Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA) — Terminados los rituales del Hayy, donde los musulmanes aprendieron los procedimientos de la verdadera peregrinación del Santo Profeta, éste decidió partir hacia Medina. Se dio la orden de partida. Cuando la caravana llegó al territorio de Raabeg, a tres millas de distancia de Yuhfa (una de las estaciones donde se consagran los peregrinos), el fiel ángel de la Revelación descendió en Gadirul Jum para transmitirle al Profeta la siguiente aleya:
«¡MENSAJERO! PROCLAMA LO QUE TE FUE REVELADO POR TU SEÑOR, PORQUE SI NO LO HICIERAS NO HABRÁS CUMPLIDO TU MISIÓN. MAS DIOS TE PROTEGERÁ DE LOS HOMBRES, PORQUE DIOS NO ILUMINA A LOS INCRÉDULOS»(5:67)
Los términos de este versículo indican que Dios había encomendado al Profeta la transmisión de un asunto importante y de suma delicadeza, y ¿qué asunto podía ser más importante que la designación de Alí como Califa (Sucesor) ante los ojos de cien mil personas?.
Se dio la orden de detener la caravana y los que llevaban la delantera esperaron el arribo de los que estaban más rezagados. Era el mediodía y el calor era muy intenso. Los creyentes colocaban una parte de sus mantos debajo de sus pies y otra sobre sus cabezas. Además hicieron entre los árboles una galería a fin de proteger al Profeta. Muhammad dirigió la oración del mediodía. Luego, mientras la multitud lo rodeaba, subió a un púlpito que le habían preparado con varias monturas de camello superpuestas, y en voz bien alta y expresiva dirigió una disertación a los presentes.
EL SERMÓN DEL PROFETA (B.P.) EN GADIR JUM
“La alabanza pertenece a Dios, a El le imploramos ayuda y a El nos encomendamos. En El nos refugiamos de nuestras maldades y nuestros pecados. Dios es la única guía y orientación. Y a quien El encamina, jamás se desviará. Atestiguo que no hay más dios que El y que Muhammad es Su Enviado. ¡Gentes! Es probable que muy pronto acuda a una invitación divina y me vaya de vuestro lado. Yo soy responsable de mis actos y vosotros lo sois de los vuestros. ¿Qué es lo que piensan de mí?”.
Todos exclamaron: “Atestiguamos que tú has cumplido tu misión y has luchado. ¡Dios te conceda una buena recompensa!”
El Profeta (B.P.) preguntó: “¿Atesiguan que Dios es Único, que Muhammad es Su Enviado, y que no hay duda respecto al Paraíso, al Infierno y a la vida eterna en el otro mundo?”. Respondieron : "Sí, lo atestiguamos". Agregó: “Dejo entre ustedes dos cosas valiosas y queridas. Ya veré cómo las trataréis”. Alguien interrogó:
“¿Cuáles son esas dos cosas a las cuales te refieres?” Respondió: “Uno es el Libro de Dios y la otra mi familia y mi descendencia”.
“Dios, el Altísimo, me ha informado que estos dos legados jamás se separarán. ¡Gentes! No pretendan adelantarse al Corán ni a mi descendencia, ni tampoco retrasarse. Si lo hicieran perecerían”. Tomando entonces el brazo de Alí y levantándolo hasta que llegaron a verse las axilas de ambos, lo presentó y preguntó quién era el soberano y el conocedor de la felicidad de los creyentes más que ellos mismos, a lo que todos respondieron: “Dios y Su Enviado”. Exclamó entonces el Profeta (B.P.): “Aquél de quien yo fuera su señor (Maula: protector, guardián y maestro), Alí también es su señor”(y lo repitió tres veces). “¡Dios! Ama a quien lo ame, protege a quien lo proteja, sé enemigo de su enemigo y amigo de su amigo. Trata con Tu ira a quien no lo ame, haz victorioso a quien lo haga vencedor y humilla a quien lo humille, y conviértelo en el eje de la verdad”.
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