Entonces el Imam Al-Baqir (P) dejó como testimonio a Ya’far Ibn Muhammad (en su rol de Imam). Le ordenó que lo amortajase con la capa que solía vestir en sus rezos de los días viernes, que le pusiese su turbante, que cavase una tumba rectangular, la cual debía estar a una altura de cuatro dedos sobre la tierra (a modo de lápida), y que antes de enterrarlo le quitase todas sus ropas usadas y raídas. Después les ordenó a los testigos que se marchasen.
Entonces su hijo Ya’far (P) le preguntó: “Oh, padre. ¿Qué es lo que había en tus palabras que tenía que haber testigos?” Le respondió: “¡Oh, hijo mío! No deseaba que fueses vencido y que fuese dicho que no se ha dado testimonio en tu favor. Quería que tuvieses una prueba”.
Como figura en las tradiciones, sólo se encarga del entierro de un Imam su sucesor. Así como del entierro del Profeta (BP) se encargó el Imam ‘Alí (P), aquí, el Imam Ya’far As-Sadiq (P) se encargó del entierro del Imam Al-Baqir (P).
Esto nos indica el conocimiento que el Imam Al-Baqir (P) tenía sobre los acontecimientos futuros y la discrepancia que habría con respecto a Zaid y otros, a pesar que el esplendor que tomó el Imamato en la época de Ya’far As-Sadiq (P) es testimonio suficiente a su favor.
* * *Al Final / 112