Agencia Noticiosa Ahlul-Bait (P)

Fuentes : ABNA
lunes

31 octubre 2011

20:30:00
275934

El Ascenso del Islam en Estados Unidos

WASHINGTON, EE.UU. (ABNA) — A pesar de los prejuicios y de la ola de racismo y xenofobia desatada en Estados Unidos contra los árabes y musulmanes a raíz de los atentados del 11 de septiembre en Washington y Nueva York, la musulmana es la religión que mayor crecimiento ha tenido en este país en los años hasta convertirse en la segunda con mayor número de practicantes, desplazando de su lugar a la judía. El Islam cuenta en EEUU con cerca de ocho millones de seguidores, una cifra que supera en número a la de presbiterianos, episcopales y mormones, y que representa una cantidad de fieles superior a la que suponen en su conjunto los practicantes de otras corrientes religiosas, como los Adventistas del Séptimo Día, Testigos de Jehovah, Menonitas, Unitarios y Cristianos Científicos, entre otros.

Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA) — Los musulmanes ganan cada día más terreno en EEUU y ello pese que tradicionalmente han sido criminalizados, discriminados y puestos bajo sospecha solo por sus creencias religiosas, su origen étnico o nacional. Durante la guerra árabe-israelí de 1967, después del primer atentado contra las Torres Gemelas en 1993, e incluso después de la bomba de Oklahoma -inicialmente atribuida a terroristas musulmanes-, los musulmanes estadounidenses han soportado todo tipo de ataques de la sociedad, sufriendo desde llamadas amenazantes en sus domicilios y despidos laborales injustificados hasta agresiones físicas y otras acciones de tinte racista y xenófobo, tales como negativa a autorizar practicas religiosas en lugares de trabajo, escuelas o prisiones, discriminación en aeropuertos por sus nombres o vestimentas y prohibición de entrada en hoteles y restaurantes.

Tras el 11 de septiembre los actos de xenofobia y discriminación contra la comunidad árabe y musulmana en EEUU se dispararon peligrosamente, fundamentalmente en los meses inmediatamente posteriores al 11-S. Organismos de defensa de los derechos humanos y organizaciones musulmanas estadounidenses contabilizaron mas de 1.500 incidentes violentos de carácter racista contra árabes, incluidas 6 muertes.

Asimismo se registraron numerosos casos de discriminación en las compañías aéreas y centenares de casos de discriminación en el trabajo.

A todo ello hay que añadir la puesta en marcha de una legislación, inspirada por el ministro estadounidense de Justicia, John Ashcroft, que recorta las libertades fundamentales y derechos humanos elementales al permitir a los servicios de inmigración detener por tiempo indefinido a las personas en situación irregular. Esto permitió que el ministerio de Justicia y la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) prácticamente institucionalizasen la discriminación contra los ciudadanos estadounidenses de origen árabe.

Según el Consejo sobre Relaciones Islámico-Estadounidenses (CAIR), cerca de 60.000 musulmanes se vieron afectados directamente por la política represiva adoptada por el gobierno estadounidense después del 11 de septiembre de 2001. Unos 1.200 fueron detenidos en todo el país, la mayoría por irregularidades migratorias, y 5.000 residentes legales fueron instados a someterse voluntariamente a interrogatorios en las oficinas del FBI o en sus propios domicilios, al igual que 50.000 donantes de organizaciones benéficas islámicas clausuradas por el gobierno. Centenares de ciudadanos procedentes de Oriente Medio, norte de África y Asia meridional fueron detenidos y virtualmente incomunicados durante meses. Aunque la mayoría fue posteriormente liberada o expulsada del país por violar las leyes de inmigración, lo cierto es que a gran parte de ellos nunca se les informó de las razones de su detención.

Pero a pesar de todas estas dificultades añadidas, la comunidad musulmana en EEUU ha venido aumentando sustancialmente en las dos últimas décadas. Según un estudio realizado a nivel nacional, en los últimos siete años los musulmanes estadounidenses han erigido 247 mezquitas, pasando de 962 a 1.209 en la actualidad, y cada año se convierten al Islam más de 20.000 personas.

El 42% de los musulmanes estadounidenses pertenecen a la comunidad afroamericana, un 24% proviene del sur de Asia (Pakistán, India, Bangladesh, Afganistán), el 12% es de origen árabe (Siria, Líbano, Jordania, Egipto, Arabia Saudí) y el resto proceden de países musulmanes del sudeste asiático, norte de África, Europa y América Latina.

En los últimos años los grupos musulmanes han crecido rápidamente en las áreas urbanas de las grandes ciudades de EEUU, con especial incidencia entre las comunidades afroamericanas e hispanas de estados como California, Nueva York, Illinois, Texas y Florida. Se estima que entre el 70 y el 90% de todos los nuevos conversos al Islam en EEUU son negros y que, de seguir esta tasa de conversiones, el Islam se puede convertir en la religión dominante en las áreas urbanas negras para el año 2020.

Muchos consideran que el auge del Islam entre la población negra estadounidense debe en gran parte a la atracción de figuras como Malcom X, el líder negro que se convirtió al Islam, luchó contra la discriminación racial y fue asesinado en 1965, y de otros personajes famosos, como los boxeadores Mohamed Alí y Mike Tyson, quienes también se convirtieron a la religión islámica. Un dato revelador de este influjo es que cerca del 30% de los negros que se encuentran en las cárceles estadounidenses se han convertido al Islam tras las rejas, en un intento por seguir la tradición del mítico Malcolm X.

Otros, sin embargo, consideran que la expansión del Islam entre el colectivo afroamericano se debe a la labor ejercida por las distintas organizaciones y asociaciones musulmanas, tales como Nación del Islam -a la que perteneció Malcolm X y ahora dirigida por Louis Farrakhan-, las cuales están llevando a cabo campañas de predicación intensiva en los barrios urbanos más marginales y deprimidos de las grandes ciudades, con un mensaje de moralidad estricta, respeto a la mujer y compromiso de ayuda a los necesitados.

El Islam también está atrayendo a más y más miembros de la incipiente comunidad latina de Estados Unidos. Si en 1997, el Consejo Musulmán Norteamericano estimó que unos 40.000 hispanos profesaban la religión musulmana, actualmente esa cantidad sobrepasa ya los 60.000 y la cifra no para de crecer. Los grupos musulmanes hispanos se han formado en grandes ciudades norteamericanas como Florida, Nueva Jersey, California, Chicago y Nueva York, pero también en ciudades más pequeñas donde la población de origen hispano es importante. Pueden ser de origen español, mexicano, puertorriqueño o sudamericano, inmigrantes o residentes estadounidenses, pero en la mayoría de los casos proceden del catolicismo.

La Alianza Islámica de Nueva York, una de las organizaciones hispanas musulmanas más antiguas del país, señala que "muchos inmigrantes, que se sienten excluidos de la sociedad norteamericana, cambian la iglesia por las mezquitas en busca de apoyo social", mientras que para otros "el Islam se ha convertido en una forma de volver a las raíces de su historia, que podrían encontrarse en el periodo de dominación musulmana de España.Esta mayor presencia del Islam en EEUU fue reconocida oficialmente por las autoridades estadounidenses el 13 de noviembre del pasado año, dos meses después de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono, cuando el Servicio Postal de EEUU emitió su primer sello escrito en árabe deseando Eid Mubarak (Felices Fiestas) a los musulmanes con motivo del final del Ramadán.

Existen actualmente unas 1.200 instituciones y asociaciones musulmanas en todo el país, 1.250 mezquitas y centros islámicos, 100 escuelas islámicas diurnas y más de mil dominicales o de fin de semana, 3.000 centros culturales, amén de una treintena de periódicos y revistas, estaciones de radio, etc. La mayor parte de estas mezquitas, centros y asociaciones islámicas se encuentran concentrados en los estados del sur, este y medio oeste, y dentro de ellos, en los suburbios o áreas metropolitanas de las grandes ciudades.

Diversas organizaciones islámicas, tales como el Consejo para las Relaciones Estadounidenses-Islámicas, la Sociedad Islámica de América del Norte, y el Círculo Islámico de América del Norte, elaboraron un informe el pasado año con el fin de conocer la realidad de la comunidad musulmana en EEUU. Aunque el estudio, titulado "Mezquitas en Estados Unidos: Un retrato nacional" se centraba como su propio nombre indica en las 1.209 mezquitas existentes actualmente, a las que están asociados dos de los ocho millones de musulmanes que viven en EEUU, aporta datos interesantes para conocer la composición, relaciones y opiniones de las distintas comunidades islámicas diseminadas por todo el país.

Uno de los datos más significativos del estudio es que el número de mezquitas se ha incrementado en un 25% con respecto a 1994, al pasar de 962 a 1.209, y que el número de musulmanes asociados a las mismas ha pasado de 500.000 a dos millones, lo que representa un aumento del 300%. Las mezquitas en EEUU son relativamente jóvenes, ya que el 87% de ellas se fundaron a partir de 1970, fundamentalmente en la década de los ochenta y noventa, en las que se establecieron tres de cada cinco mezquitas actualmente en funcionamiento. Hay que decir también que sólo el 2% de las mezquitas se fundaron antes de 1950.

Un dato revelador es que el 40% de las mezquitas se encuentran localizadas hoy en el lugar donde fueron fundadas, debido a la tendencia al cambio de ubicación de aquellas que fueron constituidas hace más de diez años. Sólo el 31% de las fundadas hace más de una década permanecen en su lugar originario. La inmensa mayoría se encuentran ubicadas en áreas metropolitanas o "ciudades dormitorio" y sólo una de cada cinco se encuentra en el centro de las grandes ciudades o áreas rurales. Ello hace que aproximadamente el 40% de los musulmanes que participan regularmente en las mezquitas tengan que viajar más de 15 minutos desde su lugar de residencia, un alto porcentaje si se compara con los miembros de otras religiones, que disfrutan de una mayor proximidad a sus lugares de culto y oración.

Este dato indica que los modelos de residencia de los musulmanes no coinciden, en la mayoría de los casos, con la localización de sus mezquitas.

Respecto al origen étnico de quienes participan regularmente en las mezquitas estadounidenses hay que señalar que el 33% pertenecen a países del sudeste asiático (Pakistán, India, Bangladesh y Afganistán), el 30% son afroamericanos, el 25% árabes, el 3,4% del África subsahariana, el 2,1% de musulmanes de origen europeo, el 1,6% blancos estadounidenses, el 1,3% musulmanes del sudeste asiático (Malasia, Indonesia, etc.) y el resto pertenecen a musulmanes de otras procedencias, como Irán, Turquía y países de América Latina y el Caribe. La mayoría de las mezquitas se caracterizan por su diversidad étnica si bien en el 64% existe un grupo étnico dominante, que principalmente suele corresponder con el de afroamericanos y musulmanes del sur de Asia. En un 7% de las mezquitas existe un sólo grupo étnico y en otro 24%, casi la cuarta parte del total, el 90% de sus miembros pertenecen al mismo grupo étnico, siendo más común esta situación entre la comunidad musulmana afroamericana.

Es precisamente en las mezquitas dominadas por afroamericanos donde mayor número de conversiones al Islam se vienen produciendo en los últimos años. Según el estudio "Mezquitas en Estados Unidos: Un retrato nacional", la media de conversos al Islam durante los últimos diez años es de 16,3 personas por mezquita al año, aunque en un 8% de ellas el número de conversiones supera el medio centenar y en otro 23% su número oscila entre 11 y 49. En estos dos últimos casos suele corresponder, en gran parte, a las mezquitas dominadas étnicamente por afroamericanos. En el año 2000, según los datos aportados por las distintas mezquitas estadounidenses, cerca de 20.000 personas se convirtieron al Islam en EEUU, de los cuales 13.000 eran hombres y 7.000 mujeres.

El 21% de las mezquitas en EEUU posee una escuela a tiempo completa, que oscila entre los 12 y los 800 alumnos, en las que mayoritariamente -en un 73% de los casos- se imparten enseñanzas elemental y primaria y sólo en el 13% se incluyen estudios de grado superior. La media de asistencia a estas escuelas islámicas es de 126 estudiantes, un dato que extrapolado al total de la nación lleva a estimar en cerca de 32.000 los niños y jóvenes que asisten a centros educativos dirigidos o mantenidos por mezquitas en EEUU.

La totalidad de las mezquitas ofrecen algún tipo de asistencia pública, bien directamente o en coordinación con otras organizaciones. Así, entre las actividades más comunes se encuentran la entrega de dinero en efectivo a familias e individuos que carecen de recursos, asesoramiento marital o familiar, ayuda al colectivo de presos y recogida y distribución de comida y ropa para personas necesitadas. En algunas mezquitas incluso también se han puesto en marcha actividades tan diversas como la custodia de niños menores, clases de alfabetización y educación para adultos y registro de votantes, así como programas de prevención de la delincuencia, lucha contra la drogadicción y el abuso de otras sustancias.

Un dato relevante es que en las mezquitas donde el colectivo afroamericano es mayoritario, las actividades relacionadas con programas de asistencia a presos, lucha contra la droga y prevención de la delincuencia tienen una gran implantación, mientras que en aquellas donde el grupo étnico dominante son musulmanes asiáticos o árabes las actividades más comunes son la impartición de cursos de educación de adultos, guarderías infantiles o entrega de dinero, alimentos o ropa a los necesitados.

Las mezquitas norteamericanas desarrollan asimismo diversas actividades encaminadas a promover y difundir el Islam fuera de su comunidad, bien mediante visitas a colegios e iglesias o a través de intervenciones en programas de radio y televisión. Destaca, sin embargo, el poco interés en la participación política, como demuestra el hecho de que seis de cada diez mezquitas llamaron o escribieron a algún político en el último año y sólo cuatro de cada diez recibieron la visita a su mezquita de un líder político.

Si bien la comunidad musulmana norteamericana está empezando a tener algún peso en las decisiones políticas del país -según cálculos extraoficiales, entre el 70 y el 90% de los musulmanes que votaron en las pasadas elecciones presidenciales de EEUU lo hicieron a favor de George Bush, de los que un 34% correspondían a nuevos votantes-, lo cierto es que los musulmanes estadounidenses no suelen participar activamente en política. Ha habido, sin embargo, algunas excepciones notorias, como cuando el reverendo negro Jesse Jackson se postuló a la presidencia en 1988 y estuvo acompañado durante su campaña por un grupo de 50 musulmanes. También hay que citar los intentos de creación de grupos de acción política tras la guerra árabe-israelí de 1967. Durante la década de los setenta se constituyeron varios grupos de acción política árabe-estadounidenses, tales como el Comité Anti Discriminación Árabe-Estadounidense o la Asociación Nacional de Estadounidenses Árabes, pero en ellos se incluían tanto musulmanes como cristianos y su acción iba más bien dirigida a luchar contra causas como la discriminación.

Actualmente existen algunos grupos, como Musulmanes de Estados Unidos o Alianza Musulmana, que se han definido como grupos de acción política y tratan de invitar a los candidatos a cargos electivos para que hablen de ellos y se preocupen de sus problemas, aunque hasta ahora con poco éxito.

Una reciente encuesta realizada en las mezquitas estadounidenses revelaba que el 96% de los musulmanes estaban a favor de una mayor participación en las instituciones americanas y otro 89% que deberían participar más activamente en el proceso político.

La necesidad de una mayor participación política tiene un mayor respaldo entre los musulmanes de origen árabe y del sur de Asia, ya que el 82 y el 79%, respectivamente, respaldan firmemente esta postura, frente a tan sólo el 66% de los musulmanes afroamericanos. Este pensamiento común de los musulmanes norteamericanos fue resumido por Hedieh Marahmadi, m