A pesar de la declaración dada a conocer por su oficina, parece que la disputa entre el gobierno de Netanyahu y Obama continúa viva, si no ha empeorado aún más. Los medios de comunicación israelíes describieron el viaje de Netanyahu a Washington como un gran fracaso, añadiendo que quizás habría sido mejor que el primer ministro no hubiera ido allí esta semana. También señalaron que Netanyahu dejaba EEUU “deshonrado, aislado y más débil que cuando llegó.”
El diario israelí Haaretz informó el jueves que la visita -calificada como un esfuerzo para aproximar posturas y mejorar los débiles vínculos entre Netanyahu y el presidente norteamericano Barack Obama- sólo sirvió para subrayar la profunda división entre los gobiernos de EEUU e Israel.
“En lugar de fijar la agenda diplomática, Netanyahu entregó (a los norteamericanos) el control de la misma. En lugar de dejar de lado el tema palestino y concentrarse en Irán, como a él le gustaría, Netanyahu se encontró luchando por la “legitimidad” del control israelí sobre el Jerusalén Este ocupado,” dijo el artículo.
Al inicio de su visita, Netanyahu se vio tentado a regodearse con la cálida bienvenida que recibió en la conferencia del AIPAC, la principal organización del lobby sionista en EEUU, donde pronunció un brutal discurso sobre el Jerusalén ocupado.
El diario israelí continuó diciendo: “Sabiendo que Netanyahu se sentiría revigorizado por su discurso, Obama y los miembros de su Administración le prepararon una trampa dulce. Durante el fin de semana ellos buscaron acallar la disputa surgida durante el viaje del vicepresidente norteamericano Joe Biden a la región hace dos semanas y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, describió la respuesta de Netanyahu al ultimátum que Washington le presentó como “útil.”
Sin embargo y justo cuando Netanyahu pensaba que había resuelto la crisis disculpándose ante Biden, Clinton le llamó para echarle la bronca. En esta ocasión, Netanyahu estuvo de nuevo a punto de creer que la crisis había pasado y que él había sobrevivido ofreciendo respuestas parciales y que no le comprometían a nada a las preguntas norteamericanas. Poco antes del encuentro con Obama, Netanyahu advirtió incluso a los palestinos que si continuaban pidiendo una congelación de la construcción de los ilegales asentamientos israelíes en su territorio, él pospondría las conversaciones de paz durante un año.
Haaretz añadió: “Su tono arrogante puso de relieve el hecho de que Netanyahu creía que debido a la fuerza de su discurso en la conferencia del AIPAC, él sería capaz de marcar los próximos pasos de la danza diplomática. Sin embargo, luego sobrevino la calamidad. En su encuentro en la Casa Blanca, Obama dejó claro a su invitado que la carta que había enviado era insuficiente y se la devolvió para que realizara correcciones en ella.”
La revolución en el comportamiento de los norteamericanos les resulta clara a todos. El domingo por la mañana, Obama estaba buscando con ansia el voto de la Cámara de Representantes sobre la reforma sanitaria y la última cosa que quería era un desacuerdo de último minuto con los congresistas acerca de los vínculos de EEUU con Israel. Sin embargo, una vez que la ley fue aprobada, el victorioso Obama era libre de tratar a sus anchas con su invitado.
Los norteamericanos hicieron todos los esfuerzos posibles para restar importancia a la visita. Al igual que ocurrió con su último viaje a Washington en noviembre, Netanyahu fue invitado a la Casa Blanca a una hora tardía y sin cobertura de los medios o una conferencia de prensa. Por si esto no fuera poco, el portavoz de la Casa Blanca rechazó las afirmaciones de Netanyahu en la conferencia del AIPAC de que “Jerusalén no es un asentamiento. Es la capital de Israel.”
Y durante sus conversaciones con altos responsables estadounidenses en Washington en la noche del jueves, los asesores de Netanyahu aparentemente fracasaron a la hora de redactar un documento que especificara los compromisos de Israel en lo referente al proceso de paz. El primer ministro israelí rechazó la idea de realizar una declaración conjunta norteamericano-israelí sobre los acuerdos alcanzados en las conversaciones antes de buscar la aprobación del foro de los siete ministros principales de su gobierno.
Mientras tanto, los radicales ultras del gobierno y el Parlamento israelí han rechazado cualquier negociación para la devolución de Jerusalén Este a sus legítimos propietarios palestinos. El miembro del Knesset Zevulun Orlev dijo que era necesario un gobierno de emergencia nacional con Kadima para “rechazar la demanda en favor de una congelación de la construcción y la división de Jerusalén (Al Quds) a la luz de las “injustas presiones” de Obama.
Y en abierto desafío a la petición de congelación de la construcción en Jerusalén Este, el ministro del Interior israelí, Eli Yishai, dijo también a la Radio del Ejército que el gobierno continuará construyendo en el Jerusalén ocupado y que está claro que no habrá ninguna moratoria en las construcciones. “Agradezco a Dios el haberme dado la oportunidad de ser el ministro que apruebe la construcción de miles de viviendas en Jerusalén,” dijo Yishai en una entrevista con el periódico ultraortodoxo Yom Yom.
Asimismo en Tel Aviv, el ministro de Ciencia y Tecnología, Daniel Hershkowitz, dijo que Netanyahu debería ser “elogiado” por insistir en defender “los intereses de Israel” frente a la Administración norteamericana. “No somos un gobierno izquierdista y la construcción en Jerusalén es parte del consenso. Es la “capital del pueblo de Israel”, dijo Hershkowitz.
“No queremos luchar contra nuestro gran amigo, pero nuestra responsabilidad es hacia el pueblo de Israel. Estamos en un estado independiente y no uno que dependa de EEUU. Debemos evitar una situación en la que cerremos el Knesset y el gobierno y entreguemos a Obama las llaves y le permitamos que nos diga lo que tenemos que hacer,” dijo.
Poco antes del viaje, el columnista de izquierda Uri Avnery dijo que los círculos enemigos de la paz en Israel insisten en el tema de la construcción de asentamientos con el fin de dinamitar cualquier posible acuerdo de paz porque saben que ningún palestino aceptará nunca un trato que no contemple a Jerusalén Este como capital de su futuro estado.
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