El Imam Sâdiq (a.s.) enseñaba la Ciencia Divina con un método realmente maravilloso. Todos los días, al final de sus concurridas clases, recibía a los intelectuales y científicos disidentes, escuchaba sus opiniones y críticas y las respondía. A veces, los debates se prolongaban y la hora del almuerzo pasaba sin que hubiera podido regresar a su casa. En esas ocasiones, solía enviar a una persona para que le comprase un pan, comía un pequeño trozo del mismo y continuaba sus debates. Pedía a los alumnos que no hicieran preguntas hasta que la clase no hubiera terminado y les decía que, una vez terminada, podrían preguntar lo que desearan. Generalmente, las clases terminaban al llegar el tiempo de la oración del mediodía. Entonces, el Imam (a.s.) después de rezar, se retiraba a su casa.
Un día, un hombre llamado Abu Shâkir, una vez que el Imam (a.s.) hubo terminado su oración, le dijo: "¿Me permite que le haga algunas preguntas?" a lo que el Imam (a.s.) respondió afirmativamente.
- ¿Por qué engaña a sus alumnos y oyentes con esos cuentos? - interrogó Abu Shâkir
- ¿Qué cuentos? -preguntó el Imam.
- Lo que usted cuenta no son más que mitos - afirmó Abu Shâkir- y con ellas pretende usted forzar a la gente a aceptar la existencia de lo que no existe.
Continuó Abu Shâkir: - cualquier cosa existente puede percibirse por medio de uno de los cinco sentidos. Teniendo esto en cuenta, llegamos a la conclusión de que Dios no existe, ya que no podemos percibirlo con ninguno de ellos. Posiblemente, usted diga que Dios puede percibirse con los sentidos interiores, pero esto tampoco es correcto, ya que el uso de los sentidos interiores está en relación y correspondencia con los sentidos externos. Si usted puede imaginarse algo ¿No es acaso debido a que esa imaginación participa de alguno de los sentidos externos? Cuando se imagina la figura de un amigo ausente, es gracias a que posee usted el sentido de la vista. Si no hubiera podido verlo previamente, no habría podido imaginarlo después. Si no lo hubiera escuchado, no podría recordar su voz. Si no dispusiera del sentido del tacto, no podría recordar la calidad de su piel cuando tomó su mano. Así pues, todos los sentidos interiores están relacionados con los sentidos externos y cuando éstos no existen, no se puede percibir nada. Por tanto, no puedo aceptar que me diga que a Dios se le percibe con los sentidos interiores, Posiblemente, usted diga entonces que percibo a Dios con la razón, no con los cinco sentidos manifiestos ni con los sentidos internos, pero esto tampoco es correcto, ya que la razón no puede percibir nada sin los cinco sentidos. Aceptaré que puedo percibir a Dios por medio de la razón, si puede confirmar la existencia de algo sin la ayuda de ningún sentido. El Dios al que usted invita a la gente, no es más que el producto de la imaginación. Usted imaginó un ser con ciertas características y, para que su influencia entre la gente se mantenga, no lo enseña a nadie, diciendo que El no puede ser visto, que no nació de una madre y que tampoco nadie ha nacido de Él.
Su Dios, al que no se puede ver -prosiguió Abu Shâkir- es como el ídolo enmascarado de los hindúes. En la India existe un ídolo, al que los sacerdotes mantienen oculto tras una cortina y al que nadie puede ver. Los sacerdotes que lo cuidan, dicen a los hindúes que este ídolo no se exhibe jamás a la gente porque ésta moriría si lo contemplase. Igualmente, usted dice que este mundo fue creado por Dios, pero que a ese Dios nadie puede verlo ni oírlo, solo una persona a la que usted llama profeta es capaz de oírlo.
Surgimiento accidental de la existencia
Pero yo digo que el mundo no lo creó nadie y que existe por sí mismo desde siempre ¿Acaso alguien crea las hierbas del desierto? ¿Acaso alguien crea las hormigas y los mosquitos? ¿Acaso no existen por sí mismos? Usted no me engaña con lo que dice y no acepto su fábula sobre el Dios que no se puede oír ni ver. Yo adoraré a un Dios que pueda ver con mis ojos y escuchar con mis oídos y, si no tiene voz, que pueda tocar con mis manos ¿Por qué desvía a la gente con esas fábulas y no les permite que adoren la realidad en lugar de la fantasía? Nosotros somos los creadores, no Dios. Con mis manos moldeo mi dios y lo creo y usted crea su Dios con la imaginación.
El Imam (a.s.) permaneció callado todo el tiempo que Abu Shâkir estuvo hablando. Sus alumnos, presentes en la conversación, quisieron intervenir en dos o tres oportunidades para decir algo, pero el Imam (a.s.) les hizo señas de que se mantuviesen callados y quietos. Cuando Abu Shâkir terminó de hablar, el Imam (a.s.) permaneció unos segundos en silencio, esperando por si quería añadir algo, luego preguntó:
¿Terminó su exposición?
- Sólo quería añadir que usted ha inventado toda esta historia de un Dios invisible para obtener poder, riqueza y opulencia. No tengo nada más que decir.
La respuesta del Imam Sâdiq (la paz sea con él)
- Ahora que terminó de hablar, responderé a sus críticas, pero comenzaré respondiendo a la última de ellas.
Dijo usted que yo invito a la gente a adorar a Dios para, mediante ese engaño, obtener poder, vivir en la opulencia y disponer de riquezas con fines perversos. Si mi vida fuese como la de los califas, lo que me dice sería correcto y no una calumnia, pero, usted mismo ha visto mi comida diaria; un simple trozo de pan. Le invito a que venga a mi casa esta noche, para que vea lo que como allí y los muebles que poseo. Si quisiera acumular dinero, para vivir en la opulencia y en la facilidad material, como usted dice, no necesitaría ponerme a enseñar cómo adorar a Dios, podría ser rico dedicándome a la alquimia o al comercio, ya que conozco los demás países mejor que el resto de los comerciantes. Sé qué tipo de mercancías se producen en cada lugar y qué es lo que se puede llevar de un lugar a otro para obtener mayores beneficios. Pregunte a los comerciantes de aquí qué mercancías se producen en Isfahán, Arsum o Liliki, que puedan importarse con beneficios. No creo que sepan responderle, porque los comerciantes de aquí conocen solamente los productos de Sham (Siria), Misr (Egipto) y al-Yazirah (Arabia), pero ignoran los productos que podrían importar de otros países y que les proporcionarían grandes beneficios comerciales. También sé por qué caminos traerlos, para reducir los gastos de transporte.
Usted dijo que, al fomentar la adoración de Dios, tengo intención de engañar a la gente, para hacerme rico. Le responderé diciendo que, desde el día que comencé a enseñar a la gente la manera de adorar a Dios hasta la fecha, nunca recibí de la gente más que pequeños regalos, que consisten en fruta y cosas semejantes...
Reconocerá usted que una persona no dedica toda su vida a la enseñanza, para recibir a cambio unos pocos dátiles y granadas cada año.
Escuché que su padre vendía perlas, así que es posible que usted haya conocido las perlas cuando era niño. Yo conozco los distintos tipos de joyas y el valor de todas ellas. Si quisiera acumular dinero no tendría necesidad de hacerlo enseñando cómo adorar a Dios, podría hacerlo vendiendo joyas. ¿Sabe usted cuántos tipos de esmeraldas existen?
- No.
- ¿Sabe usted cuántos tipos de rubíes existen?
- No.
- ¿Sabe usted cuántos tipos de diamantes existen y de qué colores?
- No.
- Yo, en cambio, conozco todos los tipos de esas joyas y los precios de cada una de ellas, a pesar de que no trabajo en joyería. ¿Sabe usted por qué brilla el diamante?
- No. Ni mi padre ni yo éramos vendedores de diamantes, para saberlo.
- El brillo del diamante se debe a que está pulido ¿Sabe usted de dónde se obtiene el diamante?
- No.
- Se obtiene de los ríos, riachuelos y arroyos. Le cuento todo esto, para que sepa que si quisiera ser rico, lo conseguiría por medio de la joyería o de otras formas.
“Respondiendo a otra parte de sus críticas, me referiré al fundamento de las mismas. Dijo usted que yo cuento mitos, invitando a la gente a adorar a un Dios que no se puede ver. Usted, que niega la existencia de un Dios invisible ¿Puede acaso ver lo que hay en su propio interior?”
- No.
- Si pudiera usted ver su propio interior, no diría que la creencia en Dios es un mito por que no Le puede ver.
- ¿Qué relación tiene ver el interior de uno mismo con adorar a Dios, que no existe?
- Usted dice que no existe lo que no se puede ver, oír, tocar, oler o gustar. Y como para usted no existe, no acepta adorarlo.
- Sí, así es.
- ¿Acaso escucha usted el sonido de su sangre moviéndose en el cuerpo?, preguntó el Imam.
- No, contestó.
- ¿Acaso se mueve la sangre dentro del cuerpo?”
- Sí
¿Puede percibir el olor de la sangre que circula por su cuerpo?
- No.
- Cada pocos minutos, la sangre pasa una vez por todos los puntos del cuerpo y, si ese movimiento se detuviese, uno moriría en pocos instantes.
- No puedo aceptar el movimiento de la sangre en el cuerpo.
- Lo que le impide aceptarlo, es la ignorancia. Esa misma ignorancia es la que le impide aceptar la existencia de un Dios uno y único.
La actividad de las células vivas
"¿Sabía usted que Dios ha creado seres que puso en su cuerpo para que trabajen? ¿Y sabe que usted vive gracias al trabajo de esos seres?”
- No.
- Como usted solamente cree en lo que ve, no puede creer en esos seres trabajando en su cuerpo. Si estudia, o si es usted científico, sabrá que hay tantos de esos seres vivos (las células) que su número es superior al de los granos de arena del desierto. Esas criaturas nacen, crecen, se reproducen en el cuerpo y, pasado un tiempo, dejan de trabajar y mueren. Pero usted no puede ver nada de esto. No escucha sus voces, no puede tocarlas ni tampoco olerlas o gustarlas. Nacen, crecen, se reproducen y mueren, para que usted viva.
Usted cree que es su carácter de intelectual lo que le lleva a negar la existencia de esos seres, aunque, en realidad, la negación surge de la ignorancia y de la falta de entendimiento. Si se conociera a sí mismo y conociera lo que está pasando con su ser, no diría que, puesto que no puede ver a Dios, no acepta su existencia, o que la existencia de Dios, Uno e Invisible, es un mito.
El movimiento del átomo en el interior de la piedra
- ¿Ve usted esa piedra que ha sido colocada en la base del pórtico? Usted se imagina que esa piedra es sólida y que no se mueve, porque sus ojos no pueden ver el movimiento que la piedra tiene en su interior. Así que usted llamará fabulador y no creerá a cualquiera que le diga que en esa piedra hay tal movimiento que, comparado con el movimiento de todos los que estamos aquí, es como si estuviéramos completamente inmóviles. Y usted se representa a sí mismo como una persona cuerda e intelectual. Cuando en realidad, por su ignorancia, no puede percibir el movimiento dentro de la piedra. Puede que llegue un día, cuando la ciencia se desarrolle, en que la gente podrá ver el movimiento que existe en la piedra.
La anulación de la hipótesis del surgimiento accidental de los seres vivos
- ¡Oh, Abu Shâkir! Usted dice que todo lo que existió, existe y existirá en el mundo, llegó a ser por pura casualidad y que no tiene creador, por ejemplo, las hierbas salvajes. Pero no pensó que, mientras las condiciones para brotar no estén dadas y las semillas no estén ahí, éstas no brotarán. Si usted fuera una persona de estudios o con preparación científica, sabría que la razón no acepta que un fenómeno se produzca de forma casual, sino que necesita de un creador u originador; ya se trate de un fenómeno mineral, vegetal o animal... Si fuese científico, sabría que entre las personas sabias y prudentes de las diversas doctrinas, no existe una sola que no crea en la existencia de un Creador. Aparentemente lo que hizo que algunos lleguen a la conclusión de que algunos sabios y científicos no creen en Dios es que éstos han denominado al origen de la creación con otro nombre, diferente al de Dios, pero en realidad, inclusive las personas que niegan totalmente a Dios en su estudio, creen que las cosas tienen un origen y no pueden negar esa creencia.
La negación de Dios proviene de la ignorancia
- La negación del Creador es el resultado de la ignorancia, no de la sabiduría. Si la persona cuerda observa unos segundos el funcionamiento del cuerpo humano, entiende que el sistema que encierra, perfecto y continuo, posee un ordenador.
¡Oh, Abu Shâkir! Usted me dijo que cada uno de nosotros creamos a nuestro dios. La única diferencia es que usted construye el suyo de madera o de piedra y yo construyo el mío con el pensamiento, pero entre mi Dios y su dios hay una gran diferencia, ya que, hasta que usted no lo construyó de madera, su dios no existía, pero mi Dios existía antes de que yo operase con mi pensamiento. Yo no saqué a Dios de mi pensamiento, porque Él ya existía antes de que yo pensase. Lo que hice y hago es utilizar mi facultad mental para conocer mejor a Dios y para comprender mejor Su grandeza.
Cuando va al desierto y ve una gran montaña y trata de conocerla mejor ¿Dice usted acaso que la creó con sus manos o mediante su pensamiento? La montaña existía antes de que usted naciera y seguirá existiendo después de que usted muera, lo único que puede hacer es tratar de conocerla mejor. Ese conocimiento, incluso, está limitado por su grado de inteligencia. No puede llegar a conocerla bien y a fondo, porque su intelecto no es lo suficientemente amplio como para llegar al origen de la creación de aquella, ni para saber cuándo dejará de existir. Ni siquiera sabe de qué materiales está compuesta, qué minerales esconde en sus entrañas y los beneficios que ellos poseen para el hombre. Si usted conociese ese pedazo de piedra en el que esculpe su ídolo, no negaría con tanta facilidad la existencia de Dios, no diría que yo he creado mi propio Dios con el pensamiento. Como no conoce la piedra, imagina que ésta obedece a sus manos y puede esculpirla como guste. Si la piedra acepta que se la esculpa es porque Dios la ha creado de un líquido especial y apropiado para esta acción, de otro modo, la piedra se rompería en sus manos así como el vidrio.
- ¿Acaso la piedra se ha creado de un líquido? - Abu Shâkir comenzó a reír a carcajadas, de manera que uno de los discípulos del Imam quiso pegarle, pero el Imam no se lo permitió, diciéndole:
- Déjalo que se ría.
- Me río porque usted dice que la piedra con su dureza se ha hecho a partir de agua.
- No he dicho que se ha hecho a partir de agua, dije que en un principio la piedra era líquida.
- ¿Hay diferencia entre el agua y el líquido? El agua es líquida.
- Existen cosas líquidas que no son agua - respondió el Imam con paciencia- O, que si tienen agua, están mezcladas con otras cosas... La piedra fue líquida al principio y, sin ser agua, corría como el agua y poseía una alta temperatura. Por el poder divino, el calor de esa masa líquida se fue reduciendo poco a poco y se fue enfriando, hasta que tomó la forma sólida que ahora posee... Si llegase a tener nuevamente una temperatura muy elevada, cambiaría su estado y volvería a ser líquida.
¿Acaso Dios se encuentra, también, dentro de los seres?
- ¿Acaso Dios Invisible y Único está dentro de la piedra?
- Está dentro de todas las cosas, en todas partes.
- Mi razón no acepta que algo que no se puede ver esté en todas partes.
- ¿Acaso su razón no acepta que el aire, que no se puede ver, esté en todas partes?[1]
- Sí, pues aunque no pueda verlo, puedo sentirlo cuando sopla y me golpea, pero a su Dios no puedo sentirlo.
- ¿Acaso puede sentir el aire cuando no hay viento?
- No.
- Entonces acepta que lo que no ve y no siente pueda estar en todas partes. También Dios es así. Es decir, no se le puede ver pero está en todas partes. Pero esto que le digo es solamente a modo de ejemplo, porque entre el aire, que es algo simple y creado, y la esencia de Dios Creador, no hay ninguna semejanza.
El rol de la adoración a Dios en la vida del ser humano
Después de hablar un poco más sobre el tema, el Imam derivó la conversación hacia el tema del papel que cumple la adoración a Dios en la vida humana, y dijo:
- Ahora bien, la persona que no adora a Dios en esta vida es como la persona que pierde los sentidos de la vista, el oído y el tacto. No sabe a dónde va, que hace, en que se apoya; porque el mundo sin Dios es un cuerpo sin alma, sin sentido, sin objetivo. El adorar a Dios es tan necesario en la vida, que inclusive lo vemos presente en la de los animales que también necesitan de la adoración al Creador. Si entendiéramos el lenguaje de los animales percibiríamos esa adoración que ellos realizan.
La adoración de los seres vivos del mundo vegetal y animal
“No digo con ello que los animales procedan como nosotros en la adoración a Dios, pero, sin lugar a dudas, obedecen las reglas establecidas por un creador.
¡Oh, Abu Shâkir! Incluso las plantas reconocen a Dios y, con su inteligencia vegetal, obedecen los mandatos divinos. En caso contrario, no podrían tener una vida ordenada. Entre las 150 clases de plantas existentes, y en los grupos y subgrupos en que éstas se dividen, no podrá usted encontrar una sola de vida desordenada... Sé que no puede aceptar lo que digo, o quizás no puede entenderlo, porque para percibir algunos asuntos, es necesario, al menos, tener una introducción al conocimiento de la ciencia en cuestión, para no ser totalmente ignorante del tema y poder entenderlo.”
Adoración de los seres inorgánicos
“Además, digo que, no solamente los animales y las plantas adoran a Dios, con su inteligencia animal o vegetal, sino que, incluso los seres inorgánicos hacen lo mismo. Si no fuese así, se destruirían, se pulverizarían y se dispersarían en partículas separadas. Esa luz que vemos, cuyo origen está en el Sol, también adora a Dios, porque obedece las reglas y normas que Dios estableció para ella. Su obediencia es tan correcta y ordenada que se produce de la unión de dos factores opuestos y complementarios.[2] Ninguno de ellos por separado posee brillo o luz, pero, cuando ambos se juntan, se produce la luz. Si Dios descuidase, solamente por un instante, la administración de los asuntos del mundo y de lo que hay en él, éste desaparecería, pasaría a ser otra cosa. Pero Dios no descuidará nunca los asuntos del mundo, porque el mundo se administra sobre bases y normas establecidas, eternas. La sabiduría absoluta de Dios es la causa de que cada norma establecida sea eterna. Además, todas esas normas son para beneficio y conveniencia de los seres creados, sin excepción.”
- Una de esas normas, aunque a los ojos de las personas ignorantes parezca un inconveniente, es la muerte. La muerte de los hombres también está basada en el beneficio, pues de no existir, la raza humana se exterminaría. Los científicos que, antiguamente, buscaban terminar con la muerte, se equivocaban y aconsejo a los científicos en el futuro, no busquen eliminar la muerte.[3]
¡Oh, Abu Shâkir! Suponga por unos instantes que no existe muerte natural y que el ser humano sabe que vivirá eternamente. Los opresores intentarían apoderarse de los bienes de los demás, para poseer eternamente riquezas en esa vida ilimitada y, cuando lo oprimidos se levantasen para luchar contra ellos, los aniquilarían. Como ser poderoso es algo relativo, los más poderosos aniquilarían a los menos poderosos, después buscarán guerras con los poderosos de un nivel inferior, y luego lucharan con los poderosos de un mismo nivel hasta que finalmente quedará el más fuerte o hábil. Suponga también que esa persona es inmortal y vive hasta el final del mundo y la humanidad se extingue...
En caso de que la especie humana no desapareciera al no existir la muerte, en un breve lapso de tiempo, quizás no más de unos cientos de años, el número de seres humanos aumentaría tanto que, no sólo se comerían a los animales, sino que, para librarse del hambre, se comerían a sus semejantes.
- Sus palabras sobre la muerte me han aturdido.
- ¿Por qué?
- De sus palabras se deduce que debemos suicidarnos rápidamente, porque a Dios le conviene que el ser humano se muera. Así que cuanto más rápido lo hagamos mejor.
- No. Quien se suicida actúa contra la ley divina, porque Dios nos ha ordenado que cuidemos nuestra vida, y una manera de hacerlo es no excediéndonos en el comer y el beber. Quien come y bebe mucho, no completará el período de vida normal del ser humano. Por eso, mi abuelo (Bendiciones y paz sobre él y su familia) dijo: "No hagan de sus estómagos cementerios de animales.
- ¿Qué quiso decir con eso?
- Significa que no deberíamos comer tanta carne.
- A mí me gusta la carne y no puedo evitar comerla.
- No he dicho que no coma carne, sino que no coma en exceso.
- ¿Por qué?
- Porque comer demasiada carne es la causa de muerte repentina en muchas personas.
- Es la primera vez que escucho eso.
- No digo que comer carne sea causa de muerte repentina, sino que, a algunas personas, comer carne en exceso les causa una muerte súbita. Es posible que alguien coma mucha carne sin que muera repentinamente.
- ¿Cómo definiría usted la muerte repentina?
- Aparentemente la persona está sana, pero en realidad está enferma, y de repente se desmaya y muere súbitamente.
- ¿Es posible que una persona esté aparentemente sana pero que, en realidad, esté enferma?
- Sí. Hay personas que están realmente enfermas y no se sienten enfermas o no perciben los síntomas o efectos de su enfermedad.
- No puedo aceptar que el hombre, sin estar aparentemente enfermo, muera repentinamente. Es posible que muera en la guerra o en una pelea o accidente.
- Tú hasta que no ves algo no aceptas su existencia y como hasta ahora no has visto a nadie morir repentinamente, sin presentar síntomas de enfermedad previamente, no aceptas que eso pueda suceder. Pues debes saber que existen tres formas de muerte repentina, una se origina en el cerebro, la otra en el corazón y la tercera en la sangre.
- ¿Por qué el cerebro, el corazón y la sangre nos matan repentinamente?
- Todo tipo de muerte súbita se produce en su última etapa por la viscosidad de la sangre, algo que, a su vez, es el producto de comer demasiada carne u otros elementos que dan fuerza y energía. Después de que la sangre se torna viscosa, las causas de la muerte repentina aparecen en el cerebro, en el corazón o en la misma sangre y aniquilan al ser humano. Entre las tribus árabes que viven en el desierto, no se ha visto que alguien fallezca repentinamente, debido a que ellos comen poca carne y pocos alimentos como los previamente descriptos , e incluso, algunas tribus, no comen carne más que una vez al año, en Meca, cuando hacen la peregrinación…
¿Cuántas personas conoce usted en Medina que hayan llegado a los cien años?
- No conozco a ninguna que haya llegado a esa edad.
- En esta misma ciudad, cuando la gente no comía tanta carne no eran pocos los hombres y mujeres que alcanzaban los cien años... pero ahora mismo si visita usted a los alrededores de Medina, donde viven las tribus beduinas, observará que hay entre ellos hombres y mujeres que alcanzan esa edad.
La viscosidad de la sangre es la causa de la muerte súbita en algunas personas y es la causa del envejecimiento prematuro de la mayoría y de que les llegue la muerte antes de que termine su ciclo vital natural.
- ¿Cual es el factor que ocasiona la muerte?
- Dos cosas causan la muerte: 1- (Enfermedades) Como he dicho, unas son aquellas que provocan el paro cardíaco en las personas, aunque se creían sanas. 2- (la vejez) Aunque el hombre sea sano, finalmente morirá. Hipócrates, uno de los médicos de la Grecia antigua, creía que la vejez era una enfermedad y que, cuando se encontrase el remedio contra ella, el ser humano ya no moriría.
- Pero nuestros médicos no pueden curar esa enfermedad.
- No, y no creo que puedan curarla nunca.
- ¿Cómo sabe usted que la enfermedad de la vejez es incurable?
- Porque la muerte es un deseo de Dios, Quien la ha creado con su Poder y Prudencia.
- Entonces, ¿Qué hay de cierto en eso que dicen de que algunos profetas de antiguas épocas tienen vida eterna y viven aún hoy día?
- No crea usted esas cosas. Hasta ahora no ha existido en el mundo un ser humano que no haya muerto o, si está vivo, morirá. Lo que le contaron no son más que mitos…”(se refiere a la eternidad del ser humano sin una muerte antes del día del juicio final, sin negar que un profeta puede tener una vida sorprendentemente larga, siempre y cuando muera antes del juicio final).
- Supongo que cuando crea en su Dios invisible, aceptaré también la profecía de vuestro Mensajero, pero aunque no tenga fe en vuestro Profeta, he escuchado algunas partes de vuestro Corán y quiero decirle que la última parte de lo que usted ha dicho, relativo a que comer demasiada carne espesa la sangre y eso causa la muerte repentina, está en contradicción con él ¿No es cierto que usted cree en el Corán?
- Sí, y lo reconozco como la palabra de Dios.
- Entonces ¿Por qué habla usted en contra de la palabra de Dios?
- ¿Qué he dicho que esté contra la palabra de Dios?
- He escuchado que Dios ha dicho que cada cual morirá en el momento que Dios ha determinado para él, sin que se adelante o atrase una sola hora.
- Efectivamente, esa es la palabra de Dios y está en el Corán.
- Pero ¿No dijo usted que todo el que come demasiada carne y alimentos que provocan mucha energía muere antes de que llegue su momento?”
- Sí.
- Por tanto, sus palabras van en contra de la palabra de Dios.
- En primer lugar, yo dije que algunas personas, posiblemente por comer mucha carne, mueran repentinamente de un infarto. En segundo lugar, existe una diferencia entre la duración de la vida natural (determinada por Dios) y la vida que el hombre acorta con sus propias acciones. Lo que Dios ha dicho, relacionado a que cada persona morirá en el momento que Él ha determinado para ella, corresponde al período de vida natural y quien se suicida no queda comprendido en estas palabras.
Es posible que Dios decrete para una persona una vida de ochenta, noventa o cien años, pero una puñalada puede acabar con su vida siendo joven. También la persona que come demasiada carne y algunos otros alimentos, aumenta mucho la viscosidad de su sangre y prepara con ello el terreno para su propio suicidio.
Nota del editor:
Lo que el Imam quiere explicar es que Dios Altísimo les da un determinado tiempo de vida a todas las personas pero la misma está relacionada con la propia voluntad y acciones de la persona. Existen factores que hacen que la persona logre llegar a esa edad determinada (como la buena relación con los parientes, servicio a los necesitados, etc.), pero por lo contrario si en lugar de esos buenos actos el ser humano realice malas obras (cortar lazos familiares, y todo tipo de pecados) que acortan la vida (voluntariamente) no llegará a la edad que Dios le había ofrecido como una oportunidad (sin embargo, Dios Altísimo, que tiene un conocimiento absoluto de todas las cosas, sabe la conducta que adoptará cada ser humano con su propia voluntad, y los buenos o malos efectos de la misma, sin que esto nos condicione).
Fuente: DEBATE LIBRE EN EL ISLAM; Editorial Elhame Shargh
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[1] Este argumento está basado en la opinión del interlocutor, ya que el aire, en realidad, no está en todas partes de la creación.
[2] La ciencia confirma que la creación de la luz en su etapa final proviene de la fusión de un átomo de materia con otro átomo antimateria (dos átomos incompatibles)
[3] Este consejo del Imam (la paz sea con él) nos recuerda a Alexis Carrel, sabio que intentó descubrir cómo eliminar la muerte y que por cierto hizo considerables avances en este camino, pero que luego se arrepintió y abandonó todo lo relacionado a ese proyecto.