Agencia Noticiosa Ahlul-Bait (P)

Fuentes : Al-Akhbar
lunes

20 febrero 2012

20:30:00
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Revolución Bahreiní

Nabil Rayab, la voz eterna de la Plaza de la Perla

MANAMA, Bahrein. (ABNA) - Es uno de los dirigentes del levantamiento de Bahréin que ha militado contra la monarquía del país desde joven. Ahora se ha unido a él una nueva generación de manifestantes que intentan alcanzar un cambio en el reino de la isla.

Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA) - Sus consignas contra el régimen de Bahréin solían pintarse en las paredes de las escuelas. Treinta años después, las consignas se transmiten en tweets para documentar el sufrimiento cotidiano del pueblo bahreiní.

Ha cambiado el medio pero no el mensaje. Nabil Rajab se ha dedicado a hacer campaña por la libertad de su pueblo por todos los medios. Ello le ha llevado a ser el que tiene mayor número de seguidores de Twitter en Bahréin y el cuarto en el mundo árabe.

Nacido en 1964 en el seno de una arraigada familia bahreiní favorable al régimen, Rayab comenzó su vida de militancia con 16 años. Fue expulsado de la escuela por su disidencia política a pesar de su excelencia académica. Fue también activo en el movimiento estudiantil de una universidad de Pune, en la India, aunque rehusó vincularse a una única facción política.

Al regresar a Bahréin en 1988 empezó a militar de manera organizada aunque clandestina estableciendo vínculos con organizaciones internacionales de derechos humanos.

Fue uno de los fundadores de la Sociedad de Bahréin para los Derechos Humanos. Originalmente creada en Londres, operaba en la clandestinidad en Bahréin hasta que se legalizó en 2001.

En 2002, Rajab contribuyó al establecimiento del Centro de Bahréin para los Derechos Humanos junto a su colega y mentor Abdulhadi Al-Jawaja, actualmente en la cárcel acusado de planificar el derrocamiento del régimen. La voz de Rajab se eleva ligeramente al hablar de su determinación para asegurar la libertad de su amigo. “Al-Jawaja forma parte de mi educación. Trabajamos sobre temas que no se permitían abordar a nadie, especialmente sobre los privilegios de la familia gobernante, la discriminación basada en criterios sectarios y los derechos de los migrantes laborales. Le debo a esta persona no permitir que siga la cárcel”.

Insiste en que la oposición en Bahréin no puede ser acallada por la presión, la represión y el encarcelamiento porque ello únicamente fortalecerá la determinación del pueblo para crear pacíficamente una sociedad basada en los derechos. “Esto es lo que el régimen no consigue entender”.

Las tareas de Rayab le han llevado a ser controlado. Su esposa y sus hijos están constantemente amenazados y han perdido todo sentido de seguridad desde el levantamiento del 14 de febrero. Su anciana madre ha perdido el oído y está casi ciega. “Quizá sea una suerte”, comenta. “Eso le ha ahorrado mucho dolor. Ella no sabe lo que está sucediendo. Cuando lanzaron gases lacrimógenos contra nuestra casa, le dijimos que el ruido venía de una aldea lejana”.

Rayab se convirtió casi en un sinónimo de la sublevación de Bahréin durante las sentadas de la Plaza de la Perla. Se encontró a sí mismo en primera línea del frente. “Yo no solía aparecer en los medios de comunicación antes del 14 de febrero”, explica, “pero ese día me obligó a adoptar una nueva posición. Yo no lo planeé”.

La detención de muchos de sus compañeros activistas y abogados de derechos humanos le obligó a presentarse ante la prensa y los medios haciendo causa de sus compañeros detenidos y hablando de la sublevación. Rajab tiene mucho que decir y muchas anécdotas que contar sobre los sucesos acaecidos durante el levantamiento y la represión que ha desatado el régimen desde entonces.

“Las autoridades fueron muy lejos para intentar detener la revolución. Invitaron a ejércitos de otros países a reprimir a los revolucionarios. Por otra parte, la complejidad de la región y el clima sectario han permitido que el régimen haya conseguido describirlo como una revuelta sectaria”, afirma.

Antes de la intervención militar del Golfo —instigada por el doble rasero de Occidente y de sus intereses compartidos con las monarquías del Golf— el despliegue de “miles de mercenarios” llevado a cabo por el régimen no pudo disuadir a la gente de manifestarse a diario. Rayab se siente particularmente orgulloso del papel desempeñado por las mujeres. “Por primera vez participaban en manifestaciones, lo que no tiene precedentes en un país conservador como Bahréin, e insistieron en participar en la toma de decisiones”.

En un comentario más liviano, recuerda cómo se desarrolló el gusto por el humor negro entre los manifestantes cuando se enfrentaban a lo peor de la represión de las fuerzas del régimen y del Golfo. Bromear —una habilidad que heredó de su padre— se convirtió en una forma de aliviar el sufrimiento. “La gente se estaba muriendo y nosotros hacíamos chistes con las declaraciones del gobierno”.

Rayab no se adhiere a ninguna teoría de la excepcionalidad del Golfo. Hay un clamor por la autodeterminación en toda la región, afirma. Aunque admite que políticamente el Golfo va a la zaga del resto del mundo árabe. “Un puñado de familias sigue gobernando nuestros países como si fueran empresas privadas”.

El activismo de Rayab parece perturbar asimismo al gobierno estadounidense. El Departamento de Estado se negó a reunirse con él durante su última visita a Estados Unidos donde recibió un premio de una fundación a favor de la democracia en honor a su valentía en la lucha por la democratización de Bahréin.

A pesar de las amenazas diarias a las que hace frente en su país, se niega a irse de Bahréin. “Eso es lo que el Estado quiere”, asegura. “Todos los periodistas independientes se han ido. Algunos fueron despedidos de sus puestos de trabajo y acosados por sus posiciones políticas. Son más de 60, incluidos un blogger y el fundador de un periódico que fueron torturados hasta la muerte”.

Todo en la vida de Rayab gira hoy por hoy en torno a la lucha. Su nueva condición de referente para los jóvenes revolucionarios le ha llevado finalmente a dejar de fumar desde el inicio del nuevo año.

Una sonrisa irónica se apodera de su rostro cuando se le pregunta acerca de la elección de Manama como Capital de la Cultura Árabe para 2012: “Ningún país ha violado los derechos culturales como lo ha hecho Bahréin”, comenta. “Se han demolido mezquitas históricas solo para insultar las creencias de ciertas personas. Muchas de ellas han sido detenidas y torturadas. Este régimen debe ser boicoteado en todos los niveles, político, económico y cultural”.

Estando ya vetado en los medios de comunicación locales, a Rayab le preocupa que los medios de comunicación social estén sujetos al control de la censura en los Estados del Golfo tras la adquisición por parte del príncipe saudí Al-Walid bin Talal de una gran cantidad de stock en Twitter. Ello podría minar la eficacia o la credibilidad que los medios sociales han adquirido durante el curso de las revueltas árabes.

La reivindicación de Rayab es que se respete el proceso democrático y que se de poder al pueblo para elegir a sus gobernantes aunque ello suponga el ascenso de los islamistas al poder. Aunque no acepta el término “islamista”.

“Hay distintas escuelas islámicas de pensamiento en Irán, Arabia Saudí y Turquía. Las sociedades que hoy en día se están rebelando nunca aceptarán extremismos. Han conocido la opresión, la represión y la tiranía y no aceptarán lo mismo bajo un disfraz religioso”, afirma Rayab.

La última plataforma para el activismo de Rayab es el Centro del Golfo para los Derechos Humanos inaugurado recientemente en Beirut. Desde allí se emitirán declaraciones e informes y se dará formación en el campo de los derechos humanos. Esas son las actividades a las que Rayab ha dedicado su vida en un intento de alcanzar la libertad para los Estados del Golfo.

Fuente: http://english.al-akhbar.com/content/nabeel-rajab-eternal-voice-pearl-square

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