Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA) — “Los bareiníes se oponen al refuerzo de la presencia militar extranjera en su país, porque viola la soberanía nacional y ayudaría a la represión de manifestaciones populares”, explicó el secretario general de dicha asamblea, Fazel Abás.
En una entrevista concedida a la Radio y Televisión de la República Islámica de Irán (IRIB, por sus siglas en inglés), Abás ha denunciado los planes de Estados Unidos y el Reino Unido para convertir la región en su base militar.
Luego de mencionar el papel que desempeñan Arabia Saudí y Catar al respecto, el líder opositor bareiní aseguró que eso tiene lugar mientras los Gobiernos de Riad y Doha, a su vez, ofrecen su petróleo a Estados Unidos y el Reino Unido.
El pasado 5 de diciembre, el ministro británico de Asuntos Exteriores, Philip Hammond, anunció el establecimiento de la primera base militar del país europeo en Oriente Medio, desde que completara su retirada de la región en 1971, en el puerto de Mina Salman, en Baréin.
El establecimiento de esa base, con un costo de 15 millones libras esterlinas (unos 23 millones de dólares) para Londres, viene precedido de muchos meses de negociaciones entre ambos países.
Mientras la Cancillería bareiní alega que el establecimiento de la nueva base militar británica en Baréin tiene como meta aumentar la seguridad del país árabe y la región en las actuales circunstancias críticas de la zona, el pueblo ha manifestado su fuerte rechazo al respecto.
El principal partido opositor de Baréin, Al-Wifaq, el movimiento opositor “Coalición 14 de Febrero”, y el Centro de Derechos Humanos de Baréin destacan entre las comunidades que, junto al pueblo bareiní, han denunciado el “convenio negro” firmado entre Manama y Londres.
A criterio del presidente del Centro de Derechos Humanos de Baréin, Nabil Rayab, tal acuerdo se considera una recompensa al Reino Unido por haberse mantenido en silencio ante los abusos de los derechos humanos del régimen de Al Jalifa y su apoyo continuo.
Desde febrero de 2011, los bareiníes realizan manifestaciones contra Al Jalifa, en el poder desde hace más de 40 años, para reclamar el fin del “monopolio de poder”, además de abogar por un Gobierno constitucional y un poder judicial independiente.
Sin embargo, las fuerzas gubernamentales del pequeño país del Golfo Pérsico, respaldadas por efectivos saudíes, han reprimido duramente esas movilizaciones.
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