El 11 de octubre de 1982, el mártir Ahmad Kassir llevó a cabo la primera operación de martirio, detonando su automóvil equipado con explosivos en el cuartel general del mando militar israelí en Tiro, sur del Líbano, matando a 76 soldados y oficiales e hiriendo a otros 118.
Varios oficiales del Shin Bet recordaron las imágenes de miedo que presenciaron ese día, y narraron cómo la policía militar israelí les impidió hacer circular la hipótesis del ataque con un automóvil con trampa explosiva.
Vale la pena señalar que la censura militar israelí se ha abstenido repetidamente de reconocer la responsabilidad de Hezbolá por las pérdidas infligidas a sus tropas por temor a las consecuencias psicológicas de tal confirmación.
Los oficiales de Shin Bet enfatizaron que, después de la explosión, obtuvieron suficientes informes que confirmaron la participación de Hezbolá en el ataque.
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