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Fuentes : Shafaqna
martes

18 julio 2023

10:50:22
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Exégesis del Corán del Al-Mîzân de Allâmah Sayid Muhammad Husain at-Tabâtabâî, Sura al-Baqarah (Parte 9)

QOM. (ABNA) – Capítulo dos, sura al-Baqarah (La Vaca), doscientos ochenta y seis versículos – Medina


كَيْفَ تَكْفُرُونَ بِاللَّهِ وَكُنتُمْ أَمْوَاتًا فَأَحْيَاكُمْ ثُمَّ يُمِيتُكُمْ ثُمَّ يُحْيِيكُمْ ثُمَّ إِلَيْهِ تُرْجَعُونَ (٢٨).  هُوَ الَّذِي خَلَقَ لَكُم مَّا فِي الأَرْضِ جَمِيعًا ثُمَّ اسْتَوَى إِلَى السَّمَاءِ فَسَوَّىٰهُنَّ سَبْعَ سَمَاوَاتٍ وَهُوَ بِكُلِّ شَيْءٍ عَلِيمٌ (٢٩)

 

¿Cómo podéis no creer en Dios, siendo así que estabais muertos y os dio la vida, que os causará la muerte y os volverá a la vida, después de lo cual seréis devueltos a Él? (28). Él es Quien creó para vosotros cuanto hay en la Tierra. Y subió al cielo e hizo de él siete cielos. Él es omnisciente (29).

 

Comentario General: 

 

La conversación vuelve nuevamente al tópico inicial. El comienzo del capítulo se ocupa de tres categorías en el género humano. Después se dirige a todos ellos (versículos 21 al 27) por medio de la palabra “Hombres”. Ahora estos versículos describen el mismo asunto más detalladamente. Los doce versículos, a partir de aquí, caracterizan la realidad del ser humano, muestran las potencialidades de perfección con la que lo ha dotado Dios, demarcan el amplio campo de su existencia interior, reseñan los distintos estadios —muerte y vida, nuevamente muerte y vida y luego el retorno a Dios— a través de los que pasa en su viaje, explicando que el destino final es Dios. En este contexto, los versículos delinean algunos dones básicos —creativos y legislativos— que Dios le otorga. Dios creó para el ser humano todo lo que hay en la tierra y a él subordinó los cielos. Lo hizo Su delegado sobre la tierra, ordenó a los ángeles que se prosternen ante él, puso al primer hombre en el Jardín, abrió para él la puerta del arrepentimiento y acrecentó su prestigio guiándolo a Su adoración. Con esto como trasfondo, las palabras iniciales, “¿Cómo podéis no creer en Dios?”, sirven para enfatizar la gracia y los dones que Dios concedió a los seres humanos.

 

Comentario:

 

Corán: “¿Cómo podéis no creer en Dios.. después de lo cual seréis devueltos a Él?”: Este versículo es algo similar (no exactamente igual) al que expresa: Dirán: “¡Señor! Nos has hecho morir dos veces y vivir otras dos. Confesamos, pues, nuestros pecados. ¿Hay modo de salir?” (C. 40:11). Se trata de uno de los versículos que prueban la existencia de un “al-barzaj” (البَرْزَخُ, vida, mundo imaginal o período intermedio) entre este mundo y el próximo. Dice que Dios da la muerte dos veces. Primero la muerte que nos transfiere de este mundo. Pero, ¿dónde y cuándo se nos dará la segunda muerte? Dar la muerte presupone una vida anterior. Eso significa que al ser humano se le dará una vida en el período intermedio entre la primera muerte y el Día de la Resurrección. Este argumento es sólido y también ha sido ofrecido en algunas tradiciones.

 

Cuestionamiento: Ambos versículos tienen la misma connotación. Ambos mencionan dos muertes y dos vidas. De acuerdo al versículo 2:28 el estadio antes de la vida en este mundo ha sido llamado la primera muerte. Después viene la primera vida en este mundo, seguida por la segunda muerte que transfiere al ser humano al otro mundo, y finalmente viene la segunda vida el Día de la Resurrección. El otro versículo (40:11) también debería ser interpretado de la misma manera, porque ambos tienen el mismo significado. Es decir, que después de la muerte de este mundo no hay ninguna vida antes del Día de la Resurrección.

 

Respuesta: Es erróneo decir que dos versículos tienen la misma connotación. El 2:28 menciona una muerte, una causa para morir, y dos que dan la vida. Pero el 40:11 habla de dos muertes y dos vidas dadas. Hay un mundo de diferencia entre “muerte” y “causa para morir”. Esta última muestra la existencia de una vida precedente, mientras que la “muerte” se puede usar cabalmente para la ausencia de vida, incluso cuando antes no existiese vida alguna.

 

El versículo 40:11 se refiere a la muerte a continuación de esta vida, después a la vida del período intermedio, luego a la muerte que le sigue y finalmente a la vida del Día de la Resurrección. El versículo 2:28, por otra parte, se refiere primero al estado de no existencia (al decir estabais muertos) antes de venir a este mundo; después menciona esta vida, luego la muerte que Él causa y a continuación la vida del período intermedio. Habrá alguna demora antes de que el ser humano sea retornado a su Señor. La conjunción usada, “zumma” ( ثُمَّ , después), denota alguna demora. Su uso apoya aquí esta explicación porque a posteriori de la vida del período intermedio vendrá nuevamente una muerte y solamente después el hombre retornará a Dios.

 

Relacionado: Exégesis del Corán del Al-Mîzân de Allâmah Sayid Muhammad Husain at-Tabâtabâî, Sura al-Baqarah (Parte 8)

Corán: “estabais muertos y os dio la vida…”: Muestra la realidad del ser humano y su existencia. Que es un ser cambiante, transitando siempre el sendero de la perfección, paso a paso, etapa por etapa. Antes de venir a este mundo estaba muerto. Después Dios le dio vida y vino aquí. Se lo hará morir nuevamente y luego, otra vez, se le dará vida. Dice Dios: “…y ha comenzado la creación del hombre de arcilla. Luego ha establecido su descendencia de una gota de líquido vil. Luego le ha dado forma armoniosa e infundido en él de Su Espíritu…” (C. 32:7-9); “…Luego hicimos de él otra criatura. ¡Bendito sea Dios, el Mejor de los creadores!” (C. 23:14); Dicen: “Cuando nos hayamos vuelto polvo en la tierra, ¿es verdad que seremos objeto de una nueva creación? No, no creen en el encuentro de su Señor”. Di: “El ángel de la muerte, encargado de vosotros, os llamará, y, luego, seréis devueltos a vuestro Señor” (C. 32:10-11); “Os hemos creado de ella (de la tierra) y a ella os devolveremos, para sacaros otra vez de ella” (C. 20:55). Estos versículos serán explicados cuando lleguemos a los mismos. Aquí han sido citados solamente para mostrar que el ser humano es parte de la tierra, que fue creado de ella y desarrollado gradualmente hasta que se convirtió en “otra creación”. Esta “otra creación” proviene del sendero de su perfección. Después el ángel de la muerte aparta completamente a este “individuo” de su cuerpo y el “individuo” retorna a Dios. Este es el sendero que el ser humano tiene que emprender.

 

El decreto divino ha planeado el universo de tal manera, que cada cosa se relaciona a todas las otras. Hay una constante acción y reacción entre cada cosa y el resto de la creación. El ser humano influencia y es influenciado por todo lo que existe en la tierra y en los cielos, por el mundo animal y vegetal, por los minerales, el agua, el aire; en resumen, por toda creación de la naturaleza. El hecho es que el campo de las actividades del ser humano es muy grande, mucho más grande que el de cualquier otra cosa. Como resultado del singular don dado por Dios de pensar y razonar, además de influenciar a las otras criaturas, las maneja, las ordena y reordena, las manipula, las destruye, las mejora y perfecciona, en una escala desconocida al exterior de su ámbito. Toda criatura está bajo su dominio. A veces imita a la naturaleza creando elementos sintéticos para sus necesidades; otras veces pone a determinadas fuerzas de la naturaleza contra otras. En resumen, obtiene por todos los medios posibles cuanto quiere de lo que sea que quiera, dentro de sus capacidades. Además el paso del tiempo ha fortalecido su accionar, le ha hecho adquirir un discernimiento más profundo de cómo obra la naturaleza y le permite manipular los sistemas cada vez con mayor efectividad. Es así que Dios puede establecer la realidad por medio de Sus palabras, y así la verdad de Su manifestación se puede ver aún más claramente: “Y ha sujetado a vuestro servicio lo que hay en los cielos y en la tierra. Todo procede de Él” (C. 45:13). El versículo siguiente al que estamos discutiendo, es decir, 2:29, comunica la misma realidad: “Él es Quien creó para vosotros cuando hay en la tierra. Y subió al cielo e hizo de él siete cielos”. El contexto —la descripción de los dones que Dios concedió al ser humano— muestra que fue para beneficio de este que Dios se dirigió al cielo y le hizo siete cielos. (¡Reflexionemos sobre este punto!).

 

Lo dicho marca el camino que tiene que recorrer el ser humano en su viaje por la existencia y la impronta de sus actividades en el universo. Muestra de dónde parte y cuál es su destino final.

 

La vida del ser humano en este mundo se origina en la naturaleza, como lo confirma el Corán. Pero este Libro también declara que dicha vida emana de Dios: “…Ya te he creado antes cuando no eras nada” (C. 19:9); “Él crea y recrea” (C. 85:13). El ser humano es una criatura que crece mimada en el regazo de la creación, se nutre del pecho de la producción (de alimentos, etc.) y se relaciona en ese nivel con la naturaleza sin vida. Pero a nivel de su origen, se relaciona con la orden de Dios, con Su autoridad: “Su orden, cuando quiere algo, se reduce a decirle (a ese algo) “¡Sé!” Y es” (C. 36:82); “Cuando queremos algo, Nos basta decirle: “¡Sé!”, y es” (C. 16:40).

 

Esto en cuanto a la génesis. Respecto al viaje de retorno, el sendero se divide en dos: el de la felicidad y el de la infelicidad.

 

El primero es la ruta más corta y conduce al ser humano a las sublimes elevaciones espirituales. Mantiene enhiesto su estatus y exalta su rango hasta ponerlo en la cercanía divina. El sendero de infelicidad, por otra parte, es una ruta más larga que lo mantiene degradado y envilecido, ubicándolo en lo más bajo de lo más bajo, hasta que alcanza la presencia divina. “Pero Dios le tiene a Su merced” (C. 85:20). Este tema ha sido explicado completamente con el versículo 1:6, “Guíanos por la vía recta”.

 

El conjunto de lo dicho fue una corta descripción del sendero del ser humano. Los detalles acerca de su vida en este mundo, así como antes y después de estar aquí, se darán en los lugares correspondientes. El versículo en discusión no se ocupa de esas particularidades. Solamente hace una rápida referencia en tanto tiene alguna conexión con la guía y el descarrío, la felicidad y la infelicidad.

 

“…e hizo de él siete cielos”: Acerca de los cielos escribiremos en el capítulo 32 (La Adoración), Dios mediante.