Según la Agencia Noticiosa Ahlul Bait (ABNA) - Los aviones que transportaban a los prisioneros despegaron de los aeropuertos de Adén y Saná para devolver a cientos de hombres a sus hogares, y así ayudar a generar confianza para nuevas conversaciones que potencien una solución a la devastadora guerra que lanzó Arabia Saudí y sus aliados contra el país más pobre del mundo árabe.
Arabia Saudí, que apoya al gobierno del fugitivo presidente yemení Abdu Rabu Mansur Hadi intercambió 681 miembros de Ansarolá con 400 mercenarios suyos, 15 militares saudíes y cuatro sudaneses como parte de un acuerdo de paz negociado por las Naciones Unidas en Estocolmo en 2018. Este implica el mayor canje de presos desde que estalló el conflicto en 2015.
El miércoles, Ansarolá liberó a dos estadounidenses, en respuesta a la excarcelación de 240 de sus partidarios con la meta de que pudiesen regresar a Omán. La presencia de los reos estadounidenses en el canje muestra la implicación de Washington en la guerra saudí contra Yemen.
El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Robert O’Brien, confirmó en un comunicado la liberación de dos estadounidenses, a los que identificó como Sandra Loli, detenida desde hace 16 meses, y Mikael Gidada, retenido durante un año.
La aprehensión de estos dos norteamericanos no fue comunicada oficialmente por EE.UU. Pero, los funcionarios de Ansarolá habían informado del arresto de varios extranjeros encargados de espiar en Yemen, cuya misión principal se orientaba en desviar parte la ayuda humanitaria consignada por organismos internacionales en medio de la devastadora guerra.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que supervisó el intercambio de prisioneros, realizó entrevistas personales y controles médicos a los prisioneros liberados para asegurarse de que estuvieran lo suficientemente sanos para regresar a sus hogares.
También se les proporcionó ropa, dinero para el transporte y equipo de protección personal para evitar que contrayesen el nuevo coronavirus, causante de la COVID-19.
Abdulqader al-Mortada, jefe del Comité Nacional de Asuntos de los Presos del Gobierno de Salvación Nacional yemení (NCPA, en sus siglas en inglés), denunció que los presos yemeníes son víctimas de torturas y negligencia médica, mientras muchos padecen de enfermedades crónicas en las cárceles saudíes.
Por su parte, el viceministro de Información de Yemen, Fahmi al-Yusefi, denunció el jueves las condiciones de detención miserables de los presos yemeníes en los centros de detención de Arabia Saudí, donde se venden sus órganos.
El enviado especial de la ONU a Yemen, Martin Griffiths, dijo que la operación era un “puente de esperanza”. “Esto traerá un inmenso alivio y consuelo a todas aquellas familias que esperaron tanto tiempo para reunirse, así como a otras familias, parientes cercanos, amigos y miembros de sus comunidades”, afirmó.
Griffiths instó a las partes en conflicto a reunirse a la mayor brevedad posible con el objetivo de discutir nuevas liberaciones, de acuerdo con el compromiso que asumieron en las conversaciones de paz mediadas por la ONU en Suecia en 2018.
Dicho acuerdo buscaba un canje de 15 000 prisioneros en un mes. El portavoz de Ansarolá, Muhamad Abdul Salam, aseveró que el intercambio traía “de nuevo las esperanzas de construir la paz.
El acuerdo del canje estaba previsto efectuarse en enero de 2019, pero la multiplicidad de los enemigos de Yemen y sus intereses en conflicto obstaculizaron la implementación del acuerdo de Estocolmo, a pesar de los esfuerzos de la Cruz Roja y la disposición de Saná mostrada en febrero de 2019 para materializar tal operación.
El exitoso acuerdo de prisioneros puede considerarse el más complejo entre operaciones anteriores con Arabia Saudí y sus aliados. Abdulqader al-Mortada, jefe del Comité Nacional de Asuntos de los Presos del Gobierno de Salvación Nacional yemení habló de esto con claridad y de los problemas que se enfrentaron en el camino para lograrlo, y esos obstáculos no se detuvieron, incluso antes de que despegaran los aviones.
El proceso de distribución estipulado en el trato también se debe a la multiplicidad de los llamados partidos legítimos, ya que los partidarios de Arabia Saudí recibieron a sus prisioneros el jueves, mientras que los aliados de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) recibieron a sus cautivos en Adén el viernes.
Después de años de fracaso internacional, hay un punto positivo logrado por las Naciones Unidas y sus enviados a Yemen, ya que muchos fracasos corresponden a decenas de acuerdos con partidos locales, miembros de la llamada coalición, que tienen su propia agenda y propósitos, algo que complica cualquier pacto de paz.
Al responder a la pregunta de por qué el gran canje cuajó en octubre de 2020 y fracasó en febrero de 2019, esto se puede atribuir a una serie de razones, la mayoría de las cuales son de campo, ya que el equilibrio del poder en el terreno ha cambiado mucho desde finales de 2019. Actualmente, la llamada coalición solo tiene bajo su poder el control de la ciudad de Marib.
Con el canje de los prisioneros, la coalición necesitaba un respiro en la ciudad de Marib, su último bastión en Yemen. Esta ciudad está cercada por los combatientes de los comités populares de Yemen.
El intercambio de los presos también muestra el poder de Ansarolá, que ha conseguido capturar a espías estadounidenses, soldados saudíes y sudaneses.
Pero este canje es importante, porque Arabia Saudí se ha visto obligada a reconocer el poderío y el rol de Ansarolá en la política actual de Yemen, y por eso comenzó negociaciones con los comités populares yemeníes para la liberación de los prisioneros. Y el avance de Ansarolá en el campo de batalla, sin duda alguna, forzará al régimen de Riad y a sus aliados a ceder más ventajas a Ansarolá en los próximos diálogos.
Por Mohsen Khalif Zade
Traducido en exclusiva por ABNA24 redacción española
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