Agencia Noticiosa Ahlul-Bait (P)

Fuentes : Red Voltaire
sábado

15 febrero 2014

20:30:00
506527

El plan imperialista de trece años para Siria

DAMASCO, Siria. (ABNA) — Sólo poco a poco van poniéndose en su lugar las piezas del rompecabezas. En entrevista concedida a la publicación serbia Geopolitika, Thierry Meyssan explica lo que hoy puede verse del plan imperialista trazado por Washington para el Medio Oriente, en 2001. Observa que la resistencia de los pueblos ha hecho fracasar ese plan y subraya que todos habremos de pagar las consecuencias, tanto los pueblos oprimidos como quienes creyeron poder dominarlos.

Agencia de Noticias de Ahlul Bait  (ABNA) — Geopolitika: Estimado señor Meyssan, ¿puede usted explicar brevemente a los lectores de Geopolitika lo que está sucediendo en Siria en este momento? Es que cuando se sigue la información de los grandes canales de televisión y los informes del Observatorio de Derechos Humanos [OSDH] uno no logra entender cuál es la situación real en este país en guerra. Nos parece que sopla un viento positivo para el presidente Assad, para el ejército sirio y para todas las fuerzas patrióticas que defienden Siria, después de la iniciativa rusa sobre la eliminación de las armas químicas que destruyó el plan de intervención de Estados Unidos y la OTAN.Thierry Meyssan: Según los países miembros de la OTAN y del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), los sirios se levantaron contra su gobierno hace 3 años por mimetismo con los africanos del norte. Eso es lo que se ha designado como la «primavera árabe». El gobierno, o más bien «el régimen» –como lo llaman despectivamente– respondió recurriendo a la fuerza y la brutalidad. Esa versión se sostiene a través del Observatorio Sirio de Derechos Humanos [OSDH] que divulga una contabilidad sobre la cantidad de víctimas.La realidad es muy diferente. En el momento de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos decidió destruir cierto número de países, entre ellos Libia y Siria. Esa decisión fue revelada por el ex comandante supremo de la OTAN, el general Wesley Clark, quien se pronunció en contra. Se trataba de crear una unidad política, desde Marruecos hasta Turquía, alrededor de la Hermandad Musulmana, de Israel y de la globalización económica.En 2003, después de la caída de Irak, el Congreso estadounidense adoptó la Syria Accountability Act que autoriza al presidente de Estados Unidos a entrar en guerra contra Siria sin necesidad de consultar al Congreso. En 2005, Estados Unidos utilizó el asesinato de Rafik Hariri para acusar al presidente Bachar al-Assad de haber ordenado el crimen y creó el Tribunal Especial para el Líbano para condenarlo y entrar en guerra contra su país. Aquella acusación se desmoronó con el escándalo de los falsos testigos. En 2006, Washington subcontrató a Israel una guerra contra el Hezbollah, con la esperanza de implicar a Siria. En 2007, Estados Unidos organizó y financió grupos de oposición en el exilio alrededor de la Hermandad Musulmana. En 2010, decidió subcontratar esta guerra y la guerra contra Libia a Francia y el Reino Unido, que concluyeron con ese fin el Tratado de Lancaster House. En 2011, la OTAN envió secretamente comandos a Siria para sembrar el pánico y la desolación. Después de la caída de Libia, trasladaron el puesto de mando de sus ejércitos terrestres para Izmir [en Turquía] y los combatientes libios de al-Qaeda fueron enviados al norte de Siria. Esta guerra de agresión ha costado la vida a 130 000 sirios y a un gran número de combatientes extranjeros.Desde agosto y septiembre de 2013 y la crisis de las armas químicas, Estados Unidos ha admitido que no lograría derrocar el Estado sirio. Interrumpió sus envíos de armas y los yihadistas extranjeros sólo podían contar con Israel, Francia y Arabia Saudita. El ejército leal ha recuperado terreno en todas partes y las bandas armadas están siendo derrotadas, menos en el norte del país. Pero Washington sigue bloqueando la paz en Siria mientras no logre imponer su arreglo de la cuestión palestina.Geopolitika: ¿Qué consecuencias tiene la derrota del Ejército Sirio Libre, respaldado por Occidente? ¿Cuál es la situación en Alepo y los demás frentes de batalla? ¿Quiénes financian y apoyan al Frente al-Nusra, a al-Qaeda y a los demás grupos islamistas extremistas? ¿Son los islamistas radicales, a pesar de no ser tan populares, soldados auxiliares que están atacando Siria por cuenta de Occidente?Thierry Meyssan: Al principio la OTAN decidió librar una guerra de 4ª generación. El objetivo era ahogar a la población siria con una ola de información falsa tendiente a hacerle creer que el país se había sublevado y que la revolución había triunfado, para que la gente aceptara el cambio de régimen como una fatalidad. El papel de los grupos armados consistía en realizar acciones simbólicas contra el Estado –por ejemplo, contra las estatuas de Hafez al-Assad, el fundador de la Siria moderna– y actos de terrorismo para intimidar a la gente y convencerla de que no interviniese. Cada uno de esos grupos armados recibía órdenes de los oficiales de la OTAN pero no había un mando central porque se quería dar la impresión de que existía una insurrección generalizada y no una guerra de frente contra frente. Todos esos grupos sin contacto entre sí llevaban una sola etiqueta, la del Ejército Sirio Libre (ESL). Se identificaban con una misma bandera –verde, blanca y negra– que es históricamente la bandera del mandato francés del periodo intermedio entre las dos guerras mundiales, o sea la bandera de la ocupación colonial.Cuando los occidentales decidieron cambiar de estrategia, en julio de 2012, trataron de unir esos grupos bajo un solo mando. Pero nunca lo lograron, debido a la rivalidad entre sus distintos padrinos: Turquía, Qatar y Arabia Saudita.Desde el inicio, las únicas fuerzas militares eficaces en el terreno son las de los yihadistas que proclaman su vínculo con al-Qaeda. Eran ellos la punta de lanza del ESL durante la primera parte de la guerra. Luego se disociaron [del ESL] cuando Estados Unidos los calificó de «terroristas». Y hoy se dividen principalmente entre el Frente Islámico –financiado por Arabia Saudita–, el Frente al-Nusra –financiado por Qatar– y el Emirato Islámico de Irak y el Levante (EIIL o Daesh, en árabe), financiado por la OTAN a través de Turquía pero que recibe órdenes de Arabia Saudita. La rivalidad es tanta que esos 3 grupos están matándose entre sí más de lo que luchan contra el Estado sirio.Geopolitika: Ante la información maliciosa y selectiva de los medios globales, ¿podría usted decirnos quién atacó inocentes ciudadanos y niños con gas sarín? Aquí, en Serbia, donde tuvimos la experiencia de la masacre de Rasak y la masacre de habitantes de Sarajevo en el mercado de Markale, y se designó a los serbios como culpables sin prueba alguna, todo eso nos parece un guión que ya hemos visto de «explotación de la masacre». ¿Están perdiendo efecto esos sangrientos montajes, que sirvieron para manipular a la opinión pública y desencadenar las intervenciones militares contra la ex Yugoslavia y en otros lugares críticos del mundo, o –dicho de otra manera– será que se ha hecho más difícil engañar a la gente?Thierry Meyssan: El ataque con gas sarín en la Ghouta de Damasco, o sea el cinturón agrícola de la capital, no fue el primer ataque con gas. Anteriormente hubo otros en los que Siria recurrió inútilmente al Consejo de Seguridad de la ONU. Según la oposición en el exilio, el gobierno bombardeó esa zona de la Ghouta durante varios días para acabar matando a la población con gases. El presidente Obama, estimando que aquel ataque violaba la «línea roja», amenazó entonces con destruir Damasco. El presidente francés Hollande lo siguió en la escalada. Pero, en definitiva, Siria –aceptando una proposición de Rusia– firmó la Convención contra las armas químicas y entregó sus reservas de esas armas a la OPAQ (Organización para la Prohibición de las Armas Químicas). Y no hubo bombardeo contra Damasco.Hace unos días, el Massachussets Institute of Technology (MIT) publicó un informe que demuestra que los misiles químicos observados en la Ghouta tienen un alcance inferior a 2 kilómetros. Pero, según los mapas divulgados por la Casa Blanca se necesitaba un alcance de 9 kilómetros para que las fuerzas leales [al gobierno] pudieran alcanzar la «zona rebelde». En otras palabras, es imposible que esos cohetes viniesen de las fuerzas gubernamentales.Ese estudio confirma los informes de los satélites rusos que reportaron que los Contras habían disparado 2 cohetes contra su propia zona. También valida las confesiones, divulgadas por la televisión siria 3 días después de los hechos, de un individuo que confesó haber transportado esos misiles cargados hasta Damasco desde una base del ejército turco. Valida además las acusaciones de familias alauitas de Latakia que reconocieron entre las víctimas a sus niños secuestrados el mes anterior por los Contras. Y finalmente valida la investigación de Seymour Hersh, quien revela que –contrariamente a lo que dijo Barack Obama– las observaciones del Pentágono no señalaron ninguna actividad de las fuerzas [gubernamentales] de armas químicas durante los días anteriores a los hechos.A ustedes [en Serbia] no les sorprende este caso porque ustedes vivieron ese mismo tipo de agresión de parte de las mismas potencias. Y eso funciona hoy con la misma eficacia que antes. Pero los engaños tienen vida limitada. Y este funcionó pero no dio resultado. El público occidental se lo creyó pero no hubo bombardeo contra Damasco porque Rusia lo impidió alineando su flota a lo largo de la costa de Siria. Así que, para destruir la ciudad, el Pentágono tenía que disparar desde el Mar Rojo –por encima de Jordania y de Arabia Saudita– lo cual habría provocado una gran guerra regional. Y sólo ahora conocemos la verdad con certeza, o sea 6 meses después.Geopolitika: Queremos preguntarle también sobre la situación de los cristianos en Siria. Ha habido noticias de que los islamistas de al-Nusra ocuparon y saquearon la localidad de Maalula, que es un antiguo santuario cristiano. ¿Parece que hay monjas secuestradas?Thierry Meyssan: Para desangrar a Siria, la OTAN ha recurrido simultáneamente a colaboradores sirios y a combatientes extranjeros. Durante la segunda parte de la guerra, o sea desde la primera conferencia de Ginebra –en junio de 2012–, se ve un flujo sin precedentes de Contras. Se trata de una guerra como la que se orquestó contra la Nicaragua sandinista [a mediados de los años 1980] pero con una proporción de mercenarios extranjeros que nunca se había alcanzado anteriormente. Hay actualmente 120 000 combatientes extranjeros, provenientes de 83 países, luchando en Siria contra el Estado. Todos son partidarios del wahabismo, secta fundamentalista en el poder en Arabia Saudita, en Qatar y en el emirato de Sharjah. La mayoría dicen ser takfiristas, o sea «puros» y condenan a muerte a los «apóstatas» y los «infieles».Así que en las manifestaciones gritan «¡Los alauitas al hueco! ¡Los cristianos al Líbano!» Durante 3 años han masacrado a decenas de miles de alauitas (una denominación chiita que considera que la fe es una cuestión interna que no se expresa a través de ritos) y cristianos. Lo más importante es que han obligado a cientos de miles de cristianos a huir abandonando sus bienes. Hoy en día los obligan a pagar un impuesto especial, por ser infieles.Como estamos llegando al final de la guerra, los grupos armados tratan de vengarse de su derrota haciendo operaciones espectaculares. Por eso atacaron Maalula, una ciudad cristiana donde aún se habla la lengua de Cristo, el arameo. Allí cometieron atrocidades que han dejado huellas en la conciencia de la gente. Hubo cristianos que fueron torturados en público y que murieron como mártires negándose a abjurar de su fe.Geopolitika: Usted sigue con mucha atención y precisión la situación en el Medio Oriente. ¿Cómo calificaría usted la situación en Egipto? ¿Piensa usted que la situación en ese país se ha consolidado a raíz de las acciones del mando militar? ¿Es la primera derrota seria de quienes planifican las revoluciones árabes? ¿Cómo explica usted el respaldo de Estados Unidos a un grupo islamista radical como la Hermandad Musulmana?Thierry Meyssan: La expresión «primavera árabe» es un subterfugio de los periodistas para decir que acontecimientos que ellos no entienden están ocurriendo simultáneamente en países muy diferentes donde se habla el mismo idioma: el árabe. Es también una forma de propaganda que disfraza de revoluciones varias guerras de agresión.El Departamento de Estado, inquieto por la sucesión de Hosni Mubarak, había decidido derrocarlo para poder escoger a la vez el siguiente gobierno. Así que organizó la hambruna, en 2008, especulando con los productos alimenticios. Para garantizar el relevo formó un equipo alrededor de la Hermandad Musulmana. Y esperó que el caldero comenzara a hervir.Cuando comenzó la revuelta, el Departamento de Estado envió al embajador Frank Wisner –el mismo que organizó el reconocimiento internacional de la independencia de Kosovo– para ordenarle a Hosni Mubarak que dimitiera. Y eso hizo Mubarak. Después, el Departamento de Estado ayudó a organizar elecciones que permitieron a la Hermandad Musulmana poner en la presidencia a Mohamed Morsi, quien tiene la doble ciudadanía egipto-estadounidense, con menos de un 20% de los votos. Ya en el poder, el señor Morsi abrió la economía a las transnacionales estadounidenses, anunció la privatización del Canal de Suez, impuso una constitución islamista, etc. Entonces, el pueblo se sublevó de nuevo. Pero ya no fueron solamente unos cuantos barrios del Cairo, como la primera vez. En definitiva, el ejército retomó el poder y encarceló a los dirigentes de la Hermandad Musulmana. Ahora se sabe que esta última estaba negociando el traslado de la población palestina de Gaza para Egipto.En Egipto, al igual que en el conjunto del mundo árabe, Hillary Clinton contaba con la Hermandad Musulmana. Esta organización secreta, que se creó en Egipto para luchar contra el colonialismo británico, en realidad fue manipulada por el MI6 y hoy tiene su sede internacional en Londres. Desde el año 2001, Washington había planificado el ascenso de la Hermandad Musulmana facilitando la elección –en Turquía– de un responsable político que había estado en la cárcel como miembro de la Hermandad Musulmana pero que decía haberla abandonado: Recep Tayyip Erdogan. Luego de 80 años intentando numerosos golpes de Estado en varios países, la Hermandad Musulmana llegó al poder en Libia aupada por la OTAN y, a través de las urnas, en Túnez y Egipto. Participa en los gobiernos en Marruec