Agencia Noticiosa Ahlul-Bait (P)

Fuentes : ABNA
jueves

23 octubre 2014

7:12:53
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“Resistencias Frente a la Crisis de Valores”

JUJUY, Jue. 23 de Octubre (ABNA) – Sosteniendo nuestras tareas aquí y ahora de cara a un ideario que es por sobre todas las cosas indigenista, patriótico y revolucionario, pero que también se alimenta de raíces de otros pueblos y comunidades, tradiciones ancestrales completamente a contramano de la superchería colonizadora de occidente, que ha llevado a la desintegración de nuestras sociedades, a la descomposición del ser humano y la destrucción de su medio.

Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA) — Atravesados por un diagnostico que entre otras cosas nos hace afirmar que la crisis actual del capitalismo parte de un quiebre civilizatorio integral, incluyendo  factores ambientales, climáticos, energéticos, hídricos, alimenticios, pero también, y este es el daño más grande, espirituales y morales.
En definitiva estamos asistiendo al agotamiento de un modelo de organización económica, productiva y social, con sus respectivas expresiones en el ámbito ideológico, simbólico y cultural.
Es decir, nuestras sociedades están en franca descomposición y, entre otras cosas, han naturalizado circuitos de economía criminal, impulsados desde los sectores de poder que enfrentamos, pero también sostenidos desde sectores organizados de nuestros pueblos.
Los grupos integrados por mercenarios y sicarios financiados y entrenados por las grandes potencias que sostienen la injerencia del imperialismo, intervienen en los territorios como fuerzas impostadas, vinculadas a los circuitos de la economía criminal como el narcotráfico, las redes de trata y el tráfico de armas, circuito que alimenta los principales ingresos de la economía global del capital financiero internacional.
Las tácticas de guerra no convencional, sostenidas por los terroristas del “Frente al Nusra” y el autodenominado “Estado Islámico” se proponen encaminarse hacia la ocupación de los territorios donde se desarrollan las principales expresiones de la resistencia a los planes de occidente para Oriente medio y Asia, expresando con sus blancos y métodos elegidos la afinidad de estas bandas criminales con los planes de Estados Unidos e Israel fundamentalmente, quienes buscan encaminarse abiertamente contra el eje de la resistencia en esa región del mundo, resistencia que por sobre todas las cosas se sostiene desde tradiciones ancestrales, con formas propias de organización de la vida, desde valores y virtudes que van a contramano de todo aquello que sostiene el desgarramiento de las sociedades occidentales y que a su vez alimenta la voracidad de las principales potencias occidentales.
Estos grupos terroristas nacidos de los laboratorios de la CIA norteamericana, el Mossad israelí y el Reino Unido sostienen un gabinete de administradores con asuntos de finanzas, seguridad, propaganda, prisioneros y reclutamiento en cada departamento van ocupando, violando la sharia islámica (ley) y sembrando desde sus acciones y objetivos el descrédito a la noble herencia de la casa del Islam, tal como se los ordena el amo que los ha creado.
Obnubilados por los falsos espejismo del “desarrollo y el progreso” de la modernidad, una docena de gobiernos acompañan las políticas imperiales y alimentan con todo tipo de recursos a las fuerzas de ocupación que han creado las potencias occidentales, ese parece ser el humillante papel de algunos países árabes, compromiso que podría implicar su participación activa en la "campaña militar coordinada" que busca intervenir en Siria; las acciones de EEUU y sus aliados regionales en Oriente Medio para luchar contra el terrorismo, que ellos mismos han creado, expresan la continuidad del apoyo que han brindado a estos grupos “totalmente ajenos al Islam” a lo largo de los años.
De igual manera se desarrollan las revueltas que registra Nuestra América, con insurrecciones, acciones de sabotaje y ataques selectivos, promocionados por las clases dominantes nativas y el capital trasnacional, articulando grupos paramilitares, narcotraficantes y sectores civiles, que junto a sectores políticos opositores buscan condicionar, o directamente derrocar a los gobiernos que en el continente han osado transitar durante los últimos años un camino de integración hacia la emancipación de nuestros pueblos.
En Argentina, estas fuerzas de ocupación tienen su caldo de cultivo en las redes criminales del narcotráfico y la trata, en las bandas armadas de los feudos provinciales, y en los grupos de choque surgidos desde experiencias sociales y sindicales, que conducidos por los sectores tradicionales de la política generan los escenarios propicios para golpear selectivamente a referentes campesinos e indígenas, sociales y políticos que expresan la resistencia local a los intereses globales del apartheid planetario en el que pretenden sumirnos las potencias occidentales.
Desde allí que hoy, más que nunca, revolución y espiritualidad sean una relación incontrastable para dar la batalla cultural que sin medias tintas hay que sostener en todos los frentes.
La economía, la política, deben estar atravesadas del “el saneamiento de los corazones”, para eso hay que superar las dualidades obscenas del mundo de hoy, teniendo presente lo que hay que hacer pero sobre todo lo que hay que dejar de hacer.
Los diagnósticos y las proyecciones de los revolucionarios ya no pueden sostenerse meramente desde las especulaciones de carácter cientificista, es necesario poner en debate la revolución de los valores que nuestras sociedades necesitan, y en ese sentido tanto el indigenismo de nuestro continente, como el Islam en el mundo, sostienen una espiritualidad que atravesando la vida pública y privada, individual y comunal, ordenando el bien y condenando el mal, han de ser la levadura del socialismo del siglo XXI que debemos crear.
Un socialismo que no se podría, en esta instancia de crisis integral, concebir como algo meramente materialista, la crisis de valores que desgarra a nuestras sociedades, con su consecuente consumismo y vicios exige abordar una solución  que sostenga a nuestro corazón como el principal campo de batalla, desde allí que nuestra cotidianidad y por supuesto nuestras organizaciones deben verse afectadas.
En las dinámicas revolucionarias sociales y políticas en curso, es imperios levantar todo aquello que tanto eriza a buena parte de los “progres” y la llamada “izquierda” Argentina, el proceso en Bolivia es quizás en nuestro continente el que más claramente sostiene esta cosmovisión que debemos asumir, el suma qamaña con el liderazgo de Evo y la visibilidad de las “tensiones creativas”, a las que hace mención García Linera, que esperamos sean superadas contrariando las lógicas destructivas de occidente; también Chávez, en una sociedad revolucionada pero atravesada por la corrupción, absolutamente desacartonado de los modelos de la izquierda tradicional, hizo mucho más que simples gestos a las tradiciones ancestrales, y hasta se permitió pedir, acompañando a su diagnóstico del mundo actual, el regreso de Jesús y Al-Mahdi, con la significación que esto tiene para los cristianos y los musulmanes, y también por supuesto para las izquierdas vernáculas.
Fuera de la región de Abia Yala, hay que poner en su lugar a la República Islámica de Irán, que sigue siendo una explosión de luz en la inmensa oscuridad en la que nos ha sumergido la modernidad, expresando desde su Revolución Islámica en 1979, una de las más claras expresiones de la batalla cultural que se manifiestan contra el apartheid global en el que pretende sumergirnos el occidente senil.
 
'Ali Rida Eric Peralta*
*Integrante del Centro Islámico de la provincia de Jujuy, docente del Instituto Taki Onqoy, Secretario General de la OLA-Organización para la Liberación Argentina.
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