Zaid viajó a Al-Sham para quejarse del gobernador de Medina Jalid Ibn ‘Abdul Malik. El solicitó entrevistarse con Hisham Ibn ‘Abdul Malik Umaiiah pero éste en forma de desprecio se rehusó a recibirlo. Entonces le envió una carta a Hisham exponiendo su demanda y protesta, la cual Hisham hizo retornar al remitente diciéndole que regresara a su ciudad. Zaid dijo: "¡Juro por Dios que no regresaré…!" Quedándose en Al-Sham hasta que Hisham lo recibió. Hisham había ordenado que cuando Zaid entrara, un grupo de sus hombres lo rodeara y así evitar que se le acercara.
Zaid entró a la reunión y de inmediato inició su discurso. Dirigiéndose a Hisham dijo: "Entre los servidores de Dios Todopoderoso no existe alguien más eminente que aquél que recomienda la abstinencia, ni nadie más bajo que aquél que no lo haga. Yo te aconsejo que te abstengas de lo prohibido y temas a Dios".
Hisham en tono áspero respondió: "Tú te crees merecedor del califato y no pierdes las esperanzas de obtenerlo; pero no eres más que el hijo de una esclava".
"No existe posición más alta que la del Profeta. —Dijo Zaid— Algunos de los profetas, tales como Ismael hijo de Abraham, eran hijos de esclavas; y si ser hijo de una esclava fuese una falta, Ismael nunca hubiese sido nombrado Profeta. ¿Que es más valioso, la Misión Profética o el califato? Además, alguien que sus antepasados fueron el Mensajero del Islam y ‘Ali Ibn Abi Talib ¿qué importancia tiene que su madre haya sido una esclava?"
Hisham al escuchar estas palabras se levantó y enfurecido ordenó que sacaran a Zaid de la reunión. En ese momento Zaid manifestó: "Son bajos y ruines aquellos que abominan y temen al ardor de la espada".
Luego informaron a Hisham de las palabras de Zaid y él comprendió que Zaid se rebelaría contra los Omeyas. Fue entonces cuando dijo a sus cortesanos: "Vosotros creíais que habíamos terminado con esta dinastía (refiriéndose a la dinastía de ‘Ali Ibn Abi Talib), juro por mi vida que una dinastía que cuenta con alguien como Zaid ¡no puede haberse extinguido!"
Zaid se dirigió de Al-Sham a Kufa. Los seguidores de la Shi‘ah hicieron el juramento de lealtad con él, únicamente de la ciudad de Kufa fueron quince mil los que le dieron la mano jurándole fidelidad. Otros muchos en Madain, Basora, Uasit, Jurasán, Ray, Al-Mawsil y muchas otras ciudades, se adhirieron a su movimiento, y Zaid se rebeló.
Inició la guerra. Los seguidores de Zaid se encontraban faltos de espíritu y valor. Muchos de ellos rompieron su juramento dando la espalda a Zaid de la forma más cobarde. Zaid combatió con valentía a pesar de que iba acompañado de muy pocos guerreros. Finalmente recibió un flechazo en la frente y después de unos días falleció. Las bendiciones de Dios y de los ángeles sean para él. Zaid fue martirizado el mes de Safar del año 120 ó 121 de la Hégira.
Algunos de sus compañeros enterraron por la noche el cuerpo de Zaid en un canal, y después abrieron el agua para que de esta forma quedase oculta su tumba, pero finalmente sus enemigos la encontraron, y sacaron el cuerpo de Zaid de ésta, separaron su cabeza del cuerpo y la enviaron a Hisham. Por orden de Hisham colgaron el cuerpo desnudo de Zaid en las afueras de Kufa, y durante años estuvo colgado como bandera de los mártires, hasta que Hisham nuevamente dio la orden que lo bajaran y quemaran sus restos, y esparcieran sus cenizas en el viento. Así fue: los opresores temían hasta del cuerpo sin vida de Zaid.
La noticia del martirio de Zaid entristeció fuertemente al Imam As-Sadiq (P) al grado que la tristeza y dolor se reflejaron en su rostro. El Imam entregó mil dinares a Abu Jalid Uasati para que los repartiera entre las familias de aquellos que habían ofrecido su vida junto a la de Zaid.
"Fudail Risan" relata que después del martirio de Zaid fue a visitar al Imam, durante la plática hablaron de Zaid, entonces el Imam expresó: "¡Dios perdone sus pecados! Fue creyente y sapiente (tenía fe en nuestro imamato), docto y veraz. Si hubiese triunfado, hubiese sido fiel y hubiese sabido entregar el califato a quienes les pertenece". Esta frase aclara que Zaid peleaba por el califato e imamato del Imam As-Sadiq (P) y si su movimiento hubiese triunfado, hubiese hecho público quién era el Imam y a quién pertenecía en verdad el califato.
De las palabras dichas por el Imam, se deduce claramente que la revolución de Zaid tuvo como objetivo quitar el gobierno a los Omeyas y entregarlo al Imam, y que Zaid admitía tanto el imamato del Imam Al-Baqir (P) como el del Imam As-Sadiq (P).
Así también, el Imam Ar-Rida (P) dijo a Al-Ma‘mun: "Zaid fue uno de los eruditos de la familia del Profeta, entristeció por Dios y peleó contra los enemigos de Él hasta que fue martirizado; mi padre Musa Ibn Ya'far As-Sadiq (P) me platicó que su padre Ya‘far Ibn Muhammad (P) y decía:
"Dios perdone los pecados de mi tío Zaid que invitaba a la gente al imamato de la familia de Muhammad (BP); y si hubiese triunfado hubiese sido leal de aquello a lo que invitaba (o sea, entregaría el califato al Imam)". Dije a Zaid antes de la revuelta: "¡Oh, querido tío! Si estás dispuesto a que te maten y después te cuelguen, entonces rebélate".
"¿Acaso el no se jactaba de ser Imam?". Preguntó Ma‘mun.
"¡No! Él invitaba a la gente a que siguiese a la familia de Muhammad (BP)". Respondió el Imam.
El Shaij As-Saduq sostiene que Zaid Ibn ‘Ali declaró: "En cada época existirá un representante de la familia de Muhammad (BP), que será líder y prueba de Dios Todopoderoso sobre la tierra, y Ya‘far Ibn Muhammad, hijo de mi hermano, es el Imam de esta época. Aquél que lo imite, no se extraviará y aquél que se aleje de él, no será guiado".
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