Por ejemplo, la ira y la bondad son ambas necesarias y cada una tiene su función. Refiriéndose al Santo Profeta del Islam y sus compañeros en el versículo 29 de Sura Al-Fath, Dios los describe así:
“Muhammad es el Mensajero de Dios. Los que están con él son duros con los incrédulos, pero misericordiosos unos con otros». Entonces, la ira y la amabilidad tienen una función y deben usarse correctamente en el contexto correcto.
Si estudiamos la Sirah del Santo Profeta (Bpd), vemos que además de su amplia misericordia y bondad, también tenía ira cuando era necesario. Por supuesto, es importante tener en cuenta que la ira del Santo Profeta (Bpd) también se ha utilizado de tal manera que conduce a la voluntad de Dios.
La ira que se origina en Nafs (uno mismo, ego) debe ser contenida. Esta es una de las características de los Mutaqin (los piadosos, los temerosos de Dios). Controlan su ira y no la usan cuando no deberían. Lo usan cuando es necesario, por ejemplo, cuando son testigos de injusticias u opresiones. Esta es la ira santa.
Una de las recomendaciones de Dios para sus creyentes seleccionados es controlar su ira. Es decir, uno debe contener y manejar su ira, aunque sea intensa. Esta es una característica del piadoso y, según la promesa de Dios, lo hace digno de la misericordia y el perdón divinos.
Dios dice en los versículos 133 y 134 de Surah Ali Imran:
¡Y apresuraos a obtener el perdón de vuestro Señor y un Jardín tan vasto como los cielos y la tierra, que ha sido preparado para los temerosos de Dios, (133)que dan limosna tanto en la prosperidad como en la adversidad, reprimen la ira, perdonan a los hombres -Dios ama a quienes hacen el bien-, (134)Según la ciencia, también se recomienda controlar la ira y se considera más sabio y más razonable controlar la ira. Por lo general, se toman malas decisiones cuando se está bajo la influencia de la ira.
Cuando está enojado, es probable que se tomen las decisiones más destructivas y sus consecuencias hacen que la persona que actuó bajo la influencia del enojo se arrepienta, pero a menudo ya no hay ni siquiera una forma de revertir las malas decisiones.