Como se puede ver claramente en la historia, los enemigos del Islam han tratado por todos los medios de extinguir la gran y poderosa luz de las Palabras Divinas registradas en el Sagrado Corán, a pesar del incomparable respeto de la religión islámica por el hombre, independientemente de su fe religiosa o su afiliación racial o étnica.
La religión islámica ha sido acusada injustamente por las ideologías materialistas occidentales de violar los derechos humanos y de ignorar los derechos de las minorías religiosas, pese a que en la práctica el Islam en sí es respaldado por los versos coránicos, por las palabras y la conducta del noble Profeta, y de sus doce imames de Ahlul Bayt (P), todo lo cual refuta los malintencionados infundios que buscan desprestigiar el Islam. Las comunidades religiosas no solo siempre han sido respetadas en las leyes islámicas, sino que han disfrutado de libertad de culto y de vida como nunca antes, gracias al Islam.
Se plantea desde el pensamiento islámico, que el Sagrado Corán y las leyes de la Sharia islámica, desde el mismo comienzo de la revelación del Islam, han establecido que elementos como la raza o el color de la piel de ninguna manera representan factores de prevalencia o superioridad para nadie. Como todos saben, el Sagrado Corán en la Sura Hujurat; versículo 13, advierte, categóricamente, todas las formas sutiles y explícitas de un fenómeno tan antiguo como la historia como el racismo:
“Oh hombres, de varón y hembra os hemos creado, y os hemos hecho pueblos y tribus, para que os conocáis unos a otros. Con Allah, el más noble de vosotros es el que más Le teme. En verdad, Allah es sabio, está bien informado”.
En este importantísimo versículo coránico, Dios Altísimo suprime de una vez y por todas, tácitamente, cualquier forma de preferencia racial o étnica, estableciendo un único criterio para medir el verdadero valor de todo ser humano, o sea, la fe en el Dios Uno, Único y Todopoderoso, y no más por el color de la piel, los orígenes étnicos y raciales, y mucho menos, por ser hombre o mujer. Lo que distingue a un hombre de otro es, su conducta recta y su profundo respeto por las leyes divinas.
Como hemos visto al comienzo de la formación de la comunidad islámica y del sistema de gobierno islámico, la religión islámica reconoció, por primera vez en la historia de la humanidad, la igualdad de todos los seres humanos, más allá de todos los demás factores que pueden crear diferencias, pero no superioridades. Para entender mejor este concepto, reportamos un hecho histórico que ocurrió en los primeros años del Islam. Cuando el noble Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él, tan pronto como se declaró la conquista de La Meca, el santo Profeta pidió a Bilal, musulmán afrodescendiente y ex esclavo de los oligarcas de La Meca, que subiera al techo de la K'aba y recitara en voz alta el Adhan, el llamado a la oración colectiva islámica. Por un lado, esta elección asombró a todos, incluso a los compañeros del Profeta, y por otro, sentó las bases de una ley coránica universal: la igualdad racial y étnica para todos. Este evento y el posterior descenso del famoso verso 13 de la Sura Hiyurat, tiene una importancia histórica y social, única y fundamental en la medida en que abole en un tiempo y para siempre las leyes raciales que han perdurado, y aún persisten, en diversas formas de sociedad humana.