Algunas creencias coránicas desempeñan un papel vital a la hora de animar a las personas a tener disciplina con respecto a sus emociones. De hecho, estas creencias y enseñanzas pueden formar la base para formar un sistema de disciplina emocional.
Una de estas enseñanzas, por ejemplo, se refiere al hecho de que esperamos un resultado de un fenómeno pero en realidad podría suceder lo contrario. El Corán dice en el versículo 216 de la Sura Al-Baqarah: “Puede que no te guste algo que, de hecho, es para tu bien y algo que puedes amar, de hecho, puede ser malo. Dios lo sabe, pero tú no lo sabes".
Este versículo nos enseña a abandonar cualquier tipo de opinión o deseo dogmático y nos da una visión más amplia y tolerancia para enfrentar ideas que contradicen nuestras opiniones y aceptar dificultades en el camino para conseguir lo que queremos. Esta capacidad nos aporta una calma y tranquilidad especial y nos facilita el control de nuestras emociones.
Además, comprender que todo está bajo el control de Dios y depende de su voluntad nos da calma y paz. Refiriéndose a la historia del profeta Lut (P), el Corán dice en el versículo 33 de la Sura Al-Ankabut: “Y cuando nuestros mensajeros llegaron a Lut, él se turbó y se angustió a causa de ellos. Pero ellos dijeron: "No temáis ni estéis tristes". Seguramente te salvaremos a ti y a tu familia…” Los ángeles enviados por Dios le dicen a Lot (P) que no debe alterarse ni tener miedo.
Este versículo muestra claramente que no hay otra ayuda que Dios y quienes no creen en esto están constantemente en temor, preocupación y enojo por lo que sucede en la vida. Sólo cuando se someta a Dios y busque su ayuda para luchar por sus objetivos, la calma y la paz volverán a él.