Después de haber pasado «noches enteras frente a las rejas de sus celdas escuchándoles hablar de la historia del Medio Oriente, de Afganistán, de Palestina, del Islam», él ha entablado una relación de amistad con varios de los detenidos. Los musulmanes que defienden un Islam tolerante, traicionados de acuerdo a ellos por Al-Qaeda, y que afirman ser «inocentes de los crímenes de los cuales se les acusa».
El mundo encuentra en esta conversión altamente simbólica: «Al final de los meses, dos convicciones se afirman: El gobierno de los Estados Unidos manipula al planeta, y estos prisioneros son inocentes.»
Pero la actitud del soldado converso no fue pasada por alto por sus superiores. «Una noche, su jefe y otros hombres lo sacaron y lo maltrataron, acusándolo de ser «un terrorista», y de «traicionar a los Estados Unidos». El ejército envió a Holdbrooks a Fort Leonard Wood, en Missouri, el retorno sin explicación a la vida civil, dos años antes de que finalizará su contrato.»