Maliki aclaró que su Gobierno procurará producir más petróleo y electricidad, mejorar las relaciones con los países vecinos y preparar al ejército para seguir luchando contra los grupos armados opositores cuando se retiren de Irak las tropas estadounidenses.
"Los desafíos que nos esperan son enormes", dijo este miércoles en el primer Consejo de Ministros el jefe del Gobierno, cuyo nuevo gabinete había recibido el visto bueno parlamentario el martes.
"Tenemos que tener una política clara en sectores como la seguridad, las finanzas, el petróleo y la electricidad, así como mejorar nuestras relaciones exteriores", estimó.
Sin embargo, Maliki aún no ha nombrado a los ministros encargados de dos de estos sectores.
Según el primer ministro, que ocupará interinamente las carteras de Defensa, Interior y Seguridad Nacional, las fuerzas iraquíes tendrán que ser capaces de proseguir la lucha contra la oposición armada tras retirarse totalmente los soldados estadounidenses.
Maliki, que no desea que los 50.000 militares de Estados Unidos se queden en su país más de lo previsto, subrayó que el número de muertos desde que llegó al poder en 2006 es mucho menor que antes, si bien este año murieron 3.500 personas en enfrentamientos de distinto tipo.
"Asestamos duros golpes a los forajidos, lo cual no significa que se haya acabado la violencia o que haya dejado de haber oposición" armada, declaró el primer ministro.
Por otra parte, el gobierno de Maliki espera estimular el crecimiento económico a través de la producción de petróleo, para lo cual firmó contratos de explotación con grandes empresas internacionales.
Además, al igual que los demás servicios públicos, que dejan mucho que desear, la producción de electricidad se considera insuficiente. Así, la demanda interna se sitúa en alrededor de 15.000 megavatios y el país sólo produce 6.000 e importa mil más, cuando los cortes de corriente ya han provocado violentas manifestaciones.
En lo que respecta a la diplomacia, el kurdo Hoshyar Zebari, inamovible ministro de Exteriores desde 2003, intentará mejorar las relaciones con los países vecinos, en particular Siria y, sobre todo, Arabia Saudita que sigue sin aceptar la llegada al poder de chiítas en detrimento de los anteriores dirigentes sunitas.
Según estimaciones de AFP, 20 ministros son chiitas, 10 son sunitas, cuatro son kurdos y el restante es cristiano.
El periódico Ad Dustur lamentó que se haya elegido a algunos ministros "por nepotismo y para satisfacer a los partidos políticos".
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