Agencia Noticiosa Ahlul-Bait (P)

Fuentes : ABNA
miércoles

26 octubre 2011

20:30:00
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Imamato de Imam Yawad (P)

El liderazgo (imamat) al igual que la profecía (nabawat) es un favor divino que Dios Todopoderoso otorga a sus siervos elegidos y dignos. En este favor no influye la edad. Tal vez aquellos que consideraban muy remota la profecía y el imamato de un infante, se habían equivocado y estimando a este asunto divino y celestial al mismo grado que un asunto común, mientras que es todo lo contrario, y el liderazgo y profecía dependen del Deseo de Dios, y Dios a Su siervo que considera digno de esta jerarquía lo agracia con Su Sabiduría interminable, sin existir ningún inconveniente en que algunas veces, por algún motivo, Dios otorgue a un infante toda esta ciencia y Lo elija como profeta o Le entregue el imamato en la niñez.

El noveno de los Inmaculados Imames, el Imam Muhammad Al-Yawad (P), ocupó el imamato a la edad de ocho o nueve años.

"Mu‘al.la Ibn Muhammad" dice: Después del martirio del Imam Ar-Rida (P) vi al Imam Al-Yawad (P) y miré detalladamente su estatura y cuerpo para poder describirlo a los shi'ítas, en ese momento el Imam se sentó y dijo: "¡Oh, Mu‘al.la! Dios también en el imamato al igual que en la profecía trajo una prueba –y dijo– A Yahia le entregamos la profecía cuando era un infante".
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"Muhammad Ibn Hasan Ibn ‘Ammar" cuenta: Durante dos años visité a ‘Ali Ibn Ya‘far en Medina, y él me trasmitía las narraciones que había escuchado de su hermano, el séptimo de los Imames, el Imam Musa Ibn Ya‘far (P), y yo las apuntaba. En una ocasión nos encontrábamos en la Mezquita del Profeta, yo estaba sentado junto a él cuando Imam Al-Yawad (P) entró. ‘Ali Ibn Ya‘far descalzo se levantó apresurado, besó la mano del Imam y lo saludó. El Imam le dijo: "¡Oh, tío! Toma asiento. Dios perdone tus pecados".
"¡Mi señor! ¿Cómo sentarme mientras vos estáis de pie?"
Cuando ‘Ali Ibn Ya‘far regresó a su lugar, sus seguidores y compañeros le reprocharon: "¡Tú eres el tío de su padre y lo respetas en esa forma!"
‘Ali Ibn Ya‘far mientras acariciaba su barba manifestó: "¡Callen! Mientras que Dios, Glorificado sea, no consideró merecedora del imamato a esta barba blanca, y a este joven lo consideró digno y Lo nombró Imam ¿queréis que niegue sus virtudes! ¡Me refugio en Dios de vuestras palabras! Yo soy Su siervo".
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"‘Umar Ibn Faray" expone: Nos encontrábamos con el Imam Al-Yawad (P) en unos prados a la orilla del Río Éufrates, le dije: "Vuestros shi'ítas aseguran que vos sabéis el peso de las aguas del Éufrates".
Me dijo: "¿Acaso Dios tiene el poder de dar a un mosquito la sabiduría del peso de las aguas del Éufrates?"
"¡Si! Lo tiene". Le dije.
"Yo soy más querido por Dios que un mosquito y que la mayoría de Sus criaturas".
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"‘Ali Ibn Hisan Wasiti" cuenta: Llevé conmigo algunos juguetes y me dije (ya que es un niño) ¡se los llevó de regalo para el Imam! (Fui a verlo y las personas le hacían preguntas, y él las respondía). Después de que terminaron sus preguntas, los que se encontraban presentes se retiraron. Entonces el Imam se levantó y también se fue, y yo lo seguí. Pedí permiso a través de su sirviente para verlo, y entré. Lo saludé y él me respondió, sin embargo, parecía estar enfadado y no me dio permiso para tomar asiento. Me acerqué y coloqué los juguetes junto a él. Me miró enojado y aventó los juguetes a su diestra y siniestra y dijo:
"¡Dios no me creó para jugar! ¡Yo, jugar!"
Recogí los juguetes y le pedí disculpas, las cuales aceptó. Entonces salí de su casa.
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Se narra que cuando su padre, el Imam Ar-Rida (P) murió, Al-Yawad (P) se apareció en Tus (Mashhad) y realizó los preparativos del entierro.
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Al Mitrafi reporta que el Imam Ar-Rida (P) murió debiéndole 4000 dirhames y que nadie sabía esto, ni él se lo dijo a nadie. Cuenta que al día siguiente de la muerte del Imam Ar-Rida (P) se presentó Al-Yawad (P) y le entregó una suma en dinares equivalente a los 4000 dirhames que su padre le debía.

Estas son algunas muestras de su condición de Imam. No obstante la prueba más contundente tuvo lugar por la intervención del mismo Al Ma’mun, cuando éste luego de la muerte de Ar-Rida (P) comprometió en casamiento al joven Abu Ya’far Al-Yawad con su hija Umm Al Fadhl, elevando su rango y posición a pesar de su corta edad. Se dice que estaba deslumbrado por la capacidad y madurez intelectual que el Imam exhibía.

Otras versiones consideran que se trataba de una maniobra política, como la utilizada con el Imam Ar-Rida (P), o un método para mantenerlo bajo constante vigilancia.

La noticia perturbó a la familia abbásida, pues temían que el asunto del califato pasase a manos del Imam. Se reunieron con Al-Ma'mun y le plantearon lo siguiente: "Te conminamos ante Dios a que abandones el plan de casar al hijo de Ar-Rida con tu hija. Tememos que nos quites el poder que Dios nos Ha entregado en posesión y con el cual Él nos Ha investido. Tú conoces bien lo que hay entre nosotros y esa gente, tanto en el pasado como en el presente, y conoces cuál era la política de los califas bien guiados que te antecedieron, quienes los aislaron y despreciaron. Nosotros tuvimos mucho miedo por tu comportamiento con Ar-Rida, hasta que Dios nos salvó en esta cuestión.¡Oh, Dios! No nos devuelvas la pena de la cual hemos escapado. ¡Oh, Comandante de los creyentes! Apártate de la intención que tienes con el hijo de Ar-Rida (P) y dirígete hacia alguien de tu propia familia que tú creas apropiado".

Al-Ma'mun replicó: "Vosotros mismos sois la causa de cualquier roce que pueda existir entre vosotros y la familia de Abu Talib. Si vosotros lo trataseis justamente, ellos estarían mucho más cerca de vosotros. No me arrepiento del arreglo de sucesión que había hecho con Ar-Rida (P). Incluso le pedí que se hiciese cargo del puesto de califa y estaba dispuesto a entregárselo, pero él se negó. La decisión de Dios fue un decreto preestablecido (en lo referente a su muerte -P-) . En lo que respecta a Abu Ya’far (Al-Yawad -P-), lo he elegido por su superioridad ante todos los hombres de mérito y conocimiento, por su dignidad y virtud a pesar de su corta edad, y por la milagrosa naturaleza que su estado implica. Espero que él muestre a la gente aquello que yo sé que posee y que ellos luego comprendan y acepten el motivo de mi decisión con respecto a él".

Ellos le dijeron al califa: "A pesar de lo mucho que te haya sorprendido, este joven necesita dirección y enseñanza. Aún es un niño sin conocimiento ni entendimiento. Por consiguiente, debes actuar reflexivamente en lo que respecta a él, dejando que primero sea educado y tome entendimiento en la religión. Luego de esto, haz lo que consideres apropiado".

Al-Ma'mun les respondió: "¡Avergonzaos! Conozco a este joven más que vosotros. El es de la Gente de la Casa, cuyo conocimiento proviene de Dios, de aquellos que Dios ama, y los cuales son inspirados por Él. Desde siempre sus ancestros fueron grandes conocedores de la religión y literatura, muy por encima del nivel común de la gente, quienes carecen de su rango de perfección. Si lo deseáis podéis examinar a Abu Ya’far Al-Yawad (P) para poder evidenciar su condición tal como la he descrito".

Ellos le dijeron: "Consentimos examinarlo, ¡oh Comandante de los creyentes! Tanto por ti como por nosotros mismos. Permítenos asignar a alguien que lo interrogue en tu presencia acerca de alguna cuestión de jurisprudencia. Si él consigue responder correctamente, no nos opondremos a este asunto, y quedará demostrado tanto para la élite como para el común de la gente el profundo juicio del Comandante de los creyentes. Pero si él falla en esto, nos darás la posibilidad de proteger este asunto tan delicado rivalizando en nuestras ideas."

Al-Ma'mun aceptó. Ellos fueron a ver a Yahia Ibn Akzan, quien por entonces era el más sobresaliente juez religioso de la época, y le plantearon si era capaz de hacerle una pregunta a Abu Ya’far (P) a la cual no pudiera responder, prometiéndole una elevada recompensa si lograba su objetivo. Luego concertaron con Al-Ma'mun el día de la reunión. Al-Ma'mun organizó una reunión muy grande a la cual asistieron todos los funcionarios de su gobierno, los jueces, los sabios y gente del pueblo. Hizo preparar un lugar especial para Al-Yawad (P) con almohadones de cuero, y ubicó a Yahia Ibn Akzam frente a él.

Yahia solicitó permiso al califa para interrogar a Abu Ya’far (P), y Al-Ma'mun le dijo que le pidiese permiso al mismo Imam. Yahia lo hizo y el Imam se lo concedió. Entonces Yahia preguntó: "¿Qué dirías sobre un muhrim (persona consagrada para la peregrinación) que mata a un animal cazando?".

El Imam inquirió: "¿Lo mató dentro del Santuario o fuera de él? ¿Lo hizo sabiendo o ignorando que esto es prohibido, deliberadamente o por error? ¿El muhrim era libre o esclavo, joven o viejo, inexperto en la caza o práctico y hábil en ella? ¿El animal cazado era alado, de otra forma, pequeño o grande? ¿El hombre estaba obstinado en su acción o se arrepintió? ¿La muerte se produjo durante la noche o durante el día? ¿El muhrim estaba consagrado par la ''Umrahh (peregrinación menor) o para el Hayy (peregrinación mayor)?".

Yahia Ibn Akzam quedó estupefacto. Su rostro reflejó la perplejidad y la falta de capacidad para discernir en esto. Comenzó a tartamudear y toda la gente se dio cuenta de la situación. Al-Ma'mun dijo: "La alabanza pertenece a Dios por esta bendición y el éxito de mi acertado juicio". Y luego se dispuso a celebrar el casamiento del Imam Al-Yawad (P) con su hija Umm Al Fadhl. El Imam dijo:
"La alabanza pertenece a Dios, confesando su bendición. No hay divino sino Dios, Único en su Unicidad. Las bendiciones sean sobre Muhammad (BP), el señor de Sus criaturas, y sobre los purificados de su descendencia. El favor de Dios hacia Sus criaturas se evidencia porque El los Ha enriquecido con lo permitido y los Ha apartado de lo prohibido". Y luego recitó la siguiente aleya: "Casad a aquellos de vosotros que no estén casados, así como a vuestros esclavos y esclavas honestos. Si son pobres, Dios les enriquecerá con Su Favor. Dios es Inmenso, Sabio" (24:32). Luego agregó: "Por lo tanto, Muhammad Ibn ‘Alí Ibn Musa se compromete en matrimonio con Umm Al Fadhl, hija del siervo de Dios Al-Ma'mun. Se ofrece como dote, la dote de su abuela Fátimah, hija de Muhammad (BP), que fue de 500 buenos dirhames. ¡Oh, Comandante de los creyentes! ¿Me casarás con ella por esa dote mencionada?" Al-Ma'mun aceptó y llevaron a cabo el contrato de matrimonio. Luego el califa hizo traer perfume para toda la gente y organizó un banquete para festejar la boda.

Cuando terminó el festejo y gran parte de la gente se retiró, el Al-Ma’mún le pidió a Abu Ya’far (P) que explicase la ley con respecto al muhrim según todas las condiciones que él había expuesto. El Imam dijo: "Si hubiera matado al animal fuera del Santuario y éste fuese alado y grande, se debe requerir en pago expiatorio el sacrificio de una oveja. Si hubiera sido dentro del santuario, la pena es doble. Si hubiese matado un pájaro joven fuera del santuario, se debe pagar un cordero recién destetado. Si hubiera pasado dentro del santuario, se debe dar en pago un cordero y además el valor del pájaro. En cuanto a los animales salvajes, si fuera un asno salvaje se debe sacrificar una vaca; si fuera un avestruz, debe sacrificarse un camello; si fuese un ciervo, debe sacrificarse una oveja. En todos estos casos, si ocurriese dentro del santuario, el pago debe ser el doble. Si el estado de consagración del muhrim es la ''Umrahh, el sacrificio debe realizarlo en Mina, mientras que si es para el Hayy, el sacrificio debe realizarlo en Meca. Las penas por cazar para aquel que sabe que esto es ilícito son las mismas que para quien lo ignora. Si lo hace deliberadamente, es un pecado, mientras que si lo hace por error queda absuelto de su falta. El hombre libre es responsable del pago de la expiación, mientras que para el esclavo el responsable es su amo. No es necesario el pago si la falta fue cometida por un niño, mientras que sí lo es si fuera realizada por un adulto. Aquel que se arrepiente de su acción, escapa del castigo del más allá, mientras quien es obstinado en la misma, debe ser castigado en el otro mundo por su falta".

Al-Ma'mun felicitó al Imam y le pidió que él le haga una pregunta a Yahia para ver si éste podía contestarla. El Imam le pidió permiso a Yahia para interrogarlo, y él accedió. Entonces Al-Yawad (P) le dijo: "Háblame de un hombre que miró a una mujer en el comienzo del día y su mirada le estaba vedada; por la tarde volvió a serle lícita; al ocaso nuevamente le estaba vedada; al entrar la noche otra vez ella le era lícita, pero a media noche ella nuevamente le era prohibida; al alba ella le era lícita otra vez. Dime cuál era el estado de esta mujer y cuál era el motivo por el cual ella era lícita y prohibida en los distintos momentos del día".

Yahia confesó ignorar la respuesta y no encontrar medios para acercarse a la misma. Luego le pidió al Imam que lo beneficie con su explicación, y él le dijo: "Esta mujer era una esclava de un hombre del pueblo. Un extraño la miró al comienzo del día, siendo su mirada ilícita. A media mañana él la compró de su dueño, y ella se tornó lícita para él. Al mediodía le concedió la libertad, por lo cual volvió a serle ilícita. Por la tarde se casó con ella, por lo que nuevamente le fue lícita. En el ocaso la repudió según la fórmula desaprobada (eres para mí como la carne de mi madre) y ella le fue prohibida. Al entrar la noche él llevó a cabo la compensación correspondiente a su falta y ella volvió a serle lícita. A medianoche se divorció de ella y al alba él renunció de su declaración y ella volvió a serle lícita".

Al-Ma'mun, así como todos los que se encontraban presentes, se quedó sorprendido de las respuestas del Imam Al-Yawad (P), , especialmente Yahia Ibn Akzam, quien se encontró ante el peor estado de inseguridad, inquietud y perplejidad que jamás había padecido, sin saber qué hacer. Entonces le hizo al Imam Al-Yawad (P) otras preguntas con las que intentó triunfar sobre él: "¡Oh, hijo del Mensajero de Dios! ¿Qué dices de la siguiente narración? Se ha narrado que Gabriel descendió sobre el Mensajero de Dios (BP) y le dijo: "¡Oh, Muhammad! Ciertamente Dios, Poderoso y Majestuoso, te saluda y te dice: ‘Pregúntale a Abu Bakr: ¿Está satisfecho Conmigo? Pues Yo estoy Satisfecho con él".

El Imam (P) respondió: "Es obligatorio para el narrador de tal relato tomar lo que se ha transmitido que ha dicho el Mensajero de Dios (BP) en la Peregrinación de la despedida: "Ciertamente se han dicho muchas mentiras sobre mí y muchas más se dirán luego de mí. Luego, quien dice una mentira sobre mí, su morada será el Infierno. Y cuando os llegue un dicho de parte mía, confrontadlo con el Libro de Dios. Si está de acuerdo con el Libro de Dios, aceptadlo; si se opone al Libro de Dios, rechazadlo." Esta narración (que tú planteas) no concuerda con el Libro de Dios, pues Dios Altísimo dice: "Por cierto que Hemos creado al hombre y sabemos lo que su mente le sugiere. Estamos más cerca suyo que su propia vena yugular" (50: 16) ¿Acaso Dios no conocía la complacencia o cólera de Abu Bakr que tenía que preguntar por este secreto? ¡Esto es un asunto imposible ante los intelectos!".

Yahia volvió a preguntar: "Se ha narrado que el ejemplo de Abu Bakr y 'Umar en la tierra es como el de Gabriel y Miguel en el cielo".

"Esto también es algo que debe ser observado atentamente – dijo el Imam (P) – Porque Gabriel y Miguel son dos ángeles cercanos que jamás se han apartado de Su obediencia y nunca han desobedecido a Dios ni siquiera por un instante. Pero 'Umar y Abu Bakr eran idólatras antes de islamizarse y asociaban a Dios, pasando la mayor parte de sus vidas como idólatras en vez de como musulmanes. Entonces, es imposible compararlos con Gabriel y Miguel.

Yahia Ibn Akzam no se conformó con las preguntas hechas e insistió: "Se ha narrado que 'Umar Ibn Al Jattab es la lámpara de la gente del Paraíso".

"Esto también es imposible – respondió el Imam Al-Yawad (P) – Porque en el Paraíso existen los ángeles cercanos a Dios así como Adán, Muhammad y todos los Profetas y Mensajeros (P). ¿Acaso el Paraíso no se ilumina lo suficiente con ellos? ¡¿Qué se ilumina con la luz de 'Umar?!"

Yahia insistió una vez más: "Se ha narrado que el Profeta (BP) dijo: " Si yo no hubiese sido el Enviado, lo hubiese sido 'Umar".

"El Libro de Dios es más veraz que este dicho cuando Dios, Exaltado sea, dice: "Y cuando Hemos tomado de los Profetas un Pacto, de ti y de Noé" (33: 7) Dios Ha tomado un Pacto de los Profetas. ¿Cómo iba, pues, a cambiar Su Pacto? Y ninguno de los Profetas asoció a Dios ni siquiera por un instante. ¿Cómo iba Dios ha enviar como Mensajero a alguien que había sido idólatra la mayor parte de su vida? Para nosotros, es suficiente el dicho del Mensajero de Dios (BP) que expresa: "Adán y yo hemos sido anunciados entre (la creación) del espíritu y el cuerpo".

Yahia le preguntó: Se ha narrado del Profeta (BP) que dijo: "Cuando no se revelaba a mí la Revelación, yo pensé que se le había revelado a la familia de Al Jattab".

"Esto también es imposible – contestó el Imam Al-Yawad (P) – Porque no es admisible considerar que el Profeta (BP) haya dudado de su Profecía. Dios Altísimo dice: "Dios escoge Mensajeros de los ángeles y de la gente" (22: 75). Entonces, ¿cómo es posible que la Profecía se traslade de quien Dios había escogido hacia alguien que era asociador?"

Yahia volvió a preguntarle al Imam (P): "Se ha narrado que el Profeta (BP) ha dicho: "Si el Castigo llegara, nadie se salvaría de él excepto 'Umar".

"Esto también es imposible – contestó el Imam (P) – Porque Dios Altísimo dice: "Dios nunca los castigaría mientras tú estás entre ellos... Y no los castigaría mientras imploran el perdón." (8: 33). Entonces, Dios, Glorificado sea, Ha informado que no castigaría a nadie mientras entre ellos estuviese el Mensajero de Dios (BP) o mientras le imploren el perdón".

De esta manera, todos los intentos de Yahia Ibn Akzam resultaron frustrados hasta que finalmente dejó de insistir y la desesperación oprimió su corazón.

Entonces Al-Ma'mun se dirigió hacia los miembros de su familia que se hallaban presentes y les dijo: "¿Hay alguno de vosotros que sea capaz de responder preguntas o explayarse en explicaciones tal como él lo ha hecho?" Ellos reconocieron que no, y el califa agregó: "¡Avergonzaos! Esta Casa ha sido destacada con los méritos sobresalientes que vosotros hoy habéis presenciado. La corta edad no les impide obtener la perfección del intelecto. ¿Acaso no se dan cuenta que el Mensajero de Dios (BP) inició su misión convocando a Amir Al Mu’minin ‘Alí Ibn Abi Talib (P) a seguirle, siendo él, sólo un muchacho de diez años? Y éste aceptó el Islam y condujo sus acciones según sus leyes, siendo el único de corta edad que fue convocado al Islam. Luego, Al Hasan y Al Husain (P) realizaron el juramento de obediencia (bai’at) siendo niños menores de seis años, y el Mensajero no pidió juramento a ningún otro niño. ¿No se dan cuenta de la forma especial con la que Dios Ha señalado a esta gente? Ellos son la descendencia del Profeta que se suceden uno a otro, y el último de ellos llevará a cabo lo que el primero ha hecho".

Todos los presentes reconocieron que esto era verdad. Al-Ma'mun daba así la muestra más cabal de la veracidad del Imamato de Al-Yawad (P). A pesar de su corta edad, su conocimiento era insuperable, lo cual constituía en sí mismo el mayor de los milagros evidentes. Y este no era el primer caso en la historia. El Sagrado Corán menciona que tanto Juan el Bautista como Jesús (P) hablaban desde la cuna, siendo criaturas recién nacidas. Incluso el Evangelio de Lucas menciona que Juan el Bautista (P) reconocía la voz de María (P) estando en el vientre de su madre Isabel, y que Jesús (P) a la edad de doce años debatía con los eruditos en el templo, dejando asombrados a todos ellos por su inteligencia y sabiduría.

Además, según expresa Al-Ma'mun, los mismos ancestros del Imam Al-Yawad (P) eran distinguidos por Dios a través de Su Profeta con signos particulares, exclusivos de ellos, a pesar de sus cortas edades. Por otro lado, Al-Yawad no sería el único en asumir el Imamato muy joven. Su hijo, el Imam Al Hadi (P), lo asumió a los ocho años, y su bisnieto, el Imam Mahdi (P), a los cinco años de edad, y en ambos casos dieron muestras contundentes de su veracidad y su capacidad para dicha función.

Luego de esto, Abu Ya’far decidió partir hacia Medina. Antes de marcharse, fue a la mezquita a rezar, pidió agua e hizo la ablución, dejando caer el agua sobrante sobre las raíces de un azufaifo que había en el jardín de la mezquita, el cual nunca había dado frutos. El Imam rezó la oración del ocaso y la unió con la de la noche. En ambas plegarias realizó una súplica (qunut) en el segundo ciclo, antes de la inclinación. Luego de la oración de la noche, se sentó sobre sus talones y realizó algunas súplicas meritorias. Cuando concluyó, la gente se acercó al azufaifo y vio que había dado frutos. Los comieron encontrando que eran dulces y sin carozo.

El Imam Al-Yawad (P) permaneció en Medina durante todo el califato de Al-Ma'mun. Allí enseñó las distintas ciencias religiosas, dio muestras de su autenticidad, preparó muchos sabios y eruditos, difundió las tradiciones del resto de los Imames.
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