Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA) — El 11 de julio de 2013, el almirante Bruce W. Clingan, comandante de las fuerzas de la alianza atlántica en Nápoles (Italia), recibe al general Frederick B. Hodges, comandante de las fuerzas terrestres en Izmir (Turquía).
Como un aparato electrodoméstico, el Mando de la fuerza conjunta de la OTAN en Nápoles (JFC Naples) se mantiene oficialmente en stand-by, o sea listo para entrar en guerra en cualquier momento. El Comandante Supremo de las fuerzas de la OTAN en Europa (que siempre es un general estadounidense nombrado por el presidente [también estadounidense]) le ha ordenado mantener en estado de eficiencia máxima la fuerza de respuesta de la OTAN –conformada por las unidades terrestres, aéreas y navales tecnológicamente más avanzadas– para poder realizar en 48 horas «cualquier misión en cualquier lugar».
El nuevo cuartel general del JFC Naples en Lago Patria, construido para un equipo de más de 2 000 militares y que puede además ampliarse en función del «futuro crecimiento de la OTAN», está en plena actividad. Miembros de todos los países de la OTAN están llegando a esa instalación, para sumarse al staff, para una serie de maniobras que permiten al JFC Naples estar «listo para operaciones militares como las de Protector Unificado», o sea la guerra de 2011 contra Libia.
Lo que hoy se encuentra en el colimador del JFC Naples es Siria. Sin que aparezca oficialmente por ninguna parte, la OTAN está realizando contra ese país –a través de fuerzas infiltradas– una operación militar encubierta, pero que puede en cualquier momento pasar a ser oficial imponiendo una «no-fly-zone», como en el caso de Libia.
El puesto avanzado de la operación militar contra Siria es Turquía, donde la OTAN tiene más de 20 bases aéreas, navales y de espionaje electrónico. A estas se agrega ahora uno de los mandos más importantes de la OTAN: el LandCom, responsable de todas las fuerzas terrestres de los 28 países miembros, activado en Izmir (Esmirna). El traslado del mando de las fuerzas terrestres a Turquía –a las puertas del Medio Oriente, sobre todo de Siria e Irán, y de la región del Mar Caspio– indica que los planes Estados Unidos/OTAN incluyen también el uso de fuerzas terrestres, sobre todo europeas, en esa área de primera importancia estratégica. Eso lo confirma el hecho que el general estadounidense Philip Breedlove, recientemente nombrado por el presidente Obama como Comandante Supremo de las fuerzas de la OTAN en Europa, viajó a Izmir en julio para acelerar los plazos que se han dado al LandCom para alcanzar su «plena capacidad operacional». Inmediatamente después, el general estadounidense Frederick Hodges, responsable del mando de Izmir, viajó a su vez a Nápoles para coordinar la actividad del LandCom con la del JFC Naples. Allí fue acogido por el almirante estadounidense Bruce Clingan, quien es a la vez comandante de la Fuerza Conjunta aliada en Nápoles, de las fuerzas navales estadounidenses en Europa y de las fuerzas navales del CentCom.
Tenemos en la mesa un juego estrategico de las tres cartas, que permite al Pentágono estar siempre al mando. Por ejemplo, en 2011 dirigió la guerra contra Libia: primero, a traves del CentCom y más tarde mediante el JFC Naples, ambos con el apoyo de las fuerzas navales de Estados Unidos en Europa.
¿Y Europa? Según lo que ha dicho el Comandante Supremo de las fuerzas de la OTAN ante una comision del Congreso [estadounidense], Europa es importante para Estados Unidos: las bases en Europa no son simples y residuales «bastiones de la guerra fría» sino «bases operacionales avanzadas» que permiten a Estados Unidos mantener a la vez el CentCom y el CentralCommand, en cuya área se halla el Medio Oriente. Esas bases son, además, esenciales para «la seguridad del siglo 21» garantizada por una «alianza poderosa y eficiente» dirigida por Estados Unidos, que posee «24 000 aviones de combate, 800 navíos militares oceanicos, 50 aviones-radar Awacs».
Una alianza (pero esto no lo dicen) cuyo gasto militar se eleva a más de 1 000 millardos [1 millardo = 1 millones] de dólares al año. Para mantener constantemente listo para la guerra un mando como el de Nápoles, ciudad [italiana] que muestra una cantidad record de desempleados, también en stand by en la vana espera de un puesto de trabajo.
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