. "A pesar de que las cárceles están superpobladas y las habitaciones, las celdas y las secciones son pequeñas, y carecen de ventilación adecuada, el IPS aún no ha establecido procedimientos preventivos claros [...]. Las cárceles carecen de esterilizadores, materiales de limpieza y medicamentos como antibióticos y nutrición necesaria".
El jueves pasado, los prisioneros palestinos amenazaron con lanzar una huelga de hambre si no se implementan medidas para protegerlos contra el virus. Las autoridades de ocupación no hicieron nada por ellos, lo que los llevó a comenzar una acción de protesta gradual.
La segunda evidencia del racismo inherente de Israel es el trato inhumano de un trabajador palestino que los israelíes pensaban que había contraído el coronavirus cuando tuvo síntomas similares a los de la gripe. Un video en las redes sociales mostró que lo dejaron en el puesto de control militar Sira/ Maccabim de Israel cerca de la ciudad ocupada palestina de Nablús, en la Ribera Occidental.
El hombre habló con periodistas palestinos e israelíes sobre el incidente. Explicó que había sufrido fiebre y su condición se convirtió en una gripe normal. Su empleador lo llevó al Hospital Ichilov en Tel Aviv, donde fue examinado para detectar el coronavirus, pero antes de que se supiera el resultado, llegaron policías, lo esposaron y lo llevaron al puesto de control donde lo dejaron; luego se derrumbó.
Si bien las autoridades de ocupación ordenaron a los empleados israelíes que se quedaran en sus hogares, decidieron bloquear a miles de trabajadores palestinos en sus lugares de trabajo, independientemente de las medidas que se estén tomando contra la propagación del coronavirus.
Cuando se pensó que un trabajador palestino había contraído el virus, los israelíes trataron con él sin compasión ni piedad. Tales palabras no están en el vocabulario israelí cuando se trata de tratar con palestinos.
Otros incidentes ocurrieron en las últimas semanas, pero estos dos son suficientes para ilustrar el racismo israelí.
Para concluir, tome nota de las palabras del Relator Especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Palestina, Michael Lynk, quien expresó sus preocupaciones sobre el racismo de Israel cuando observó que las publicaciones oficiales israelíes para aumentar la conciencia sobre la enfermedad se publicaron "exclusivamente en Hebreo".
"Este desequilibrio grave aparentemente se está abordando después de las protestas, pero destaca la importancia de garantizar la igualdad de trato", enfatizó Lynk. "El deber legal, anclado en el Artículo 56 del Cuarto Convenio de Ginebra, requiere que Israel, la potencia ocupante, se asegure de que se utilicen todos los medios preventivos necesarios para 'combatir la propagación de enfermedades y epidemias contagiosas'".
Una vez más, y para sorpresa de nadie, y menos de todos los palestinos, los israelíes simplemente ignoran las leyes y convenciones internacionales. Y, como de costumbre, los efectos podrían ser mortales para la gente de Palestina ocupada.
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