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Fuentes : Redes Sociales | ABNA
domingo

16 septiembre 2012

19:30:00
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Abdallah Yusuf de La Plata

“Declaración ante los Sucesos tras la Provocación de la Película que Calumnia al Profeta del Islam (BPD)”

LA PLATA, Argentina (ABNA) — Reflexiones acerca de los recientes acontecimientos ocurridos por la realización de una película que insulta e injuria al Profeta del Islam (BPD) y ofende y provoca a los musulmanes.

En el Nombre de Dios, El Compasivo, El Misericordioso

 

  Reflexiones acerca de los recientes acontecimientos ocurridos por la realización de una película que insulta e injuria al Profeta del Islam (BPD) y ofende y provoca a los musulmanes.

 

  As salamu alaikum ua rahmatul Lah: saludos a todos. Quería compartir algunas reflexiones sobre los recientes acontecimientos acaecidos a partir de la provocación realizada con el film “La inocencia de los musulmanes”.

  Si me permiten, voy a desarrollar 3 puntos clave a partir de 3 declaraciones concretas:

 

  1.- Repudio al atentado terrorista: Para empezar, mi total y completo repudio al terrorismo en todas sus formas. El Islam no es terrorismo. El Islam no se identifica con el terrorismo y la violencia. El Islam implica la Paz, como su propia palabra lo contempla. El Corán condena duramente toda forma de terrorismo y la muerte de personas inocentes:

 

  “Por esta razón prescribimos a los hijos de Israel que quien matara a una persona que no haya matado a nadie ni haya corrompido en la tierra, sea considerado como si hubiese asesinado a toda la Humanidad…”  (5:32)

 

  Vemos que ni una sola vida es despreciada para el Corán. Y a renglón seguido de esta declaración dice:

 

  “El único castigo para quienes hacen la guerra contra Dios y Su Mensajero y siembran la corrupción en la tierra consiste en que sean muertos (ejecutados)… o sean desterrados del país. Tal será para ellos una ignominia en este mundo, mientras que en el otro sufrirán un castigo terrible.”  (5:33)

 

  Y el terrorismo es una forma de sembrar la corrupción en la tierra, estando esta aleya referida a personas que viven en la propia sociedad musulmana (y por eso el destierro es una opción). Vemos que el Corán condena muy duramente las acciones terroristas. Y los musulmanes no se sienten identificados con el terrorismo ni con los grupos “yihadistas” como Al Qaeda. De hecho, Al Qaeda no tiene representatividad ni aceptación dentro de la comunidad musulmana. Y todos sabemos que Al Qaeda es un grupo reclutado, entrenado, equipado, financiado y puesto en funcionamiento por la CIA y que responde a los intereses norteamericanos, completamente funcional al Imperio. Por eso no es casual que el presente atentado ocurra casi en coincidencia con el aniversario del ataque a las Torres Gemelas, otra operación de la CIA que le sirvió al gobierno de Bush para imponer las leyes antiterroristas (el “acta patriótica”), todo el “paraguas de protección” (el escudo antimisilístico, valuado en millones, que no pudo imponer ni Reagan ni Bush padre y aún hoy es cuestionado por inservible), y a la vez invadir Afganistán e Irak saqueando el petróleo mientras el precio del barril subió de 20 a 150 dólares, y consolidando la presencia militar en el área. Un “negocio muy redondo” que justifica plenamente la demolición de dos edificios y la muerte de 3.000 de sus ciudadanos para un régimen ante el cual la vida humana carece de todo valor. El actual atentado a la embajada norteamericana en Libia les sirve a EEUU para “refrescar” toda esta cuestión y profundizar sus planes de ocupación y sus negocios.

 

  Los musulmanes repudiamos el terrorismo. Los musulmanes somos víctimas del terrorismo. Los grupos terroristas (Al Qaeda y otros), vinculados a la CIA y funcionales al Imperio, han cometido miles de ataques terroristas en países musulmanes (Afganistán, Irak, Libia, ahora Siria, etc.), los que suelen pasar desapercibidos en las noticias de Occidente.

  Entonces, lo primero es el repudio generalizado al terrorismo en todas sus formas: el terrorismo de Al Qaeda o la CIA (“Al Qa-CIA”) y el terrorismo de Estado que ejercen las fuerzas militares como EEUU e Israel. Repudiamos toda forma de terrorismo y todos los ataques terroristas, sean cometidos en Occidente o en Oriente. Toda vida es valiosa y no hay “víctimas de primera” y “víctimas de segunda” para el Islam.

 

 

  2.- Repudio a la provocación gratuita que significa esta película contra todos los musulmanes. El más enérgico repudio a esta provocación. Se insulta y ofende con ligereza a la figura más amada y venerada de los musulmanes, respetada y seguida por más de 1.500 millones de personas en la actualidad. Se insulta y provoca en forma irresponsable a más de 1.500 millones de personas de todo el mundo. ¿Qué esperaban que ocurriera? Como ayer escuché: se tira una piedra contra un panal de abejas, ¿para qué? Para filmar la reacción esperable. Cuando se provoca de esta manera los sentimientos más íntimos de 1.500 millones de personas en forma tan desafiante e irresponsable, se está originando los posibles conflictos. Quien provoca de esta manera es directamente responsable de las consecuencias. Se encuentra incitando al odio al provocar a un grupo de personas sabiendo cuál será su reacción, aprovechándose de las diferencias de valores culturales, morales y religiosos. Para los musulmanes, la religión se vive en lo cotidiano, en cada acto de nuestra existencia, y la figura del Profeta Muhammad (con él y su familia sean la Bendición y la Paz) es uno de los ejes centrales de este modo de vida en el cual pensamos, sentimos y nos movemos. El occidental promedio posee otras escalas de valores y no entiende quizás que se reaccione de manera tan enérgica ante la calumnia contra una personalidad histórica, por más peso, grandeza e influencia que posea. (Ese mismo occidental que se asombra ante estas reacciones, luego genera hechos de violencia mucho más sangrientos por un simple partido de fútbol). Quienes realizaron esta provocación, conocen perfectamente la idiosincrasia del pueblo musulmán y la del propio occidental, por lo cual se trata de un plan programado para la división y el “choque de civilizaciones”.

 

Y esto más allá de que todas estas reacciones surgen en el marco de una situación de décadas de opresión y violencia contra los pueblos musulmanes. Por consiguiente, esta película es un detonante, pero no es más que “la gota que derrama el vaso”. Ellos han sembrado toneladas de pólvora sobre las cabezas de los musulmanes, haciendo sus vidas casi insoportables. Ahora encienden un fósforo y cuando ocurre una explosión, exclaman: “¡Eh! ¡Tanto lío por un pequeño fósforo inofensivo!”

 

  Por eso, no se les escapa a los observadores sagaces entre los intelectuales de Occidente que todo esto no es meramente “una reacción por una película”, sino una situación muy complicada que debe entenderse en su contexto.

 

 

  3.- Pleno apoyo a las manifestaciones pacíficas y bien organizadas de repudio a estos insultos y agresiones. Entiendo perfectamente que se buscó una reacción violenta a la provocación para mostrar al Islam y a los musulmanes como los representantes del atraso, del salvajismo, de la maldad, de la violencia, de la falta de civilización, de la brutalidad y de todo lo peligroso ante lo cual Occidente pueda justificar toda acción futura en el marco de la “protección de los ciudadanos inocentes, de las mujeres y niños, de la Humanidad toda”…

 

  Ante este plan perfectamente calculado, la reacción de algunos grupos de musulmanes es la de llamar a la no reacción, a no movilizarse, a no responder a las provocaciones, a no salir a la calle ante el riesgo de que se infiltren agentes enemigos para generar desmanes y actos de violencia descontrolada, que es el objetivo claro de nuestros enemigos. Entiendo esta lógica, pero no la comparto.

 

  Mi propuesta es aprovechar este momento y estas circunstancias en apariencias adversas para mostrar una cara de los musulmanes que Occidente desconoce, que los medios no exhiben, a través de marchas pacíficas, bien organizadas y dirigidas que nos permita tomar contacto directo con la ciudadanía no musulmana y difundir la verdad del Islam. ¡Hay tanto para decir! Y el momento oportuno para hacerlo es cuando todos están prestando oídos al tema.

  Este es un gran desafío de los líderes de la comunidad musulmana en todo el mundo, sean los líderes mayores como los grandes muytáhides y ayatolas, o los menores como los sheijes de mayor o menor prestigio y reconocimiento, los imames de las mezquitas y centros de estudio y difusión, así como todos los hermanos comprometidos en la actividad de difusión del Islam. Debemos responder a las agresiones de Occidente con unidad, con sabia planificación y con una bella exhortación.  Si hay jóvenes musulmanes con ímpetu de militancia y movilización, no debemos tenerles miedo, sino que los más sabios, aquellos que posean un grado de autoridad y representatividad, deben saber cómo encauzarlos correctamente, para que ese ímpetu no los lleve a descarrilarse y caer en sendas incorrectas. Todo un desafío.

  Hoy tenemos una oportunidad que podemos aprovechar bien o desperdiciar (como tantas otras que han surgido). Los enemigos del Islam han provocado estas reacciones con un fin determinado: mostrar una mala imagen del Islam y de los musulmanes que justifique lo que planean hacer. El gran desafío es revertir eso y usarlo a nuestro favor. Por eso llamo a los dirigentes de diversos centros islámicos, grupos y mezquitas, a no desmovilizar a los musulmanes sino a tomar las riendas de las marchas y encauzarlas correctamente. Y no necesariamente deben realizarse manifestaciones masivas callejeras: pueden ser mesas colocadas en las esquinas con entrega de pequeños folletos fotocopiados o impresos, trabajos en las redes sociales, charlas en lugares públicos, participación en distintos medios de comunicación, etc. La imaginación es el límite, queridos hermanos.

 

  “¡Invita al sendero de tu Señor con prudencia (sabiduría) y una bella exhortación! Discute con ellos de la manera más conveniente (y útil). Ya que tu Señor conoce mejor que nadie a quien se desvía de su sendero y conoce más que nadie a quien está bien encaminado.”  (16:125)

 

  ¡Todo un desafío, sin duda alguna! ¿Y quién sabe, sino Dios? Quizás sea el momento para un gran cambio…

 

  

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