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Fuentes : ABNA
lunes

15 octubre 2012

20:30:00
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Milagros en la Biografía del Imam Muhammad Al-Yawad (P)

El Imam At-Taqi (P) que aún era un niño se unió con ochenta personas y un hombre llamado "Muwaffaq" lo presentó a los demás. Todos respetuosamente se levantaron y lo saludaron. Realizaron preguntas que el Imam respondió una tras otra perfectamente y todos (al ver en él los signos del Imamato obtuvieron más confianza en su misión) se alegraron, lo alabaron y pidieron a Dios por él.

1. La carta sin entregar

Después del martirio del Imam Ar-Rida (P), ochenta personas de los sabios y jurisconsultos de Bagdad y otras ciudades viajaron a La Meca para realizar la ceremonia del Hayy (peregrinación). En su camino llegaron a la Ciudad de Medina para entrevistarse con el Imam Al-Yawad (P), hospedándose en la casa del Imam AsSadiq (P) que se encontraba vacía.

El Imam At-Taqi (P) que aún era un niño se unió a éstos y un hombre llamado "Muwaffaq" lo presentó a los demás. Todos respetuosamente se levantaron y lo saludaron. Realizaron preguntas que el Imam respondió una tras otra perfectamente y todos (al ver en él los signos del Imamato obtuvieron más confianza en su misión) se alegraron, lo alabaron y pidieron a Dios por él.

Uno de ellos llamado "As-haq" cuenta: Yo también escribí en una carta diez preguntas para realizarlas al Imam, y me dije: "Si este benevolente responde a éstas le pediré que suplique por mí para que Dios me de un varón de mi mujer que esta embarazada". La reunión se alargó y continuamente le preguntaban y él respondía. Me levanté para irme y pensé entregarle mi carta al siguiente día, no obstante cuando me vio dijo: "¡Oh, As-haq! Dios aceptó mí súplica. Llama Ahmad a tu hijo".

Dije: "¡Gracias a Dios! ¡Sin duda él es la prueba de Dios sobre la Tierra!"

As-haq regresó a su lugar de origen y Dios le otorgó un hijo varón al cuál llamó Ahmad.

2. Demasiado tarde

"‘Imran Ibn Muhammad Ash‘ari" expone: Después de terminar lo que tenía que tratar con él le dije: "Umm Al-Hasan le envía saludos y solicita que le de uno de vuestras camisas para utilizarla como mortaja".El Imam dijo: "Ya no la necesito".

Regresé sin comprender las palabras del Imam, hasta que recibí la noticia de que Ummi Al-Hasan había fallecido trece o catorce días antes de que yo fuese a visitarlo.

3. La caridad del Imam

"Ahmad Ibn Hadid" relata: Un grupo nos dirigíamos para realizar la ceremonia de la peregrinación. En el camino unos bandidos nos atacaron (llevándose todas nuestras pertenencias). Cuando llegamos a Median me encontré en la calle con el Imam Al-Yawad (P) y fuimos a su casa, donde le platiqué lo sucedido. Ordenó que me trajesen unas ropas y una bolsa de monedas, luego dijo: "Entrega a cada uno de los integrantes de la caravana la cantidad que les fue robada".

Después de realizarlo me percaté de que era exactamente, ni más ni menos, la cantidad que nos habían robado.

4. La camisa del Imam

"Muhammad Ibn Sahl Qomi" expone: Me trasladé de La Meca a Medina y fui a visitar al Imam Al-Yawad (P). Quería pedirle una de sus camisas, sin embargo hasta el momento de la despedida no se presentó la ocasión. Pensé hacerlo por medio de una carta, y la escribí. Entonces me dirigí a la Mezquita del Enviado de Dios y me propuse realizar una oración de dos ciclos y solicitar un rosario (de cien cuentas) de salud y bienestar a Dios y en caso de que intuyese que era conveniente mandar la carta lo haría, y en caso contrario la destruiría. Así lo hice y sentí que no debía enviarla. La rompí y me preparé para salir hacia La Meca. En ese momento me encontré con una persona que llevaba un gran pañuelo en el cuál había colocado una camisa y me buscaba entre los de la caravana. Se me acercó y dijo: "Tú Señor te ha enviado esta camisa".

5. La fertilización del árbol

Al-Ma’mun hizo traer al Imam Al-Yawad (P) a Bagdad y le entregó a su hija como esposa. No obstante el Imam no permaneció en esa ciudad y volvió a Medina acompañado de ésta.

Al querer regresar, un grupo lo acompañó hasta las afueras de la ciudad para despedirlo. Atardeció y cuando el Sol se ponía la caravana arribó a un lugar en el cuál había una mezquita antigua. El Imam se dirigió a ésta para realizar la oración del ocaso. En el patio de la mezquita había un árbol de loto que hasta ese día no había dado fruto. Este Inmaculado solicitó que le trajesen agua y realizó la ablución, cayendo el agua de ésta sobre las raíces y cerca del tronco del árbol. Después realizó la oración del ocaso en forma colectiva, y luego una oración facultativa de cuatro ciclos e hizo una prosternación de agradecimiento a Dios. Más tarde se despidió de la gente y continuó su camino.

Al siguiente día el árbol comenzó a dar fruto y de muy buena calidad. La gente quedó sorprendida al verlo.

Relatan del difunto Shaij Al-Mufid que años después él mismo vio y comió el fruto de ese árbol.

6. La notificación del martirio del Imam Ar-Rida (P)

"Umaiat Ibn ‘Ali" relata: Yo vivía en Medina cuando el Imam Ar-Rida (P) se encontraba en Jorasán y constantemente visitaba la casa del Imam Al-Yawad (P). Por lo general la familia del Imam también lo visitaba para saludarlo. En una ocasión dijo a una de sus asistentes: "Di a las mujeres de la familia que se preparen para lamentarse".

Al siguiente día el Imam volvió a repetir lo mismo. Preguntaron: "¿Por la muerte de quién?""Para lamentarse por la muerte del mejor hombre sobre la Tierra".

Poco tiempo después llegó la noticia del martirio del Imam Ar-Rida (P), fue entonces cuando entendieron las palabras de ese día en que el Imam Al-Yawad (P) había dicho: "Que se preparen para lamentarse", ya que su padre había sido martirizado en Jorasán.

7. La confesión del juez

El juez "Yahia Ibn Akzam" que fue uno de los enemigos de la familia de la profecía y el Imamato, confesó que: "Un día encontré al Imam Al-Yawad (P) cerca de la tumba del Mensajero del Islam (BP). Debatí con él sobre diferentes temas, y todas sus respuestas fueron muy lógicas. Le dije: "¡Juro por Dios que deseo preguntarle algo, pero siento vergüenza!"

"Te responderé sin que realices tu pregunta; tú quieres saber ¿quién es el Imam?" Me dijo.

"Así es, y juro por Dios que esa es mi pregunta!" Exclamé. Entonces me dijo: "¡Yo soy el Imam!""¿Tienes alguna señal o prueba para esta pretensión?" Pregunté intrigado.

En ese momento el báculo que tenía en sus manos comenzó a hablar y dijo: "El es mi maula (señor), el Imam de esta época y la prueba de Dios sobre la Tierra".

8. La salvación del vecino

"‘Ali Ibn Yarir" relata: Me encontraba con el Imam Al-Yawad (P), cuando se había extraviado un cordero de la casa del Imam. A la fuerza trajeron a uno de los vecinos acusándolo de haber robado al animal. El Imam dijo: "¡Pobre de vosotros! ¡Pónganlo en libertad! ¡Él no robó el cordero! En este momento el animal se encuentra en tal casa. ¡Vayan por él!" Fueron al lugar que había indicado el Imam. Encontraron al cordero y detuvieron al dueño de la casa acusándolo de haber robado al animal, le pegaron y desgarraron sus ropas. Sin embargo, él juraba no haberlo robado. Lo llevaron ante el Imam. El Imam dijo: "¡Pobre de vosotros! Habéis sido injustos con este hombre. El animal había entrado en su casa sin que él supiese".

Entonces afablemente le entregó unas monedas para tranquilizarlo y en pago de sus ropas desgarradas.

9. Liberación de la cárcel

"Ali Ibn Jalid" cuenta: Estando en Samarra me enteré que habían traído a un hombre encadenado desde Sham y lo habían encarcelado ahí. La gente murmuraba que él pretendía ser un profeta. Me dirigí a la cárcel y me porté amable con los celadores para que me permitiesen verlo. Cuando me entrevisté con él encontré que era una persona consciente e inteligente. Le pregunté: "¿Qué sucedió?"

Respondió: "Me encontraba orando en Sham, en un lugar que dicen haber colocado la cabeza del Imam Husain (P) el Príncipe de los Mártires. Una noche mientras estaba ocupado rezando, repentinamente vi a un hombre frente a mí que me decía: "¡Levántate!"

Lo hice y lo acompañé unos pasos. Vi que nos encontrábamos en la Mezquita de Kufa. En ese momento me preguntó: "¿Conoces esta mezquita?"

Le dije: "¡Sí! Es la Mezquita de Kufa". Realizamos la oración y salimos de ahí.

Nuevamente unos pasos más adelante vi que nos encontrábamos en la Mezquita del Profeta en Medina. Visitamos su tumba, realizamos la oración en la mezquita y salimos.

Poco más adelante vi que nos encontrábamos en La Meca, en la Casa de Dios. Realizamos la circunvalación, salimos y dimos unos pasos más. Entonces vi que me encontraba en Sham y en mi lugar, y que ese hombre había desaparecido de mi vista.

Estaba sorprendido y atónito de lo que había visto, hasta que transcurrió un año y nuevamente vino ese hombre y se repitió en forma idéntica lo que me había sucedido el año anterior, sin embargo esta vez, cuando quería separarse de mí le dije:"¡Por Dios! ¿Cómo te llamas?"

Me respondió: "Yo soy Muhammad Ibn ‘Ali Ibn Musa Ibn Ya‘far Ibn Muhammad Ibn ‘Ali Ibn Husain Ibn ‘Ali Ibn Abi Talib (o sea el Imam Al-Yawad -P-)".

Relaté a varias personas este suceso, el cuál llegó a los oídos del ministro de Mu‘tasim ‘Abbasi, "Muhammad Ibn ‘Abdul Malik Zaiiat". Él ordenó que me trajeran encadenado aquí y me encarcelaran.

Entonces falsamente anunciaron que yo pretendía ser un profeta.‘Ali Ibn Jalid continuó relatando:

Le dije: "¿Deseas que escriba con detalle a Zaiiat lo sucedido, para enterarlo bien de lo acaecido en caso de que no lo esté?"

Respondió: "¡Hazlo!"

Así lo hice. En el reverso de mi carta respondió: "Dile que pida a ese que lo trasladó en una noche de Sham a Kufa, de ahí a Medina y luego a La Meca y después lo regresó a su lugar, que lo ponga en libertad".

Entristecí al escuchar esta respuesta y al día siguiente me dirigí a la cárcel para enterarlo de ésta, e invitarlo a que fuese paciente, no obstante me encontré con que los celadores, los guardianes y muchos otros estaban enojados y preocupados; pregunté: "¿Qué sucedió?"

Dijeron: "¡Anoche se escapó de la cárcel el hombre que pretendía ser un profeta, y no sabemos cómo lo hizo, si se lo tragó la tierra o voló hacia el cielo!"

Por más que lo buscaron no encontraron ninguna señal de él".

10. Abu Salt Hirawi

Él fue uno de los seguidores cercanos del Imam y después del martirio del Imam Ar-Rida (P) por orden de Al-Ma’mun fue encarcelado, relata:

"Estuve un año en la cárcel y me sentía triste. Me quedé una noche en vela y me puse a adorar y suplicar a Dios, y pedía al Profeta y a sus Inmaculados descendientes que intervinieran por mí, juramenté por Dios ante ellos para que pidieran por mi salvación. Aun no habían terminado mis súplicas cuando vi que en mi celda se encontraba el Imam Al-Yawad (P). Dijo: "¡Oh, Abu Salt! Tu corazón ha entristecido"."¡Juro por Dios que así es!" Le respondí.Me ordenó: "¡Levántate!" Tocó las cadenas que tenían atados a mis pies y manos, y en ese instante se abrieron. Entonces tomó mi mano y me sacó de la cárcel. Los celadores me vieron, pero enmudecieron al observar el milagro del Imam del cuál habían sido testigos. Cuando estuvimos fuera me dijo:

"¡Vete, que te cuide Dios! Y después de esto nunca volverás a ver a Ma’mun ni él tampoco te volverá a ver".Y sucedió lo que el Imam había predicho".

11. En una reunión de Al-Mu‘tasim Al-‘Abbasi

"Zarqan" que sostenía una amistad íntima con "Ibn Abi Dawud" relata: "En una ocasión Ibn Abi Dawud regresaba de una reunión con Al-Mu‘tasim, no obstante se encontraba triste. Le pregunté la causa de su estado, y me respondió: "¡Hoy desee haber muerto veinte años atrás!"

Le pedí que relatara lo sucedido. Dijo:

"¡Por lo que Abu Ya‘far (Imam Al-Yawad -P-) me hizo en la reunión de Al-Mu‘tasim!"

Le pregunté por lo sucedido. Me contestó:

"Un hombre confesó haber robado y solicitó al califa Al-Mu‘tasim que para quedar purificado lo castigara según lo que dicta la religión. El califa reunió a todos los jurisconsultos y también invitó al Imam Al-Yawad (P), entonces nos preguntó:

"¿La mano del ladrón desde que altura debe ser amputada?"Yo respondí: "Desde la muñeca".

Dijo: "¿En que razón te basas?"

Dije: "Ya que en la aleya 5 del Sura Al-Ma’idah, (5), respecto a (purificarse con la tierra pura en lugar del agua) las manos dice: "Frotad vuestros rostros y vuestras manos con ella".

Un grupo de los jurisconsultos que se encontraban de acuerdo conmigo, decían: "La mano del ladrón deberá ser cortada a la altura de la muñeca".

Sin embargo otro grupo sostenía: "Es necesario que sea amputada desde el codo". Y cuanto Al-Mu’tasim preguntó la causa dijeron: "Se refiere a la mano en la aleya de la ablución: "Lavad vuestros rostros y vuestras manos hasta los codos".

Entonces Al-Mu’tasim se volteó hacia Muhammad Ibn ‘Ali (Imam Al-Yawad –P-) y le preguntó: "¿Qué opina acerca de este asunto?"

El Imam respondió: "Ellos dieron su opinión, ¡exénteme a mí!"

Al-Mu‘tasim insistió: "¡Juro por Dios! Tienes que dar tu opinión".

El Imam le dijo: "Ya que juraste por Dios, te daré mi opinión. Los dos grupos están equivocados, ya que únicamente los dedos del ladrón deberán ser amputados (excluyendo el pulyar ya que éste no deberá ser cortado, y el resto de la mano deberá quedar".

"¿Por qué razón?". Preguntó Al-Mu‘tasim.

"Ya que el Mensajero del Islam dijo: La prosternación deberá realizarse sobre siete partes del cuerpo: La cara (frente), las palmas de las manos, las radillas y dos pies (sobre los pulgares). — Por lo tanto en caso de que la mano del ladrón sea amputada a la altura de la muñeca o el codo, no podrá realizar la prosternación debidamente, y también Dios Todopoderoso dice: "Y las masayid (lugar de saydah o prosternación) son de Allah, así que no invoquéis a nadie con Allah". (72:18)

Nota: "masyid que su plural es "masayid" significa lugar de la prosternación, y tal y como las masayid (mezquitas), la Casa de Dios, así como los sitios donde es colocada la frente son todos éstos lugares de prosternación. La frente y las otras seis partes del cuerpo donde es apoyado el cuerpo para realizar la prosternación, son también consideradas lugares de prosternación, y por ello en esta narración "al masayid" se ha interpretado como: "las siete partes del cuerpo sobre las que se apoya el siervo para prosternarse".

Y aquello que es para Dios no se mutila.

"Ibn Abi Dawud" relata: "Al-Mu‘tasim aceptó la respuesta del Imam Al-Yawad (P) y ordenó que cortaran los dedos del ladrón (y fuimos desacreditados ante los demás) y en ese momento desee haber estado muerto (por la vergüenza y tristeza que sentía)".

ALGUNAS TRADICIONES SOBRE EL IMAM AL-YAWAD (P)

1) Muhammad Ibn ‘Alí al Hashimi, un miembro de la familia abbásida, cuenta que un día fue a visitar al Imam Al-Yawad (P). Como la noche anterior le había dado un medicamento a causa de un problema que tenía, Al Hashimi no había podido beber nada desde entonces, y estaba muy sediento, pero no le pidió agua al Imam por temor a que estuviese envenenada. El Imam lo miró y le dijo: "Noto que estás muy sediento", y ordenó que trajeran agua. Cuando el sirviente la trajo, el Imam miró a Al Hashimi, sonrió y primero bebió él mismo del agua para demostrarle que no tenía nada. Luego se la ofreció sonriendo. Al Hashimi luego de esta reunión, reportó: "¡Por Dios! Creo que Abu Ya’far Al-Yawad tenía el conocimiento de lo que los hombres ocultan en sus almas, tal como dicen los rafiditas (los shiitas)".

2) Dawud Ibn Al Qasim Al Ya’fari, un descendiente de Ya’far Ibn Abi Talib, el hermano del Imam ‘Alí (P), que fue seguidor de los Imames Al-Yawad, Al Hadi y Al Askari (P), reporta que en cierta ocasión tenía guardados tres objetos de diferentes dueños y que había perdido los nombres que indicaban a quién pertenecía cada uno. Fue a verlo al Imam Al-Yawad (P) y él le indicó a quién pertenecía cada elemento con exactitud. Luego el Imam le entregó 300 dinares para que se los lleve a uno de sus tíos y le dijo: "Él te pedirá que le indiques algún artesano que repare muebles. Entonces señálale a alguien". Cuando él le llevó los 300 dinares al hombre que el Imam le había indicado, éste le pidió que le mostrase algún artesano que repare muebles, tal como Al-Yawad (P) había dicho.

También informó que en cierta ocasión un camellero le pidió que consultase al Imam Al-Yawad sobre la conveniencia de asociarse con determinada persona. El fue a ver al Imam y lo encontró comiendo con visitas, por lo que no quiso hablarle en público. El Imam Al-Yawad le dijo: "¡Oh, Abu Hashim, siéntate y come!" Luego llamó a su sirviente y le dijo: "Ve a ver al camellero que nos envió a Abu Hashim y dile que siga adelante con su asunto".

ALGUNAS DE SUS SABIAS PALABRAS

Un hombre se dirigió hacia el Imam y le dijo: "¡Oh, hijo del Mensajero de Dios! Dame un consejo". El Imam inquirió: "¿Lo aceptarás?" El hombre dijo: "Sí" Entonces el Imam le aconsejó: "Apóyate en la paciencia, adopta la pobreza, abandona los apetitos y oponte a los deseos. Debes saber que tú no estás fuera de la Observación Divina. Por lo tanto, vigila tu estado".

"Quien escucha a un disertante, ciertamente lo adora. Si el disertante proviene de Dios, entonces adora a Dios, y si fuese de parte del demonio, adora al demonio".

"El creyente requiere de tres cualidades: el éxito proveniente de Dios; ser consejero de sí mismo, y aceptar el consejo de quien lo aconseja bien".

"Quien confía en Dios recibe alegría. Quien se encomienda a Dios, El le es suficiente en sus asuntos. La confianza en Dios es una fortaleza en la cual sólo se fortifica el creyente fiel. El encomendarse a Dios es la salvación de todo mal y el refugio contra todo enemigo. La religión es un honor, el conocimiento es un tesoro y el silencio es luz".

"Aquel que te oculta el buen camino por buscar tu complacencia, obra como enemigo en tu contra".

"Quien no conoce el comienzo de un asunto, es abrumado por las consecuencias".

"... Dios, Poderoso y Majestuoso, Ha establecido en cada una de las comunidades de los Mensajeros, algunos sabios que convocan hacia la dirección correcta a quien se halla desviado. Poned vuestras esperanzas en ellos en los tiempos de desgracia. Ellos responden al llamado de Dios e invitan a la gente hacia Dios. ¡Conócelos, la Misericordia de Dios sea sobre ti! Pues ellos son de una categoría elevada, a pesar de que su situación en este mundo sea insignificante. Ellos vivifican a los muertos a través del Libro de Dios y otorgan visión a los ciegos por medio de la luz de Dios. ¡Cuántos exterminados por el demonio han sido resucitados por ellos! ¡Cuántos perdidos descarriados han sido encaminados por ellos! Sacrifican su sangre a fin de impedir la aniquilación de los siervos. Sus huellas resultan beneficiosas para la gente, en tanto que las huellas de la gente les son perjudiciales..."

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