Los estímulos están ahí para que las personas se sientan motivadas a hacer algo y las advertencias para que teman las consecuencias de no hacer lo que deben hacer o de no evitar lo que deben evitar.
Estos dos, es decir, los estímulos y las advertencias, deben unirse. Si sólo existe Bisharat, es el camino del judaísmo en el que no hay advertencia.
Por otro lado, si sólo hubiera advertencia, la gente temería tanto que se vería incapaz.