Obama llegó anoche a Israel con el reto de ganar la confianza de un país que es el principal aliado de Washington en Medio Oriente y donde su candidatura despierta recelo.
El avión del senador demócrata aterrizó en Tel Aviv procedende de Ammán, Jordania, donde Obama respaldó una “retirada paulatina” de Irak, el despliegue de más tropas estadounidenses en Afganistán y ejercer más presión sobre Paquistán para que juegue un rol más activo contra el terrorismo.
Obama afirmó que la seguridad en Irak ha mejorado y que Estados Unidos necesita volcar su atención urgentemente a Afganistán.
“La clave en Irak es crear un espacio para la reconciliación”, afirmó Obama al visitar la provincia de Anbar, en el oeste de Irak, controlada por los sunitas, donde se reunió con el gobernador y con jefes del Consejo del Despertar, milicia que combate la insurgencia vinculada con la red terrorista Al-Qaeda y que cuenta con apoyo de EU. Obama subrayó, en todo caso, que no busca una retirada precipitada.
Ya en Ammán, donde visitó antiguas ruinas y se reunió con el rey Abdalá II, se refirió al conflicto israelí-palestino. “Estoy firmemente convencido de que alcanzar un acuerdo pacífico es del interés tanto del pueblo israelí como de los palestinos”, señaló, aunque reconoció que el proceso es “muy difícil”, debido a la historia de sufrimiento de ambas partes.
“Creo que una solución final involucrará a los dos Estados uno junto a otro en paz y seguridad, y que los israelíes y palestinos deberán hacer concesiones para alcanzar la solución de dos Estados”, indicó antes de partir. Hoy, el demócrata visitará el Museo del Holocausto, en Jerusalén, y se reunirá con el líder de la oposición israelí, Benjamín Netanyahu, así como con el premier Ehud Olmert.
El jueves estará en Berlín. Los gastos de seguridad derivados de esta visita ascenderán a 250 mil euros (cerca de 400 mil dólares), según informaciones difundidas ayer por medios de comunicación alemanes.