En su artículo, publicado en la página web Foreign Policy in Focus, Beeman escribe: “Ya está clara la forma del juego de Estados Unidos con Irán. En un primer movimiento, Irán y Estados Unidos obtienen algún pequeño avance hacia una mejora de las relaciones. En la réplica, la línea dura de EE.UU. e Israel lanza ataques contra Irán para sabotear esa mejora”.
El catedrático estadounidense pone como ejemplo de este funcionamiento el anuncio por el departamento de estado de Washington del envío de William J. Burns, vicesecretario de estado para asuntos políticos, a las negociaciones de Irán sobre su programa nuclear. “Al mismo tiempo, se informaba de que los Estados Unidos estaban considerando abrir una oficina de defensa de intereses en Teherán, siendo estas dos medidas las primeras acciones diplomáticas públicas y serias entre los dos países en casi tres décadas”.
“La réplica se produjo, rauda y furiosa. Primero, el antiguo embajador de EE.UU. ante la ONU, el prominente neoconservador John Bolton, lanzó una jeremiada contra George Bush en el Wall Street Journal”.
Beeman informa de que poco después de publicarse el artículo de Bolton, apareció un escrito en el New York Times de la pluma de Benny Morris, historiador de la universidad Ben Gurión (Israel). “Como Bolton, Morris habla de un programa iraní de armamento nuclear como de un hecho probado”.
“Tanto Bolton como Morris basan sus ataques en premisas falsas. Los tratos diplomáticos con Irán han sido exitosos en las pocas ocasiones en que se han emprendido. No existe en ningún sitio prueba alguna de que Irán posea actualmente un programa armamentístico nuclear, lo que ha sido subrayado por el informe de diciembre de 2007 de la inteligencia nacional”.