El presidente Ahmadineyad afirmó que el régimen sionista fracasó ante la resistencia del pueblo libanés, y ahora trata de conspirar contra este país.
Ahmadineyad dirigiéndose al régimen de Israel, EE.UU., y algunos gobiernos europeos pidió que dejen de interferir en El Líbano y permitan que el propio pueblo decida sobre sus asuntos internos.
En alusión a la situación de Túnez, Ahmadineyad subrayó que los occidentales no tienen derecho a entrometerse en los asuntos internos de este país africano, y no pueden privar a los tunecinos de su derecho evidente, mediante el engaño y la guerra psicológica.
El Líbano y Túnez dos países islámicos, viven días sensibles. El régimen sionista y sus patrocinadores estadounidenses y europeos, bajo el pretexto de conocer y castigar a los autores del asesinato del ex primer ministro libanes, Rafiq Hariri, pretenden perjudicar al movimiento de resistencia islámica libanesa. De hecho, ellos penetrando en las instituciones internacionales, intentan obtener, lo que el régimen sionista no logró durante la guerra de los 33 días en 2006 contra Hezbola.
El tribunal internacional de Rafiq Hariri, es un pretexto para Israel y sus patrocinadores occidentales para eliminar la resistencia islámica del escenario político de El Líbano.
La resistencia islámica libanesa hizo fracasar al Ejército del régimen sionista, equipado de armas avanzadas, durante una guerra de 33 días. Y actualmente, con su consciencia y el apoyo popular, no permitiría a EE.UU., ni algunos gobiernos europeos lograr sus objetivos mediante el tribunal internacional que investiga el asesinato de Rafiq Hariri.
Túnez, un país musulmán al norte de África, vive días sensibles a partir de su independencia en 1956.
Trascurrido medio siglo del gobierno dictatorial en Túnez, la inmolación de un joven tunecino, por el desempleo y la presión de los agentes del Gobierno, desencadenó el mes pasado protestas populares que terminaron con los 23 años del régimen de Ben Ali. Entre tanto, los gobiernos occidentales, se convirtieron de repente en los críticos del régimen de Ben Ali, como si recientemente se hubieran dado cuenta del carácter de su gobierno.
El régimen dictatorial de Ben Ali , fue un aliado confiable para garantizar los intereses políticos y económico de los países occidentales. Ben Ali visitó en 2004 la Casa Blanca cuando el entonces presidente Bush lo denominó el aliado de EE.UU., en la lucha contra terrorismo, y elogió lo que llamó de "Libertad de Prensa".
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, en un encuentro mantenido con Ben Ali en 2008 calificó a Túnez de "atmósfera de libertad".
Cuando la inmolación de un joven hizo explotar los descontentos por la discriminación, corrupción del régimen de Ben Ali, los gobiernos occidentales se dieron que esta persona ha llegado a su fin y empezaron a criticarla apoyando la petición de los tunecinos.
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