La ciudadana iraní Mahsa Amini murió en un hospital de Teherán el pasado 16 de septiembre, tres días después de que entrara en coma mientras recibía instrucciones sobre las reglas adecuadas de vestimenta en una comisaría de policía en Teherán, la capital.
Mientras tanto el Gobierno como los otros Poderes del Estado iraní; es decir, el Judicial y el Legislativo, han apoyado firmemente las investigaciones en curso para esclarecer las circunstancias que provocaron la muerte de Amini, los medios occidentales han estado realizando una masiva campaña mediática acusando al Gobierno de Irán de violar los derechos de las mujeres.
Mientras, en un ataque terrorista perpetrado el viernes en un centro educativo afgano en Kabul, la capital de Afganistán, al menos 35 personas, la mayoría mujeres, perdieron la vida.
Sin embargo, los medios de comunicación occidentales como la cadena británica BBC, que se autoproclaman defensores de los derechos de las mujeres, mostraron poco interés al tema, y prefieren seguir su cobertura especial de los disturbios y actos vandálicos que ellos mismos promovieron en Irán.
Todo esto demuestra la visión politizada, sesgada y oportunista de estos medios respecto a los derechos humanos, y en particular los derechos de las mujeres.
Esta actitud muestra que los medios de comunicación occidentales no buscan, como dicen, defender a las mujeres iraníes, sino lanzar una guerra mediática a ultranza contra la República Islámica, a través de difundir odio e incitar a más violencia y disturbios para dañar la seguridad y estabilidad en el país persa.
La semana pasada, el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Hosein Amir Abdolahian, denunció el papel de los medios de comunicación extranjeros en los actos violentos registrados en el país persa, aprovechándose del caso de Amini.