En el segundo año de la hégira, el Profeta (BP) dio en matrimonio a Fatimah a Amir Al-Mu'minin Ali (con ambos sea la paz). Ciertamente que esta unión era la única digna de ambos, ya que según lo expresado por el mismo Profeta y enfatizado por los inmaculados Imames: "Si Alí no hubiese existido, no habría nadie que se casara con Fatimah, y si no hubiera existido Fatimah, no habría nadie que mereciera a Alí".
Fatimah había rechazado a muchos pretendientes de entre los más nobles y ricos de Quraish y de los árabes. El Profeta decía: “El casamiento de Fatimah será concretado por orden divina”. Poco a poco los compañeros del Profeta se dieron cuenta de que el casamiento de su hija no era un asunto fácil, y que cualquier persona, aunque tuviera mucho prestigio y riquezas, no conseguiría su consentimiento. Quien desposara a Fatimah debía ser por su veracidad, fe y virtudes espirituales y morales, alguien que se encontrara justo detrás del Profeta; y no había nadie más que Alí (P) que cumpliera con estos requisitos. Cuando finalmente se animó a pedir la mano de Fatimah, el Profeta le dijo:
“Antes de que llegaras, un ángel me informó que Dios, Exaltado Sea, ha ordenado que casara a Fatimah con Alí”.
Cuando le preguntaron a Alí qué tenía para solventar la boda, él respondió que no tenía más que su armadura, su espada y su camello con el cual tansportaba agua para la gente. El Profeta le dijo que vendiera su armadura, y con ese dinero, que llegaba a quinientos dirham, fueron comprados los utensilios para la casa y un ajuar muy simple para Fatimah (P). Se realizó una ceremonia donde dieron de comer a los invitados, y luego con alegría y con las súplicas del Profeta (BP), las mujeres rodearon al camello de Fatimah acompañándola a la casa de Alí. Y así, tan sencillamente, terminó el casamiento de la más virtuosa de las mujeres del universo.
Cuando Alí fue a pedir la mano de Fatimah, el Profeta le dijo: “Antes que tú, vinieron muchos pretendiendo a Fatimah y con cada uno, siempre que le comentaba a ella al respecto, se daba vuelta y lo rechazaba, así que espera hasta que yo vuelva”. Entonces el Profeta fue con Fatimah y le informó que Alí la pretendía, y ella se mantuvo en silencio pero no le dio la espalda. El Mensajero de Dios (BP), entonces, se levantó diciendo: “ALLAHU AKBAR (Dios es el Más Grande), su silencio es su afirmación”.
La dote de casamiento que Alí (P) dio a Fatimah (P), fue una armadura que fue vendida, e incluso con parte de ese dinero se compraron cosas para la casa y el ajuar que se detalla a continuación: Un vestido comprado por 7 dirhames, un pañuelo al precio de 1 dirham, una cama árabe de madera, 2 colchones, cuatro almohadas, una cortina, un mortero de piedra, un recipiente para la leche, una bolsa de piel para guardar el agua, una alfombrilla, una bolsa de piel y dos o tres elementos más.
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