Esto es según el Huyyatul Islam Hadi Abbasi Jorasani hablando en una sesión sobre la interpretación de Surah Al-Baqarah. A continuación se presentan algunos extractos de sus comentarios durante la sesión:
Dios dice en los versículos 238 y 239 de Surah Al-Baqarah:
¡Observad las azalás -sobre todo. la azalá intermedia- y estad con devoción ante Dios! (238)Si teméis algún peligro, de pie o montados. Y, cuando estéis en seguridad, ¡recordad a Dios... cómo os enseño lo que no sabíais...! (239) La relación entre estos versículos y los anteriores es que si preservamos nuestras oraciones, estaremos a salvo de muchos daños, incluido el daño a nuestra familia.
El Imam Sadiq (P) dijo en un Hadiz que las oraciones diarias son como una fuente de agua limpia directamente en tu casa, que elimina, cinco veces al día, la suciedad que se deposita en tu cuerpo y alma.
Otro punto es que la oración diaria es un wayib (acto obligatorio) que no puede abandonarse bajo ninguna condición.
La importancia de la oración es tal que, según algunos hadices, si alguien rechaza la oración, equivale a irtidad (convertirse en kafir y no creyente). Por supuesto que a veces abandonar a Salah es por negligencia y, aunque es una pena, no significa irtidad.
El versículo 239 ordena el Salah de Jawf (miedo). Es la oración que dicen los combatientes en el campo de batalla cuando temen que el enemigo pueda atacar. El Islam dice que en tales condiciones uno puede rezar incluso si está montando a caballo o incluso cuando se está ahogando.
En el siguiente versículo (versículo 240), se menciona una ley sobre la familia:
Los casados, al morir, dejan a su viuda un legado que consiste en un año de manutención y que no sean obligadas a abandonar el domicilio conyugal; pero si lo abandonaran antes, no serán reprochados de lo que ellas dispongan hacer consigo mismas [rehaciendo sus vidas siempre que sea] de manera correcta. Dios es Poderoso, Sabio.(240)
En el pasado había tradiciones y costumbres que eran injustas para las mujeres. Por ejemplo, cuando un hombre moría, su esposa era enterrada con él, o no se le permitía volver a casarse, o algunas veces mantenían a las mujeres en casa y no le permitían salir de casa. El Islam abolió todos estos.