El martes 1 de octubre, Irán, ante los asesinatos y la barbarie de Israel, y en su legítima defensa de acuerdo con el derecho internacional, lanzó un segundo ataque con misiles desde su territorio, la operación Promesa Verdadera 2, la que sin duda representa el respeto y la dignidad hacia los pueblos libres del mundo.
El asesinato al símbolo de la resistencia, líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, por Israel marca un punto de inflexión en estos casi 12 meses de genocidio, en la Franja de Gaza, desde la Operación Tormenta Al Aqsa, donde recrudeció la aniquilación, llevando hasta el presente más de 42.000 asesinados, de los que más de la mitad son niños y mujeres, y en el fracaso del —perseguido criminal, por la CPJ— Benjamín Netanyahu, en su internacionalización de su supuesta “guerra”, perpetrando sus ataques al Líbano, donde más de mil personas, incluidos niños, han muerto, y más de un millón de personas han sido desplazadas. “Israel está bombardeando a cuatro países, Gaza, Líbano, Siria y Yemen, a la vez y mata a más de 1.500 personas en una semana”.
La agresión israelí está llevando a una escalada de tensión en la región, incluso a una tercera guerra mundial; pues EEUU y Europa son cómplices de estos crímenes, porque no es casualidad que los dos viajes de Benjamín Netanyahu a EEUU hayan coincidido con los asesinatos de Israel a los líderes de Hamás en Irán y Hezbolá en el Líbano.
El 25 de julio, Netanyahu acudió al Congreso estadounidense, donde recibió numerosas ovaciones, y pocas horas después de su regreso a Tel Aviv, el Ejército de Israel lanzó un ataque contra la capital de Irán, en el que asesinó con un misil al líder de Hamás, el mártir palestino Ismail Haniya.
El viernes 28 de septiembre, Benjamín Netanyahu se encontraba de nuevo en EEUU, en Nueva York, y en señal de protesta representaciones diplomáticas de varios países salieron de la sala, cuando iba a iniciar su discurso en la sede de Naciones Unidas, donde calificó a la ONU de “pantano antisemita” y también acusó de “puro antisemitismo” al fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional, y después desde la misma ciudad de Nueva York ordenó el gran bombardeo contra Beirut que asesinó al líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, donde el Ejército israelí utilizó 80 toneladas de bombas antibúnkeres, de acuerdo con The New York Post.
Para nadie es desconocido que Estados Unidos es no solo el gendarme del régimen de Israel; sino también su protegido y representa un peligro para el mundo al continuar armando al Ejército israelí; pues cuando se va a cumplir un año de la masacre contra la población en Gaza, EEUU ha seguido enviando armamento al Ejército israelí, otro paquete de ayuda militar estadounidense a Tel Aviv, por valor de 8.700 millones de dólares de acuerdo con Reuters, dando pie y normalizando el genocidio.
El asesinato de Nasralá, el de Ismail Haniya, y de los otros mártires, los que han sido condenados por el mundo entero, desde Europa, EEUU, Asia, y Latinoamérica, no solo han dado más fuerza a la unidad islámica, sino a todos los hombres y mujeres del orbe que luchan a favor de los pueblos libres, en contra la tiranía y la opresión; así como grandes líderes mundiales se levantaron contra la ocupación internacional, contra el apartheid, como el Imam Jomeini, Nelson Mandela, Fidel Castro, Ernesto Che Guevara, Hugo Chávez; así también se levantarán todos los combatientes del Eje de la Resistencia hasta ver a Palestina libre y soberana.
Escrito por Sdenka Saavedra Alfaro.