Sin lugar a dudas que este 2022 para muchos analistas fue el año que cambió el mundo por la crisis en Ucrania, lo que generó un cambio de paradigma político, económico y de relaciones internacionales en todo el mundo, crisis que continúa con la Rusianofobia, y la ayuda imperialista y sionista, la que generó obviamente un periodo de transición hacia otro orden mundial, geopolíticamente hablando.
A la par que también nos trajo un giro en el acontecer Plurinacional, en lo que compete a América Latina, obviamente con sus luces y sombras, lo vimos con el triunfo y la asunción de Gustavo Petro en Colombia, el que fue candidato del Pacto Histórico el 19 de junio y el que resultó vencedor en la 2da. vuelta presidencial colombiana, asumiendo el mandato el 7 de agosto, destacándose como el primer presidente de izquierda electo en Colombia, junto a su vicepresidenta Francia Márquez, la primera mujer afrodescendiente en llegar al gobierno.
Este hecho marcó un hito hacia la consolidación de una América Latina Plurinacional, el retorno de los gobiernos progresistas con el rechazo a toda política y cultura de la muerte promovida por gobiernos neoliberales, elitistas, porque “Se puede ser en colectivo”, “Los nadies gobiernen”, “Soy porque somos”, ahora podemos “Vivir Sabroso”, porque “Debemos gobernarnos nosotros mismos”; pues es la hora de vivir en dignidad, vivir en armonía con la Madre Tierra, vivir en paz, ya que Vivir Sabroso es vivir con amor, alegría y con derechos. Y esa consigna es la que justamente es planteada desde el Estado Plurinacional de Bolivia, el Vivir Bien el Suma Qamaña, Sumaj Kawsay, Ñandereko, Teko Kavi, como la propuesta de los pueblos, una respuesta alternativa de vida a la modernidad y las múltiples crisis manifestadas por el sistema capitalista que se encuentra en decadencia global. Porque ya lo señalamos Bolivia continúa siendo el paradigma para una América Latina Plurinacional.
Al mismo tiempo, la posesión de Gabriel Boric en Chile, así como la asunción de Xiomara Castro como primera mujer en gobernar Honduras, al igual que el triunfo de Lula da Silva en Brasil, así también como la continuidad de Daniel Ortega en Nicaragua son también muestras al avance de la lucha de los pueblos, de la lucha de los sin voz, porque como lo dijimos otro mundo es posible sin el sometimiento, el colonialismo, la opresión, la violencia, la muerte de los más humildes, de ahí es que “no basta con ser pluralista y humanista, sino que es igual de importante asumirse como antiimperialista” y seguir luchando a favor de la gente humilde.
Porque pese a todo lo positivo, también encontramos sucesos negativos que marcaron este 2022, como el plebiscito del pasado 4 de septiembre, rechazando la Nueva Constitución en Chile, la que buscaba un nuevo mecanismo constituyente para lo Plurinacional, y la que deberá ser planteada nuevamente si es que se quiere de una vez por todas enterrar la actual Constitución chilena que fue implementada en 1980, en plena dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Otro hecho que vemos también negativo para este despertar de los pueblos es el Golpe de Estado propinado por la ultraderecha fascista con el apoyo del imperio y sus huestes a Pedro Castillo en el Perú, el que fue destituido el pasado 7 de diciembre y el que se encuentra detenido en la cárcel como un ruin malhechor, por el solo hecho de ser de origen indígena. Dina Boluarte ex vicepresidente asumió la jefatura de Estado, quedándose en el poder hasta el día de hoy, cobrándose la vida de más de 30 personas, y la que fue denunciada junto a sus ministros ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), por genocidio por Perú Libre, precisamente por los delitos que hasta ahora continúan sumándose, por toda la crisis al que llevó a todo el pueblo peruano.
Tampoco debemos olvidar que el imperialismo ya se manchó sus manos de sangre con la muerte de gente inocente como ocurrió en Bolivia el 2019 con las masacres de Sacaba (trópico de Cochabamba) y Senkata (El Alto) con el asesinato de más de 37 personas en el golpe de Estado contra Evo Morales Ayma, primer presidente indígena, al mismo tiempo debemos recordar que EEUU reconoció a Jeanine Añez como presidenta de Bolivia y ahora reconoce a Dina Boluarte como presidenta del Perú, también EEUU reconoció a Juan Guaidó como presidente de Venezuela, y EEUU reconoció a Michel Temer como presidente de Brasil, el imperio reconoce a quien él quiera; pues continúa su afán de querer apropiarse de los recursos naturales con su política capitalista.
Si bien hoy nos encontramos ante una segunda oleada del progresismo de acuerdo a varios analistas, también estamos con el avance de gobiernos que tienen como perfil el paradigma de lo plurinacional, del Buen Vivir /Vivir Bien como vía alterna a todo proyecto eurocéntrico; al mismo tiempo a la par sino se actúa con la integración de los pueblos, podría traer el regreso de la ultra derecha fascista, la que borrará por completo todo proyecto del despertar de los pueblos, el que recoge la lucha de nuestra identidad, de nuestras costumbres y de lo que somos.
Porque la percepción comunitaria, no individualista únicamente, sino colectiva, es la que prima, la que piensa en los otros, en los humildes, en los desposeídos, porque los pueblos indígenas de Abya Yala en su expresión diversa, desde Alaska hasta la Patagonia, tienen un paradigma único, la vida comunitaria, y al respecto en quechua y en aymara Ayllu, y en guaraní Tenta significan “Comunidad”, y es esa raigambre cultural la que unifica, en un todo plurinacional, intercultural, la que rechaza las acciones del imperialismo y el capitalismo que imponen sanciones económicas a los países que no se someten a sus ideologías, como a Venezuela, Nicaragua, Cuba, Irán, Siria y ahora Rusia, los llamados “Ejes del Mal” y los que organizan golpes de Estado y promueven el fascismo y racismo que atentan contra la soberanía de los pueblos.
Y ese precisamente debe ser el derrotero que nos lleve a la integración de los pueblos en su lucha, en su resistencia, es la única vía para hacer frente a la ambición, a la codicia de los amos y poderosos del mundo que no sólo está llevando a la hambruna, al hambre crónica del planeta, sino a todo lo relacionado con lo más importante que es la espiritualidad, y este 2023 será el de la lucha de los pueblos para no dejar pasar a la ultraderecha fascista, porque “No se puede confiar en el imperialismo ni tantito así, nada”.