Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA) — "Son todos criminales de guerra. Hablar de tal transición es una humillación para el pueblo libio libre y todos los mártires de la libertad", expresó uno de los portavoces de los insurgentes en la ciudad rebelde de Misrata. "No queremos ver más a ese criminal y su familia salvo detrás de las rejas", agregó. Esa transición había sido encarada en setiembre de 2009, cuando Gadafi propuso que su hijo Seif al Islam dirigiera los "asuntos internos del país". Pero el régimen no acompañó esa iniciativa, lo que "seguramente lamenta en este momento", manifestó un allegado. Seif al Islam, que encarna la corriente reformista, había propuesto en 2007 un programa de reformas que contemplaba entre otras cosas la libertad de prensa y la redacción de una Constitución, pero el ala dura del régimen se manifestó en contra. Sin ocupar ningún cargo oficial, Seif al Islam figuraba de hecho como jefe de la diplomacia liba y aparecía cada vez que el régimen estaba en dificultad. La carta Seif al Islam "se quemó después del discurso que pronunció" en febrero pasado, cuando estalló la insurrección, donde prometió "una guerra civil" y "ríos de sangre", indicó un universitario libio. "Con ese discurso firmó el fin de su carrera política", agregó. Por su parte, Saadi, ex futbolista, que había jugado en la primera división de Italia, tiene mala fama, al punto que en una visita a Bengasi -cuando todavía estaba en poder del gobierno-, la muchedumbre estuvo a punto de lincharlo. ¿Hacia la división de Libia? Para mantenerse en el poder, el clan Gadafi, debilitado por varias deserciones en los círculos más próximos, podría también apostar a la división del país, dejando el este en manos de la oposición. A fines de febrero, Gadafi había propuesto un "poder autónomo" para varias regiones de Libia, que antaño estaba dividida en tres partes: Fezzan (sur), Tripolitania (oeste) y Cirenaica (este). En realidad, esa división es difícil de concretar en la medida en que el régimen tiene dificultades para controlar ciudades del oeste como Misrata, 200 km al este de Trípoli, y la región de Jaba Gharbi, al sudoeste de la capital. En las regiones que controla, como Trípoli, Zauiya o Zuara (oeste) la situación puede estallar en cualquier momento. También parece difícil concretar el reparto de las riquezas del petróleo y el gas. "Es necesario que el régimen y toda la comunidad internacional entiendan que Libia es un país indivisible", declaró el portavoz de la rebelión en Misrata.
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