La Islamofobia Crece en Alemania
Un atentado al mes, por lo menos, sufren las mezquitas y centros culturales islámicos de Berlín. El último, un intento de incendio de la mezquita Ahmadiya del barrio de Wilmersdorf, la noche del sábado. Oficialmente seis atentados desde junio, casi siempre con lanzamiento de botellas con líquido inflamable, pero podrían ser diez, si se cuentan los intentos. No hay detenidos.
El contexto es un islamofobia creciente, alentada por debates mediáticos xenófobos, que ha sido uno de los datos centrales del año 2010 en Alemania.
La afirmación de que “debería prohibirse a los musulmanes la emigración a Alemania” ha pasado de ser apoyada por el 21% en 2009, al 26% en 2010. La de que “a causa de los musulmanes, me siento extranjero en mi propio país”, ha aumentado del 32% al 39%, según la reputada encuesta nacional anual “Deutsche Zustände” divulgada en diciembre. Aumenta también el pesimismo de los emigrantes: el 21,7% de ellos constataba en 2009 la buena convivencia entre autóctonos y extranjeros en Alemania, en 2010 la cifra se redujo al 9%, señala otra encuesta divulgada el lunes.
El sociólogo Wilhelm Heitmeyer, de la Universidad de Bielefeld, dice que el antislamismo es en Alemania claramente mayor que en todos los demás países de Europa, incluida Holanda, aunque la población de musulmanes (3,5 millones, de los que alrededor de un millón tienen nacionalidad alemana) no sea muy grande. Heitmeyer también apunta que la islamofobia es particularmente palpable en los grupos de ingresos altos, cada vez más hostiles a la idea de solidaridad hacia grupos sociales necesitados, lo que se relaciona con los debates mediáticos sobre las tesis de personajes como el filósofo Peter Sloterdijk, un enemigo del estado social, y del ex banquero Thilo Sarrazin, autor de un libro denuncia de la supuesta “degeneración” de Alemania por la afluencia de extranjeros, especialmente islámicos.
Con 1,2 millones de ejemplares vendidos en 2010, el libro de Sarrazin (“Alemania se disuelve”) ha sido la obra de más éxito en este país desde el “Mein Kampf” de Adolf Hitler. Un estudio encargado por el 'Süddeutsche Zeitung' revela que los compradores del libro han sido, sobre todo, hombres de más de 60 años con ingresos superiores a la media. Por otro lado, una investigación de la Universidad Humboldt ha desmontado algunas de las tesis de Sarrazin, que fue responsable de economía en el gobierno de la ciudad de Berlín antes de pasar al consejo del Bundesbank. Así, el libro afirma, por ejemplo, que hay un incremento del uso del velo islámico entre las mujeres, pese a que la realidad es que decrece, o que turcos y árabes no se esfuerzan en aprender alemán, cuando el 70% de los ciudadanos de origen turco presentan un nivel “bueno” o “muy bueno” según el Instituto Allensbach. Tampoco es correcta la afirmación de que árabes y turcos son responsables del 20% de los delitos violentos en Berlín: la cifra barajada por la policía es del 8,7%.
Si las tesis son dudosas, la indulgencia mediática que han recibido ha hecho que “el debate sobre Sarrazin haya dejado huellas en la sociedad”, dice el profesor Klaus Bade, especialista en emigración. “Tras el debate de Sarrazin los anónimos que recibimos se han hecho más injuriosos y desvergonzados que antes”, dice Kenan Kolat, presidente de una organización laica de emigrantes turcos. “Se ha convertido en algo tan normal que ya ni se menciona cuando mujeres musulmanas con velo son insultadas y escupidas por la calle”, dice Bekir Yilmaz, presidente de la comunidad turca de Berlín.
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