Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA) — En respuesta a la actitud del monje medieval, Saladino y su corte lo colmaron de regalos, entre ellos el rosario de cuentas o masbaha en idioma árabe, instrumento de adoración que fuera construido por Fatima Az Zahrá, la paz sea con ella, la inmaculada hija del Profeta Muhammad, con él sean la bendición y la paz y con su Familia. Ése sería el origen del rosario cristiano de acuerdo a algunos historiadores.
El Francisco medieval encarnaba además, un giro espectacular hacia el desapego y a la Iglesia de los pobres o la Iglesia de los Apóstoles, es decir la Iglesia primitiva más cercana al modelo de Cristo y anterior a la alianza con Roma.
La fe de Latinoamérica se conmovía con los gestos de simpleza, de atención a los pobres, a los inmigrantes desahuciados de las ex colonias empobrecidas por la altiva Europa que mucho tuvo que matar para llevarse tanta riqueza. El Papa venía de Latinoamérica, tierra de oprimidos y ultrajados, y, por lo tanto, era de esperar que su corazón estuviera más cerca de comprender y rechazar las injusticias sufridas por su gente, sean indios, afroamericanos, mestizos o criollos. Con los gestos de Francisco, la Teología de la Liberación y los curas tercermundistas se reincorporaron. Eran nuevas señales que no se veían desde décadas en el Vaticano.
Era sabido, por otra parte, que el Papa no las tendría fácil si quería limpiar de corrupción a la estructura enquistada en Roma. Se habla de las relaciones con la mafia, la mafia financiera, de la mafia rosa (que no es lo mismo que una persona homosexual, que, aunque equivocada, no necesariamente constituye una mafia), de la pedofilia, de las riquezas excesivas como se vio en ese banquete en el que se santificó a los Papas anteriores y antes, con el obispo alemán cuya sola bañadera costaba 15000 euros.
El Papa ratificaba la santificación de Juan Pablo II, el Papa que tanto hiciera por derribar el muro de Berlín, pero que poco hiciera para evitar que el Este europeo caiga en manos del “Capitalismo salvaje”, denominado así por el propio Vaticano. También ratificaba la santificación del Papa Juan XXIII, el Papa del Concilio Vaticano II, que diera aire a todos los movimientos cristianos de liberación y reivindicación de un orden social, político, económico, jurídico, mediático más justo, más cristiano, especialmente en Latinoamérica.
El Papa Francisco manifestaba también su apoyo a la postura argentina con respecto a las islas Malvinas. Algunos lo llaman el “Papa malvinero”. Por su parte, la reunión con la reina de Inglaterra, con el increíble desaire de su real tardanza incluida, parecía una mera reunión de protocolo “obligada” pero no deseada.
El punto culminante de gran popularidad internacional se lo ganó el Papa Francisco con su postura ante el inminente ataque norteamericano a Siria, al que se opuso férreamente, invitando, incluso, a un ayuno mundial por la paz y calificando de “negocio sucio de armas” a ese amenaza de Obama y los halcones de Washington. Allí el llamado a la paz no fue un llamado abstracto, que siempre sirve para apoyar al status quo de los poderosos. Ahí, vimos plenamente al Francisco reformador, enfrentando la aventura bélica de Obama y a favor de la causa de los pueblos. Es decir, del lado de Jesús y frente al imperio.
Pero, en estos días, vemos a otro Francisco en Palestina ocupada, abrazando y besando a autoridades sionistas, y depositando flores en la tumba del inspirador del Estado que ocupa Palestina, Theodor Herzl. Dicen que el Papa con estos gestos quiere derribar el muro de la vergüenza y lograr la paz entre los sionistas ocupantes y los palestinos (los palestinos domesticados de Abbas, no los que resisten que están vedados y cercados en un gran campo de concentración en Gaza, en las cárceles y en otras partes de la Palestina ocupada). Si lograse finalmente algún día, derribar ese ignominioso muro, como su antecesor lo hiciera con el muro de Berlín, estaría dando un paso bueno pero parcial, porque no implicaría una real liberación, sino que, una vez más, los palestinos débiles caerían en manos de los sionistas ocupantes, como se entregó a la Alemania del Este a los brazos del capitalismo salvaje.
Si los gestos hablan, entonces, tenemos que decir que al elegir como acompañantes del viaje a Palestina ocupada a un rabino y a un musulmán que no tiene ninguna representación institucional o religiosa en la comunidad islámica, muestra que el Papa prioriza las relaciones con los judíos sionistas más que con los judíos no sionistas y que descarta a los musulmanes más fuertes y representativos.
El Papa comete otro error al confundir a los sionistas con los judíos. El sionismo y su producto más acabado que es el Estado de Israel, representa un proyecto secular que usó a la religión judía y a sus símbolos, en la que no creían muchos de sus dirigentes y fundadores. Un proyecto realizado, como diría Mahatma Ghandi, “con el apoyo de las bayonetas inglesas”. Para ello, tuvo que ocupar y esclavizar a un pueblo, el palestino. Por ello, el sionismo es un proyecto opuesto al judaísmo que es -en su esencia mosaica -, un proyecto de liberación del pueblo esclavo de las garras del Faraón.
Con esta actitud tan condescendiente con el sionismo ocupacionista, el Papa ha borrado en el mundo islámico su buena imagen lograda mediante su postura en el tema sirio. No sólo ha decepcionado a la mayoría del mundo musulmán que sufre la ocupación a su hermano pueblo palestino sino, la de muchos cristianos ortodoxos y la de muchos católicos que saben más de las acciones criminales del Estado de Israel. Basta echar una mirada a muchas portadas de los diarios y publicaciones en el mundo islámico. Aquí dicen que si el Papa hubiera apoyado su oído en el suelo palestino, podría haber escuchado los gritos por las torturas que se infligen a diario en las catacumbas al pueblo ocupado.
No quiero resignarme a que el Papa Francisco no revea su postura y sepa escuchar la voz de tantos oprimidos que en el mundo han visto con buenos ojos a muchos de sus gestos esperanzadores mencionados anteriormente. Una amiga en común con el Papa Francisco, la gran mujer creyente, Clelia Luro, esposa del Obispo Podestá, decía que el Papa Francisco escuchaba.
Estamos esperando que el Papa comience un diálogo profundo con el mundo islámico en su totalidad -no con aquellos que el sionismo acepta-. Que Dios instaure el verdadero diálogo inclusivo. Que se efectivice el retorno de los millones de palestinos expulsados de su tierra ancestral y que pacíficamente se desarrolle un referéndum para la restitución de los derechos del pueblo palestino. Entonces, con justicia, reinará la ansiada paz.
Sheij Abdul Karim Paz
Prensa Islámica
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Fuentes :
miércoles
11 junio 2014
8:49:30
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Artículo de Sheij Abdulkarim Paz:
«El Papa entre Dos Caminos, el Imperial y el de Jesús»
BUENOS AIRES, Miércoles 11 de junio (ABNA) – Sin duda, el Papa Francisco despertó una esperanza desde su asunción porque rompió con el eurocentrismo y con el coto cerrado de la Curia romana. Se puso de nombre Francisco, emulando al hombre que en la Edad Media que se opuso a las Cruzadas para proponer el diálogo pacífico y fraternal con los musulmanes en contraposición a la violencia de aquéllas.