Agencia Noticiosa Ahlul-Bait (P)

Fuentes : ABNA
viernes

12 noviembre 2010

20:30:00
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Entrevista al periodista Alberto Pradilla

"Israel es un Estado mesiánico, colonial y racista: un Estado así es inaceptable"

— A sus 27 años ha viajado ya en cinco ocasiones a Israel y los territorios ocupados, ¿a qué obedece su interés por este conflicto?

— Me atraía y cuando estuve la primera vez, en 2008, me impactó mucho y me di cuenta de que no tenía ni idea de lo que sucedía allí. Creía que era una guerra, con buenos y malos, y me encontré con un proceso de limpieza étnica y conceptos como transferencia de población o judaización, que aquí parecerían espeluznantes.

— ¿Algo le conmovió especialmente?

— Los checkpoint. La forma en que los soldados israelíes, chavales de 18 años armados y que se sienten reyes, tratan a los palestinos: con desprecio, con asco, los deshumanizan...

— En su libro ha querido desmitificar algunas ideas sobre Israel

— Hay una serie de patrones que se proyectan para presentar a Israel como la única democracia de Oriente Medio, pero la imagen de país moderno, democrático, que mira a Europa, está muy lejos de la realidad. Es un estado colonial, se creó a través de la colonización en sucesivas oleadas llegadas de Europa, con la expulsión de 600.000 indígenas, y hay que tratarlo como se trató la descolonización en el siglo XX, con el añadido de que tiene unas leyes de segregación racial similares al apartheid sudafricano.

— La izquierda europea tiende a comparar el acoso a los palestinos con el genocidio nazi, pero usted lo hace con el apartheid...

— No es original. Lo lleva diciendo la sociedad civil palestina desde 2001. La Sudáfrica blanca, un estado colonial basado en la segregación por razas, es el mejor espejo de la situación. No es necesaria una comparación con el genocidio, no hay cámaras de gas y al Gobierno israelí, a diferencia del alemán con los judíos, le da lo mismo lo que pase con los palestinos. Los mata, sí, pero si se fueran por su propio pie no tendría necesidad de hacerlo. Eso sí, el objetivo de Israel es un estado lo más étnicamente puro posible.

— ¿Es Israel un Estado racista?

— Sí. Es un estado mesiánico y étnico. Un Estado así es inaceptable.

— En su libro desenmascara un Israel tensionado por contradicciones internas.

— Frente a la imagen de un bloque monolítico, Israel es un Estado edificado sobre la contradicción: entre laicos y religiosos, que cada vez son más y con más poder, entre derecha e izquierda, entre la élite llegada de Europa y los judíos importados desde Etiopía o los países árabes para ejercer de contención ante el pueblo palestino y que son tratados como ciudadanos de segunda. Israel es un Estado creado artificialmente en el que cualquiera que acredite tener un abuelo judío, aun sin tener relación con esa tierra, puede acceder al carné azul de hebreo, eso genera subcomunidades en permanente tensión.

— Define Israel como un país democrático para los judíos y judío para los palestinos

— Dicho de otra manera, Israel sería democrático si toda la población fuese judía, del mismo modo que Sudáfrica hubiese sido homologable a Europa si toda su población hubiera estado compuesta por blancos. En la práctica, mientras la población judía disfruta de un régimen similar al que rige buena parte de los estados europeos, los palestinos, tanto los de los territorios ocupados como el millón y medio que vive dentro de Israel, no gozan de esos derechos, viven sometidos a una legislación que les convierte en ciudadanos de segunda.

— ¿Puede poner ejemplos concretos?

— A la hora de acceder a la Universidad, el hebreo es obligatorio, pero los árabes no pueden estudiar en su lengua. Los árabes no hacen el servicio militar, con lo cual están vetados en muchísimos trabajos. Existen carreteras exclusivas para judíos. También playas para ellos y otras para árabes... Es todo un sistema de discriminación que recuerda al apartheid sudafricano. Aún más, el sistema es abierto y liberal para los judíos, por ejemplo, un judío puede discrepar con su Estado, pero un árabe, no. A un opositor israelí detenido los interrogadores le dijeron que no le podían torturar porque era israelí, así que cogieron a uno de sus compañeros palestinos y le torturaron para que el israelí confesara. A los israelíes no se les tortura, a los palestinos se les hace de todo.

— Se critica la confusión entre leyes y religión en el islam, pero la religión regula parte de la vida en Israel

— Los fundadores de Israel eran laicos pero necesitaban a los religiosos porque sería difícil justificar un Estado judío con los rabinos en contra. Los pioneros que dirigieron la colonización de Palestina miraban de reojo la hoz y el martillo y no se fiaban del pasado religioso, sin embargo, sus herederos utilizan la Biblia como argumento y se justifican en que sólo ocupan la tierra prometida que Abraham recibió. ¿En qué se traducen estas componentes teocráticas? En Israel no existen bodas civiles; hay pocos cementerios laicos; no hay transporte público durante el shabat, por ello si quieres moverte por Jerusalén tienes que tomar un taxi, generalmente conducido por un palestino. Hay judíos que salen a apedrear coches. Una amiga tuvo que llevar a su padre al hospital en festivo y el vehículo acabó en siniestro total porque grupos de ultraortodoxos les atacaron. Además, no se pueden comer hamburguesas con queso porque no son kosher y no hay vuelos en el Yon Kippur. Israel es el único país que cierra su aeropuerto por una fiesta religiosa. Y cada vez hay más elementos de teocracia.

— Eso resta posibilidades a una situación racional y dialogada...

— Cuando introduces el argumento de Dios, no hay discusión posible. El sistema político israelí no es bipartidista, sino proporcional, con una cuota de entrada muy baja, por eso cada movimiento religioso tiene su partido y, además, con poder, porque sus diputados son necesarios para formar gobierno. Los laicos deben hacer cesiones a grupos que viven en el siglo XIX: en barrios sin prensa ni televisión, con mujeres a las que se les rapa el pelo y llevan pelucas... siempre hablamos de Hamás, pero no de esta gente...

— ¿Cuál es el nivel de consenso en Israel sobre la actuación con los palestinos?

— Prácticamente total. Es difícil que la solución venga de una sociedad a la que le parece bien bombardear Gaza o en la que uno de sus líderes hace bromas sobre el bloqueo como: "No los vamos a matar de hambre, sólo vamos a ponerlos a dieta".

— En su libro hay un capítulo dedicado a la conexión con Euskal Herria

— Entre el Estado español e Israel hay cooperación policial y militar. El director de una academia de seguridad privada me insinuó que entrenaba a policías españoles en lucha antiterrorista y que les había supervisado en Pamplona, San Sebastián, Bilbao y Vitoria.

— ¿Es usted crítico con las ONG?

— En el movimiento de solidaridad en general hay un colonialismo de izquierdas, "nosotros sabemos lo que os conviene", es otra forma de interferir, pero no se puede cuestionar a las ONG en bloque.

Al Final/112