Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA) — Israel y Colombia han establecido estrechas relaciones diplomáticas desde hace más de cincuenta años cuando abrieron embajadas en sus respectivos países y desde entonces han desarrollado un proceso expansivo de intercambios militares, económicos, comerciales y culturales. Una muestra de ello es que desde el año 1982 un batallón de soldados colombianos forma parte de la fuerza internacional que vigila la región del Sinaí, después del Acuerdo de Paz entre Egipto e Israel.
Las relaciones entre ambos países cada vez se estrechan más e incrementan en volumen y en áreas de actuación. El gobierno de Israel ha ofrecido más de 100 becas a profesionales colombianos, expertos israelíes colaboran estrechamente con universidades colombianas y asesoran sectores agrícolas como el banano y la floricultura, además de algunas áreas relacionadas con la educación y la sanidad. Así mismo es importante la labor en cuanto a Seminarios, como el recientemente celebrado en marzo en Barranquilla bajo el título de: “Israel, Agricultura, Innovación y Tecnología”, o el realizado en Medellín, en febrero, “Empresas de alto impacto: el caso de Israel y su relevancia para Colombia”, impartido por asesores israelíes para empresarios y miembros de las Universidades o la presentación de la Conferencia Agrícola Internacional a celebrar en Israel del 15 al 17 de mayo de este año.
Además la presencia de Israel en Colombia en el plano artístico es muy grande, así como la programación cultural colombiana tiene muy presente a artistas israelís. Muestra de ello fue la presencia del 23 al 26 de marzo de este año de la compañía israelí Inbal Pinto & Avshalom Pollak Dance Company.
En cambio la presencia colombiana en Israel es menor y la encabezan artistas como Shakira y Carlos Vives o el escultor Fernando Botero.
Ambos países están fortaleciendo sus relaciones de intercambio comercial: Israel exporta productos agroindustriales, químicos y componentes de comunicación y Colombia exporta carbón, materias primas, productos agrícolas y telenovelas.
Colombia e Israel ya han finalizado el documento que contiene los términos que regirán el proceso de negociación del Tratado de Libre Comercio entre ambos países. La última reunión tuvo lugar entre el 19 y el 23 de marzo y con ella se cerraron seis meses de negociación. Este tratado se suma al que Israel ya tiene firmado con México (2000) y Mercosur (2007).
En la entrevista entre Barak y Pinzón, este dijo: “Colombia desde hace años tiene acceso a empresas de Israel para adquirir equipos de tecnología y ello ha quedado reflejado en el aumento de la efectividad en la lucha contra organizaciones terroristas”. Así mismo aludió a la colaboración de la empresa “Israel Military Industries” que junto a la colombiana Indumil fabrican en Colombia fusiles galil. Sin embargo el Ministro Pinzón olvidó mencionar el gran apoyo de asesores israelís en la lucha contra las FARC ni el despliegue de grandes empresas de seguridad cuyos dueños son ciudadanos israelíes.
El aumento del gasto militar en Colombia supone un 15,2% y ocupa el segundo puesto a nivel latinoamericano, después de Brasil (46,4%) y por delante de Chile (10,2%) de un total de 12.468 millones de dólares en 2010. Esta cifra representó un 4,9 % de su PIB y ocurre en un país donde el 46% de su población vive en condiciones de pobreza. Por su parte Israel aumentó, en 2011, 190 millones su presupuesto de defensa, alcanzando una cifra de 15.000 millones de dólares. Esta cantidad consume un 7,3% de su Producto Nacional Bruto en un país donde un 23,6% de su población vive bajo nivel de pobreza.
Esta “hermandad” entre Colombia e Israel no es sorprendente, ya que ambos países tienen el honor de ser parte de la élite de aquellos que más vulneran los Derechos Humanos en el mundo. Así, recientemente, Colombia ha sido puesta en la “lista negra” de países que violan los Derechos Humanos según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Este organismo resalta la impunidad en el caso de los “falsos positivos”, las reformas que buscan fortalecer el fuero militar y la falta de avances significativos en la aplicación de la Ley de Justicia y Paz al dictarse una única sentencia firme.
A estos hechos, otros organismos suman los homicidios contra sindicalistas y miembros de organizaciones sociales y de derechos humanos, la violencia sexual contra las mujeres como una práctica sistemática y como estrategia habitual en el conflicto, el desplazamiento de la población, la existencia de numerosos grupos paramilitares, los ataques a las organizaciones y personas defensoras de los derechos humanos, la existencia de fosas comunes, las torturas, la existencia de alrededor de 9.500 presos políticos, las desapariciones o la discriminación contra la población indígena y afro.
Por otra parte, diversos organismos de derechos humanos y solidaridad como Amnistía Internacional, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU o la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina, cuestionan la situación de Derechos Humanos en Israel, “la única democracia de Oriente Medio” y su nivel de impunidad. La medida tomada por el Consejo de DD.HH de Naciones Unidas referida a investigar el impacto de las colonias judías en Territorio Palestino Ocupado, llevó al gobierno israelí a romper relaciones con dicho organismo en marzo de este año.
Muchos de los organismos de Derechos Humanos resaltan la situación de Apartheid que vive la población palestina producto de la Ocupación: crímenes de guerra, utilización de personas como “escudos humanos”, bloqueo de ayuda médica, torturas, detenciones arbitrarias, alrededor de 6.000 presos políticos, destrucción de viviendas y terrenos agrícolas, asentamientos de colonos, asesinatos selectivos, checkpoints, la construcción del Muro (declarado ilegal por el Tribunal Internacional de Justicia de la Haya), discriminación de la población árabe con ciudadanía israelí, política de represión y terror sobre las mujeres y los cerca 4,6 millones de refugiados que viven fundamentalmente en los países vecinos.
Los dos ministros, el colombiano y el israelí, hablaron de compartir experiencias mutuas y fortalecer su amistad en la lucha de lo que ellos llaman organizaciones terroristas, que en el caso colombiano además de las FARC y el ELN comprende a muchas organizaciones sociales y en el palestino todas aquellas que se oponen al apartheid.
Es significativo como ambos países, gracias al gran apoyo militar de EE.UU, ejercen el papel de gendarmes de la política exterior norteamericana en sus respectivas áreas de influencia. Colombia recibió en 2012, 37 millones de dólares de ayuda militar directa y 160 millones de dólares para la lucha contra el “narcotráfico” e Israel recibió 364 millones de dólares de ayuda militar.
Las cifras nos hablan más que las palabras y esta “hermandad“ entre ambos países está basada en su concepción de la política sistemática de vulneración de los Derechos Humanos que pueden ejercer con impunidad internacional gracias al apadrinamiento del gobierno norteamericano y al silencio cómplice de la Unión Europea. Es de esperar que las luchas de los pueblos colombiano y palestino, con la complicidad de la solidaridad internacional, puedan revertir este “abrazo entre violadores” y la lucha contra la impunidad y la injusticia impere en ambos países.
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