Según la Agencia Noticiosa Ahlul Bait (ABNA) - El Ministerio saudí del Interior ha indicado este martes, en un comunicado, que la sentencia de muerte contra Mustafa bin Hashem bin Issa Ad Darwish fue ejecutada esta misma jornada en la ciudad de Dammam, en la provincia de Qatif (este).
Ad Darwish fue condenado por “levantarse en armas contra el reino, amenazar la seguridad nacional, formar una banda terrorista para asesinar a efectivos de seguridad saudíes e incitar a la sedición”, acusaciones todas ellas rechazadas por organizaciones defensoras de los derechos humanos, que instaron al régimen de los Al Saud a anular la pena capital que había sido dictada en su contra, pues Ad Darwish era un adolescente de 17 años en el momento de su detención durante las protestas pacíficas en Qatif, en 2015.
La región de Qatif, de mayoría shiíta, ha sido escenario de manifestaciones pacíficas desde febrero de 2011 con llamados a reformas, libertad de expresión, liberación de los presos políticos y el fin de la discriminación económica y religiosa contra esa zona rica en petróleo.
Las protestas han sido respondidas con una fuerte represión por parte del régimen, cuyas fuerzas han intensificado las medidas de seguridad en toda la provincia.
Desde que Muhammad bin Salman Al Saud se convirtiera en el jefe de Estado in pectore de Arabia Saudí en 2017, el reino ha incrementado las detenciones de activistas, blogueros, intelectuales y otras personas consideradas opositores políticos, mostrando una tolerancia casi nula con la disidencia, incluso ante las condenas internacionales de la represión.
Eruditos musulmanes han sido ejecutados y defensores de los derechos de las mujeres han sido encarcelados y torturados, mientras se siguen negando derechos básicos como la libertad de expresión, de asociación y creencia.
El caso más destacado en cuanto a las ejecuciones del régimen de Al Saud contra los shiítas podría ser la del prominente clérigo shiíta, el Sheij Baqr Nimr An-Nimr, y de otras 46 personas, todos ellos por cargos de “terrorismo”, a principios de 2016.
Diferentes organizaciones, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW), han denunciado el aumento de la represión en Arabia Saudí, el arresto y la encarcelación de activistas, a los que el régimen de Riad somete a brutales torturas, incluidos abusos sexuales.
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