Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA) - Süddeutsche Zeitung publicó un poema de Günter Grass en el cual el Premio Nobel de Literatura opina sobre la participación alemana en el armamento israelí y la posibilidad de un ataque contra Irán.
En su polémico poema Günter Grass denuncia al régimen de Israel sobre la retórica de un ataque militar contra las instalaciones nucleares (civiles) de Irán. El periódico alemán informa que representantes de organizaciones judías y políticos alemanes han reaccionado con una serie de imprecaciones contra el autor. Lo acusan de antisemita y de ignorar la situación política de Oriente Medio.
“Estoy horrorizado” dijo el presidente del Consejo Central de los Judíos en Alemania. Considera que el poema es un “panfleto de odio”. La embajada israelí en Berlín rechazó las críticas del Premio Nobel de Literatura a Israel.
El propio Grass no parece querer reaccionar ante esas críticas. “El señor Grass ha dicho en su poema, lo que tenía que decir y no se pronunciará más al respecto por problemas de salud”, dijo su secretaria personal Hilke Ohsoling.
Para información de nuestros lectores publicamos una traducción del poema en cuestión.
Por qué guardo silencio, demasiado tiempo
sobre lo que es obvio y que fue ensayado
en juegos de guerra, a cuyo fin solo seremos
en todo caso notas al pie de página.
El presunto derecho a un ataque preventivo,
que podría destruir al pueblo iraní
oprimido por un bravucón
y guiado hacia el júbilo organizado
porque se supone que en su territorio
se construye una bomba atómica.
¿Pero por qué me prohíbo,
mencionar el nombre de ese otro país,
en el cual hace años –aunque en secreto–
existe un creciente potencial nuclear
pero fuera de control, porque no es sometido
a ninguna inspección?
El silencio generalizado sobre este hecho,
al que se ha subordinado mi silencio,
lo considero una mentira inaguantable
y la presión, que amenaza con castigo,
en cuanto no es acatado;
el veredicto de “antisemitismo” es corriente.
Pero ahora, porque desde mi país,
que por crímenes muy propios,
que no admiten comparación,
es una y otra vez atrapado y debe dar explicaciones,
de nuevo y como si fuera normal, aunque
declarado sin esfuerzo como reparación
se debe entregar otro submarino a Israel
cuya especialidad es enviar ojivas destructoras
a un sitio donde la existencia
de una sola bomba no ha sido probada
donde solo el temor sirve de prueba
digo lo que hay que decir.
¿Pero porqué guardé silencio hasta ahora?
porque pensé que mi origen,
que está marcado por un baldón imborrable,
prohíbe, imputar ese hecho como verdad expresada
al país Israel, al que estoy unido
y quiero seguirlo estando
¿Por eso lo digo solo ahora,
envejecido y con mi última tinta:
la potencia atómica Israel amenaza
la ya frágil paz mundial?
porque hay que decir,
lo que ya mañana podría ser demasiado tarde;
también porque nosotros –como alemanes suficientemente incriminados–
podríamos llegar a proveer un crimen,
que es previsible, por lo cual nuestra culpabilidad
no podría ser borrada
por ninguna de las excusas acostumbradas.
Y confieso: ya no me callo,
porque estoy cansado de la hipocresía de Occidente
además se puede esperar,
que muchos se puedan liberar del silencio,
exigir la renuncia a la violencia a
los promotores del peligro visible
y al mismo tiempo insistir,
en que un control ilimitado y permanente
del potencial atómico israelí
y de las instalaciones atómicas iraníes
por una institución internacional
sea permitido por los gobiernos de ambos países.
Solo así será posible ayudar a israelíes y palestinos,
más aún, a todos los seres humanos, los que
en esa región ocupada por el delirio
viven enemistados estrechamente
y finalmente a nosotros mismos.
Cabe destacar en el poema, “Grass cuestiona los “fundamentos de la política alemana y, por extensión, occidental, hacia Oriente Próximo. Alemania, viene a decir Grass, ha entendido que asumir la culpa por el Holocausto le exigía guardar silencio ante cualquier política de Israel. Pero asumir esa culpa y la inquebrantable disposición a seguir asumiéndola estaría favoreciendo que Israel -“ese otro país” que, escribe Grass, se ha prohibido a sí mismo nombrar- mantenga un arsenal nuclear sobre el que no se habla y amenace con un ataque al “pueblo iraní…”, escribe El País.
“Hay que decir lo que mañana podría ser demasiado tarde”, insiste Grass, pues se podría sacrificar a los iraníes por una sola “sospecha”, la de que, en su país, se persigue “la fabricación de una bomba atómica”; también “hay que decirlo” porque, de mantenerse Alemania en silencio, y de colaborar con la entrega de un submarino, los alemanes, ya “suficientemente incriminados”, según Grass, “podríamos ser cómplices de un crimen que es previsible”.
El Nobel insta, por último, a una posible solución: someter a inspección simultánea el arsenal nuclear israelí y el programa que desarrolla Irán.
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