Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA) – Se trata del regimiento que participó en el fallido golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, bajo las órdenes del teniente general Jaime Milans del Bosch, que decretó el estado de sitio, tomando las calles de Valencia con sus tanques. En la actualidad, este regimiento participa en misiones internacionales bajo el paraguas de Naciones Unidas.
Según estas informaciones, refrendadas por un amplio material gráfico, en estos ejercicios han participado en torno a 200 militares, bajo el control y supervisión de miembros de la Policía Militar venidos expresamente de la Brigada de Caballería Castillejos II, con sede en Zaragoza, y bajo cuyo mando se encuentra la Acorazada Lusitania nº8, acuartelada en la Base General Almirante de la localidad de Marines, ubicada a poco más de 39 kilómetros de la capital valenciana, a los pies de Sierra Calderona. Según informaron varios de los militares participantes, el curso fue impartido por “miembros de la Policía Militar venidos de la Brigada de Zaragoza. Nos enseñaron a cómo arrestar gente, poner las esposas, controlar las masas… todo eso; aunque no nos explicaron para qué misión necesitábamos esa formación”.
Ni oficiales ni soldados participantes en estos ejercicios fueron informados acerca de las razones de los mismos, ni tan siquiera si había programada alguna participación dentro o fuera del territorio nacional. No obstante, y teniendo presente las misiones encomendadas por el Ministerio de Defensa a la Brigada de Caballería Castillejos II, como apoyo y colaboración con entidades públicas, y más concretamente con la “vigilancia y protección de puntos sensibles en territorio nacional” y “apoyo y colaboración con fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado”, se ha desatado cierta preocupación acerca de una posible misión militar de apoyo a Policía o Guardia Civil dentro del territorio español.
Uno de los participantes en los ejercicios abundó en esa hipótesis: “Se comenta en el cuartel que nos dijeron que hay que estar preparados para todo, según los mandos, y más en los tiempos que corren”.
“Se rumoreaban y sospechaban muchas cosas de la finalidad de estos ejercicios, que eran absolutamente extraños teniendo en cuenta las características del Regimiento Lusitania, que es una unidad acorazada, es decir de blindados. Lo que opinaba la gente es que se ve todos los días mucha tensión en la calle, que hay muchas revueltas… entonces se piensa que si la Policía se ve desbordada, entonces, y al amparo de la Constitución, las Fuerzas Armadas son las que tienen que tomar automáticamente el mando; eso es lo que se escucha y se piensa que será por eso. De hecho, nos cuentan en el cuartel que la Policía Nacional está desbordada, que no tiene ni medios ni gente”.
Los ejercicios fueron duros, incluso más allá de lo razonable, según explicaron a Público algunos de los participantes, tanto de la tropa como de los mandos. “La gente no tiene cabeza ninguna, se desmadró, hubo mucha tensión, hubo exceso de fuerza de los mandos con los soldados y viceversa, y los instructores de la Policía Militar decidieron parar los ejercicios. Lo cierto es que muchos nunca habíamos usado una de esas porras, pero a uno le dieron un porrazo que le jodieron una rodilla y acabó tirado en el suelo sin poder moverse; otro con una marca en el muslo como si le hubieran dado un latigazo brutal, realmente causan mucho dolor y pueden provocar lesiones graves”.
Asimismo, uno de los militares reconoce que “las prácticas se hicieron con tensión, no se podían hacer de cachondeo, si no la práctica no sirve para nada. Luego, la verdad, no sabemos si será complicado esto en una actuación real; estar ahí en una línea de esas, porque la mayoría, por no decir todos, no hemos estado nunca en una situación así. Por eso en los ejercicios los manifestantes agredían con exceso a los que iban de antidisturbios y sólo se protegían los que llevaban escudo y dejaban tirado al compañero que no llevaba protección. Luego cambiábamos de puesto. Los antidisturbios pasaban a ser masa y viceversa. Y por eso hubo lesionados y hubo que parar el ejercicio”.
Según cuentan los militares, “las misiones de este regimiento son de vehículos blindados, no de proximidad con los civiles en las misiones internacionales de conflicto encomendadas, por lo que en eso casos nunca se utilizarían ni porras, ni botes de humo ni pelotas de goma. Esta unidad lo que hace es patrullar en BMR [blindado medio sobre ruedas] y actualmente, desde mayo, efectúa patrullas en la Base Cervantes de Marjayoun, formando parte de la Brigada Este de la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en el Líbano (UNIFIL), hasta final de este mes, y ellos no tienen ningún cometido de control de masas”.
La misión del cerca de millar de boinas azules españoles ha sido evitar y prevenir que cualquier incidente menor que pudiera surgir a lo largo de los 63 kilómetros de la Blue Line –la demarcación imaginaria que divide el Líbano e Israel– no desencadenase un conflicto mayor, o incluso una nueva guerra.
“Creemos que la Policía Militar está también haciendo este tipo de formación en otros cuarteles, y dicen los mandos que tendrán que volver aquí, porque técnicamente fue una iniciación y los ejercicios no concluyeron”, asegura el informador de Público.
Dicha fuente insiste en que “los únicos que tienen el cometido de control de masas son los de la Policía Militar dentro del entorno militar, pero no recordamos que hayan actuado nunca formando a soldados de otras unidades para ejercer puntualmente como Policía Militar Antidisturbios ante civiles. Oficialmente, no sabemos cuáles son las razones de estos ejercicios, pero las sospechas son las que son”.
Joan Cantarero | Público
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