Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA) — Una muestra del apoyo occidental a la dictadura de Bahrein puede verse en el hecho de que Francia y el Reino Unido acaban de recibir al rey de Bahrein con todos los honores.
Mientras tanto, el régimen de la familia Al Jalifa continúa buscando alterar radicalmente la estructura de la población al conceder masivamente la nacionalidad a inmigrantes sijs y budistas. Su objetivo es el de disminuir a cualquier precio el peso de la comunidad shií, que sufre una fuerte discriminación a pesar de constituir la gran mayoría de la población.
Se trata de la segunda oleada de naturalización importante después de la de los salafistas, que, procedentes de Arabia Saudí, lograron obtener muy fácilmente la nacionalidad de Bahrein. Sin embargo, algunos shiíes que viven en el país desde hace más de 40 años y son hijos de madres bahreiníes y se han casado con bahreiníes no logran adquirir la nacionalidad porque sus padres son shiíes saudíes.
“La naturalización de los sijs y budistas es otro acto hostil contra la mayoría shií de Bahrein”, han señalado las principales fuerzas de oposición de Bahrein.
Por otro lado, un grupo de expertos de Naciones Unidas han expresado su profunda preocupación por la campaña de persecución llevada a cabo por las autoridades de Bahrein contra los activistas pro-derechos humanos en el país y han pedido la liberación inmediata de uno de ellos, Nabil Rayab, recientemente condenado a tres años de prisión.
“Es hora de que las autoridades de Bahrein respeten los derechos de expresión, reunión y asociación, y liberen inmediatamente a las personas arbitrariamente detenidas por ejercer sus libertades fundamentales”, dijeron los expertos en un comunicado de prensa de la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
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