Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA) — No podía esperarse otra cosa de un tribunal de excepción, un tribunal especial absolutamente político, desconocido en su clase en todo el ordenamiento jurídico europeo. Ya es hora que desaparezca de una vez por todas y se elimine una institución más propia de una dictadura totalitaria que de un estado democrático. No en vano se creo en 1977 dando continuidad al Tribunal de Orden Público franquista cuya misión fundamental era la persecución política de los opositores al régimen. De hecho, la propia existencia de la Audiencia contraviene artículos constitucionales que garantizan que los delitos se juzgarán por el juez ordinario competente en el lugar donde se ha cometido que, entre otras cosas, pretende evitar las concentraciones de poder, agravada por la posesión de competencias de la AN sobre todas las fases de la instrucción.
Pero es que además, este Tribunal acepta y por tanto fomenta en la fase de instrucción medidas como la incomunicación o la tortura y obvia repetidamente la presunción de inocencia, de ahí las continuas denuncias que aparecen todos los años en organismos internacionales a pesar de los permanentes intentos de justificación y ocultamiento adoptados por los sucesivos gobiernos del estado. La Audiencia ha sido criticada en múltiples foros por ser un claro instrumento inquisitorial del poder para judicializar la vida política del país y politizar a su vez la justicia. Son bastante conocidas las instrucciones y las sentencias de jueces populistas como Garzón dictadas sin el más mínimo respeto al derecho con clara intencionalidad política a sabiendas de que serán tumbadas años más tarde en otras instancias cuando y han cumplido sus objetivos de manera irreversible provocando estados de indefensión absolutamente manifiestos.
Probablemente sea esto lo que ocurra dentro de algún tiempo. Serán puestos en libertad sin cargos y se les reconocerá como los impulsores del proceso de paz habiéndose tenido por ello que enfrentarse tanto al aparato militar de ETA —jugándose literalmente la vida en algunas ocasiones— como al aparato represor de los gobiernos fascistoides españoles. De momento, sólo pueden considerarse como lo que son, presos políticos condenados por un tribunal político con claras connotaciones franquistas.
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