Contenido y mérito de su lectura
La mayoría de los intérpretes, sostiene que esta sura es mequinense y tanto el sentido de sus aleyas, asi como su brevedad y contundencia al mencionar la Resurrección y el accionar de quienes la niegan, lo confirma. En total, describe las características de quienes rechazan el Juicio Final en cinco de sus aleyas, indicándonos de qué modo, a fin de desmentir aquel gran día, rehúsan hacer caridad, ayudar a huérfanos e indigentes, ostentan mientras oran y obstaculizan la ayuda a los necesitados. En lo que respecta al por qué de su revelación, algunos sostienen que se debió a Abû Sufiân, que sacrificaba dos enormes camellos por día, para consumirlos junto con sus allegados y un día se le acercó un huérfano mendigo y él muy despreciativamente, lo apartó del lugar con su báculo.
Otras versiones, sostienen en cambio, que se reveló por Ualîd ibn Mugairah o Âss ibn Uâ’il.
Dijo el Imam Baqir (as) respecto al mérito de su lectura: “Dios aceptará la oración y el ayuno de quienes reciten esta sura en sus oraciones aconsejables y obligatorias y además no computará ninguna de sus faltas”.[1]
Nº 107 – Sura al-Mâ‘ûn (La Asistencia)
بِسْمِ اللَّهِ الرَّحْمَنِ الرَّحِیمأَرَأَیْتَ الَّذِی یُکَذِّبُ بِالدِّینِ ﴿١﴾ فَذَلِکَ الَّذِی یَدُعُّ الْیَتِیمَ ﴿٢﴾ وَلا یَحُضُّ عَلَى طَعَامِ الْمِسْکِینِ ﴿٣﴾ فَوَیْلٌ لِلْمُصَلِّینَ ﴿٤﴾ الَّذِینَ هُمْ عَنْ صَلاتِهِمْ سَاهُونَ ﴿٥﴾ الَّذِینَ هُمْ یُرَاءُونَ ﴿٦﴾ وَیَمْنَعُونَ الْمَاعُونَ ﴿٧﴾
Bismil lâhi ar rahmâni ar rahîm
Ara’aital ladhî iukadh-dhibu bid-dînFadhâlikal ladhî iadu‘ul iatîmUa la iahuddu ‘alâ ta‘âmil miskînFauailun lilmusal-lînAl-ladhîna hum ‘an salâtihim sâhûnAl-ladhîna hum iurâ’ûnUa iamna‘ûnal mâ’ûn
En el nombre de dios, el compasivo, el misericordiosísimo
¿has visto a quien desmiente el día del juicio final?Es quien rechaza al huérfano,Y no anima a los demás a alimentar al menesteroso,¡guay pues de los orantes,Que son negligentes en sus oraciones,Que las hacen por ostentación,Y niegan la asistencia.
Interpretación
Los nefastos efectos producidos por la negación del Juicio Final
Esta sura, comienza hablándole al Profeta (PBD) y le recuerda los nefastos efectos que produce la negación del Juicio Final.
Ara’aital ladhî iukadh-dhibu bid-dîn¿has visto a quien desmiente el día del juicio final?
Y seguidamente agrega:
Fadhâlikal ladhî iadu‘ul iatîmEs quien rechaza al huérfano,
En este caso “Dîn”, significa Juicio o Día del Juicio. Desmentirlo, se refleja ampliamente en las acciones del hombre. En ésta sura, se han citado cinco ejemplos, de entre ellos: rechazar a los huérfanos irónicamente y no animar a los demás a alimentar a los pobres. Algunos sabios, sostienen que probablemente “Dîn” signifique Corán o Islam. Sin embargo, la primera versión es la más adecuada. También en otras aleyas coránicas, esta palabra es citada como Juicio. Dos ejemplos de ello, pueden hallarse en las aleyas nueve de la Sura al-Infitâr y siete de la Sura at-Tîn. Esto podemos afirmarlo, dada la concordancia con las aleyas que les preceden y suceden.
Ua la iahuddu ‘alâ ta‘âmil miskînY no anima a los demás a alimentar al menesteroso,
El término “Iadu‘u”, deriva de la raíz “Da‘” y significa rechazar fuertemente, con maltrato y cólera. En cuanto a “Iahuddu”, deriva de la raíz “Hadd” y significa estimular o incentivar a alguien a realizar algún acto. Una vez más el Corán, plantea el sentido humanitario hacia los huérfanos, antes de citar su alimentación, dado que el dolor más grande que sufre un huérfano, es la pérdida de su fuente de afecto y el nutriente de su espíritu.
Luego, señala uno de los temas más importantes: el alimentar a los indigentes y además, nos comunica que si no está dentro de nuestras posibilidades, debemos al menos, estimular a los que sí pueden hacerlo.
La expresión “Fadhâlik”, (considerando que aquí “Fa” es causativa), afirma que la falta de fe en la Resurección, es la raíz principal de todos los vicios. En cambio, quien mantenga una fe firme en aquel gran día, en el cómputo, en el registro de acciones, en la recompensa y el castigo, hará acciones positivas.
Fauailun lilmusal-lîn¡guay pues de los orantes,Al-ladhîna hum ‘an salâtihim sâhûnQue son negligentes en sus oraciones,
El tercer efecto que provoca la falta de fe en el Juicio Final, es la no valoración de la oración, ni tampoco la de su horario, es el no acatamiento de sus bases, condiciones y modalidades.
El término “Sâhûn”, deriva de la raíz “Sahu” y significa error cometido por falta de atención; sea la persona culpable o no en la preparación del terreno. Si preparó el terreno para cometer la falta no es disculpado, pero si no lo hizo sí cabe la disculpa.
En el caso de este tema significa “error intencional”. Debemos considerar que la aleya, no se refiere a los errores cometidos durante las oraciones (puesto que esto puede sucederle a cualquiera), sino a la negligencia de su no realización. Es evidente que el olvido ocasional, no deriva de una mala intención, pero aquel que olvida constantemente y no le da la trascendencia que merece o tal vez ni siquiera cree en el deber de la oración y cuando la realiza, si es que la realiza, lo hace por temor a los comentarios de la gente, sí es intencional. Respecto al significado de la palabra “Sâhûn” se han hecho otras interpretaciones. Una de ellas, sostiene que significa retrasar la oración, no hacerla en su horario. Otras versiones, sostienen que probablemente, la aleya vaya dirigida a aquellos hipócritas, que no creían que la oración fuera recompensada, ni que su abandono fuera motivo de castigo, o también a quienes ostentaban por las oraciones que realizaban. Todas las interpretaciones pueden ser aceptadas, aunque la primera es más adecuada.
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Reflexionemos: si los que olvidan la oración, merecen la reprobación de Dios, entonces, ¿qué queda para quienes la abandonan por completo?
En la sexta aleya, se indica otra de las peores acciones del hombre:
Al-ladhîna hum iurâ’ûnQue las hacen por ostentación,
Y dice en la última aleya:
Ua iamna‘ûnal mâ’ûnY niegan la asistencia.
Obviamente, la ostentación y el rechazo de la recompensa divina, no es más que la falta de fe en la Resurrección, de lo contrario, ¿cómo sería posible que el hombre haga a un lado la recompensa y anhele los elogios y los aplausos de la gente?
El vocablo “Mâ‘ûn”, deriva de la raíz “Ma‘n” y significa mínima cantidad. La mayoría de los intérpretes cree que en este caso particular, son los pequeños o mínimos elementos que la gente, y en especial los vecinos, se prestan mutuamente; por ejemplo un poco de sal, fósforos, algún recipiente, etc. Naturalmente, quien no facilita este tipo de cosas a sus semejantes, debe ser muy vil e incrédulo. Esta clase de persona es tan avara, que inclusive le duele dar tan insignificantes cosas, que con frecuencia, cubren grandes necesidades.
Otra versión sostiene, que “Mâ‘ûn”, significa “Zakât” (uno de los impuestos islámicos), dado que, comparado con la riqueza de quien debe abonarlo es poca cantidad. Algunas veces es el 10%, otras el 5% y otras el 2,5%.
Sin duda, impedir el Zakât, es una de las peores acciones, porque él mismo, resuelve la mayor parte de los problemas económicos de la sociedad. Dijo el Imam Sadiq (as): “Mâ‘ûn, es el préstamo que una persona facilita a otra; son los medios de subsistencia que se prestan al prójimo y los actos benévolos que el ser humano realiza”.[2]
El que en la aleya, se mencione a una acción tras otra (es decir, la ostentación y la negación de la asistencia), es como si indicara que todo lo que ellos hacen para Dios, lo realizan por la gente, y lo que es para la gente, no lo cumplen; de este modo, no llega ningún derecho a su dueño.
Para finalizar el tema, exponemos el siguiente dicho del Profeta (PBD):
“Dios no tratará con Su bondad, ni Se acordará el Día del Juicio Final, de aquellos que priven a sus vecinos de pequeños pero imprescindibles medios. ¡Y qué mal estancia tendrá aquel que Dios abandone!”.[3]
Síntesis de los temas abordados en esta sura
En esta breve sura, se han citado un conjunto de malos procederes, que son señal evidente de la incredulidad, la vileza y bajeza de quien los lleva a la práctica. No olvidemos que todos ellos, no son más que derivaciones del rechazo de la Resurrección; menospreciar a los huérfanos, abandonar a los hambrientos, desatender la oración, ostentar y no colaborar con los semejantes, forman este conjunto. Esto, refleja el comportamiento de aquellas personas avaras, egoístas y ostentadoras, que no mantienen vínculo alguno con la creación, ni con el Creador.
Son personas, en las cuales no existe la luz de la fe, ni el sentido de la responsabilidad; son seres que no meditan en la recompensa divina, ni temen su castigo.
La farsa y la ostentación, gran mal social
El valor de cada acción, depende de su intención. En otras palabras, desde el punto de vista del Islam, la intención constituye la base de toda acción siempre y cuando sea sincera. Dice un famoso hadîz del Profeta (PBD): “Cada acción vale según su intención y la recompensa estará sujeta a ella”.
Y tras el hadîz encontramos: “A quien lucha por la causa de Dios, a Él incumbe su recompensa y a quien lucha para obtener el placer de lo mundanal, aunque sea por un “‘Iqâl” (pequeña soga con la que se sujetan las patas del camello), no recibirá más que lo anhelado.”[4]
La intención siempre modela la acción. Aquel que realiza algo por la causa de Dios fortifica sus bases y la gente aprovecha su acción. No obstante, aquel que la realiza a fin de ostentar, sólo se ocupa de las apariencias de sus actos, sin prestar la mínima importancia a la realidad de las cosas, a lo interior y al beneficio a los necesitados.
La sociedad que se acostumbra a la ostentación, no sólo se aleja de Dios, de la moral y las virtudes, también vacía sus programas de vida y los convierte en un puñado de apariencias, carentes de sentido alguno, ¡y qué doloroso es el destino de semejante sociedad! Según la tradición islámica, existen numerosos hadices, que reprochan de tal modo la ostentación, hasta el punto de considerarlas una variante de la asociación a Dios. He aquí tres de ellos:
1) Dijo el Profeta Muhammad (PBD): “Llegará el tiempo en que el interior de los hombres, estará oscuro y sus apariencias serán bellas. Todo a causa de la codicia, sin importarles la recompensa de Dios. Su religión será la ostentación y en sus corazones no existirá el temor a Dios. Él los castigará con un severo castigo y aunque rogasen igual que aquel que está por ahogarse, no les responderá”.[5]
2) Dijo el Imam Sadiq (as) a uno de sus compañeros: “Quien realiza una acción para ostentar ante la gente, la recompensa incumbe a ellos. ¡Oh Zurârah! Cada ostentación es “Shirk” (asociar a Dios)”.[6]
3) Del Profeta Muhammad (PBD): “El día de la Resurrección, el ostentador será convocado por medio de cuatro denominaciones: ¡Oh “Kâfir” (incrédulo)! ¡Oh “Fâÿir” (corrupto)! ¡Oh “Gâdir” (embustero)! ¡Oh “Jâsir” (perdedor)! Tus acciones han sido desmerecidas y tu recompensa anulada, hoy no tienes ninguna vía de salvación. ¡Pide pues tu recompensa, a aquel por quien te esforzaste!”.[7]
¡Oh Dios nuestro! Ciertamente nos es dificultosa la plena sinceridad en la intención, ¡ayúdanos a obtenerla!
¡Oh nuestro Creador! Incúlcanos una fe tal como para que no reflexionemos más que en Tu recompensa y Tu castigo y de modo que nos resulte lo mismo la satisfacción o la disconformidad de los hombres por seguir Tu camino.
¡Oh Señor nuestro! Perdónanos cualquier error que hayamos cometido.
¡Así sea, oh Señor de los Mundos!
Notas:
1- Maÿma‘ al-Baiân, t. 10, p. 546.
2- Nûr az-Zaqalain, t. 5, p. 679.
3- Ibíd, hadiz 20
4- Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 1, p. 35 (en los capítulos pertenecientes a “La Introducción a la Adoración”, capítulo 5, hadîz 10).
5- Usûl al-Kâfî, t. 2, cap. “La Ostentación”,p. 296, hadiz 14.
6- Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 1, p. 49, (detalle del hadîz 11).
7- Ibíd, t. 1, p. 51 (detalle del hadîz 16).
Fuente: La Interpretación Ejemplar del Sagrado Corán- tomo 27; Editorial Elhame Shargh