El líder holandés del grupo de extrema derecha, Europeos Patrióticos Contra la Islamización de Occidente (PEGIDA) rompió páginas del Sagrado Corán en el segundo incidente anti-Islam en Europa durante la semana pasada.
Edwin Wagensveld arrancó páginas del Sagrado Corán en La Haya, la capital administrativa de los Países Bajos, el domingo antes de publicar un video del movimiento provocativo en Twitter.
Según los informes, la policía local ha emitido el permiso para el acto atroz con la condición de que no queme el libro sagrado.
El video mostró que luego quemó las páginas arrancadas en una sartén.
En octubre pasado, la policía holandesa lo arrestó antes de que tuviera la oportunidad de quemar un Corán durante una manifestación a la que asistió un pequeño grupo de seguidores de Pegida en Róterdam.
Este es el segundo acto islamófobo después de que el activista de extrema derecha danés-sueco Rasmus Paludan quemara una copia del Sagrado Corán frente a la embajada turca en Suecia.
El insulto ha generado mucha condena en todo el mundo del Islam por el perpetrador y también por las autoridades suecas que dieron permiso para el acto atroz diciendo que no debería justificarse como libertad de expresión.
Edwin Wagensveld arrancó páginas del Sagrado Corán en La Haya, la capital administrativa de los Países Bajos, el domingo antes de publicar un video del movimiento provocativo en Twitter.
Según los informes, la policía local ha emitido el permiso para el acto atroz con la condición de que no queme el libro sagrado.
El video mostró que luego quemó las páginas arrancadas en una sartén.
En octubre pasado, la policía holandesa lo arrestó antes de que tuviera la oportunidad de quemar un Corán durante una manifestación a la que asistió un pequeño grupo de seguidores de Pegida en Róterdam.
Este es el segundo acto islamófobo después de que el activista de extrema derecha danés-sueco Rasmus Paludan quemara una copia del Sagrado Corán frente a la embajada turca en Suecia.
El insulto ha generado mucha condena en todo el mundo del Islam por el perpetrador y también por las autoridades suecas que dieron permiso para el acto atroz diciendo que no debería justificarse como libertad de expresión.