Dios dice en el versículo 62 de la Surah Al-Baqarah: "Quienes creyeron, los judíos, los cristianos y los sabeos que hayan tenido fe en Dios, en el Día del Juicio Final y hayan obrado correctamente, obtendrán su recompensa junto a su Señor, y no temerán ni se entristecerán."
El versículo dice que aquellos que aceptan el Islam con palabras, tienen fe en el corazón y hacen buenas obras logran la salvación, pero si la fe es sólo de palabras, no obtendrán recompensa en el más allá.
También se mencionan otros aspectos sobre este versículo. Sheij Tusi dice que los verdaderos creyentes en el Islam, así como los judíos, cristianos y sabeos que tengan verdadera fe y hagan buenas obras, alcanzarán la salvación.
En nuestra opinión, la fe debe ser primero de palabras y la segunda fe debe ser la fe verdadera (de corazón). Con base en este punto de vista, si los judíos, cristianos y sabeos que tienen verdadera fe y actúan con rectitud alcanzarán la salvación. Básicamente, las buenas obras son señal de fe en el corazón y significan fe verdadera. En este aspecto, no hay diferencia entre los fieles entre musulmanes y otras religiones, antes de la llegada del Islam, por supuesto.
Sheij Tusi dice que el Shaan Nuzul (condiciones de la revelación) del verso se refiere a Salman Farsi y sus compañeros cristianos, quienes serán recompensados tanto por la fe en su religión anterior como por la fe en el Islam.
Según un hadiz sobre este versículo, los creyentes son aquellos que tienen fe en Dios y en todo lo que tienen fe que es wayib (obligatorio), como la profecía (así como la wilayah del Imam Ali (P) y su familia).
El resto del Hadiz dice que el Imam Ali (P) miró a un hombre que estaba visiblemente asustado y le preguntó por qué parecía asustado. El hombre dijo que tenía miedo de Dios. El Imam Ali (P) dijo: “¡Siervo de Dios! ¡Tened miedo de vuestros pecados y temed a la Justicia Divina al juzgar vuestras fechorías contra Sus fieles! Obedece a Dios y cumple con tus obligaciones, no desobedezcas. Por tanto, no temáis a Dios porque Él no hace injusticia a nadie y no castiga más allá de lo que uno merece."
Por lo tanto, nadie debe temer a Dios, sino que debemos temernos a nosotros mismos para no sentirnos agobiados por el resultado de nuestras acciones indecorosas. Dios es bondad absoluta y justicia absoluta y nunca hace injusticia a nadie.