Según la Agencia Noticiosa Ahlul Bait (ABNA) - Hussein Barakat, un joven prisionero shiíta, murió el miércoles luego de caer en coma debido a una infección pulmonar severa y falta de oxígeno. Las autoridades penitenciarias le habían negado la licencia médica temporal y ni siquiera habían informado a su familia sobre su estado de salud.
Su esposa fue informada de su muerte a través de una llamada telefónica desde el hospital esta mañana.
En los últimos meses, las autoridades de Bahréin han sido criticadas por violar el derecho de los presos a un suministro adecuado de salud e higiene en medio de la mortal pandemia de COVID-19.
El pueblo de Bahréin ha realizado manifestaciones para instar a los gobernantes de Al Jalifah a liberar a los prisioneros en medio de preocupaciones sobre la alarmante situación en las cárceles del país a la luz del brote de coronavirus.
Los manifestantes responsabilizan al régimen de la vida de los prisioneros.
También ha habido una condena generalizada a la censura de los medios de comunicación del régimen con respecto al número de reclusos infectados.
Al menos 220 presos políticos han sido infectados con el coronavirus.
Las autoridades del régimen de Manama se han comprometido a poner en libertad a un total de 199 detenidos, pero hasta ahora solo 166 han sido liberados.
El clérigo shiíta más destacado de Bahréin, el Sheij Issa Qassim, ya ha advertido que los disidentes políticos en las cárceles se enfrentan a la muerte y exigen su liberación inmediata.
El principal grupo de oposición, la Sociedad Islámica Nacional al-Wefaq, también ha pedido la liberación de los presos de conciencia desde el inicio del brote.
El último acontecimiento se produce cuando el régimen gobernante de Al Jalifah sigue adelante con su represión contra los disidentes, y según los informes, las fuerzas del régimen atacan e hieren a decenas de reclusos en las cárceles del país.
Las protestas contra el régimen se han llevado a cabo en Bahréin de forma regular desde que comenzó un levantamiento popular el 14 de febrero de 2011.
Los participantes exigen que el régimen de Al Jalifah ceda el poder y permita que se establezca un sistema justo que represente a todos los bahreiníes.
También se han quejado de la discriminación generalizada contra la mayoría shiíta del país.
Manama ha respondido a las manifestaciones con mano de hierro. Las autoridades detuvieron a activistas de derechos humanos, disolvieron a los principales partidos políticos de oposición, revocaron la nacionalidad de varios activistas a favor de la democracia y los deportaron.
Traducido en exclusiva por ABNA24 redacción española
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