El fundador de la República Islámica de Irán, el Imam Jomeini, tras la victoria de la Revolución llamó al mundo islámico a suscitar la identidad islámica y enfrentar el sistema de dominio.
El imperialismo encabezado por EE.UU que perdió una base valiosa debido a la victoria de la Revolución Islámica en Irán, acusó a la nación persa de exportar su revolución, pero desde el punto de vista del líder supremo, no es un fenómeno que se puede exportar con instrumentos políticos o militares.
En el mundo bipolar de la década de los 80 la mayoría de los países se encontraba bajo el dominio de EE.UU o la Unión Soviética, pero la Revolución Islámica se convirtió en un punto de referencia para la salvación de los pueblos especialmente los musulmanes del yugo de las superpotencias.
En realidad la enemistad de los hegemónicos y expansionistas con la República Islámica de Irán durante las últimas tres décadas tiene que ver con las posturas soberanas e independientes de la nación persa.
El mensaje que transmite la Revolución Islámica de Irán se basa en la libertad, la justicia y la igualdad y los musulmanes especialmente en la región del Oriente Medio y el Golfo Pérsico consideran que Irán es un ejemplo para la lucha y la emancipación.
El pueblo iraní ha aprendido la paciencia y la resistencia del Imam Jomeini y las generaciones surgidas tras la victoria de la Revolución Islámica también han seguido y guardado la línea del fundador de la República Islámica.
La Revolución iraní abrió un nuevo camino para los pueblos especialmente los musulmanes del mundo y demostró la resistencia basada en el Islam ante las potencias hegemónicas.
Obviamente si no hubiera existido la fe pura del pueblo iraní en el Islam y la Revolución, el Irán islámico no habría logrado la cima del poder.