De acuerdo a la Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA), La Policía bahreiní ha vuelto este viernes a reprimir a los manifestantes antigubernamentales en la capital de Bahréin, Manamá, convocados por la oposición a una nueva jornada de lucha. La manifestación transcurría pacíficamente coreando consignas contra el régimen de Al Jalifa, y fue disuelta violentamente por la policía, que utilizó abundancia de gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento. Las fuerzas represivas bahreiníes, respaldadas por el régimen de Al Saud, que mantiene tropas en el país para impedir la caída de Al Jalifa, han detenido a varios manifestantes.
Los actos de protestas se extendieron a las afueras de la ciudad, cuando se impidió a otros grupos de manifestantes unirse a los que lo hacían en el centro de la ciudad debido a un cordón y fuertes medidas de seguridad.
También la población de otras localidades salieron a la calle a manifestar su protesta, como en Malikiyah, donde un anciano de 88 años, Hayy Habib Abdulá, murío como consecuencia de la inhalación de gases lacrimógenos venenosos lanzados en exceso por las fuerzas de seguridad del régimen. Este uso excesivo de estos gases venenosos letales han provocado la muerte de decenas de personas entre los ciudadanos bahreiníes quienes protestan demandando democracia y libertad. En algunas poblaciones los manifestantes han llegado a incendiar neumáticos y bloquear las principales carreteras.
La manifestación fue convocada por la Coalición de Jóvenes de la Revolución del 14 de febrero, un grupo que llama a través de Internet a protestas en contra del régimen de Al Jalifa. En esta ocasión se trataba de denunciar las sentencias confirmadas por un tribunal de apelaciones contra 13 activistas, a los que se les ha impuesto condenas por organizar manifestaciones contra el régimen.
Un tribunal militar originalmente dictó sentencias en 2011. Las sentencias, que van desde los cinco años de cárcel a cadenas perpetuas, fueron ratificadas por un tribunal civil en septiembre de 2012. Esas cadenas perpetuas dictadas incluyen al encarcelado activista de derechos humanos Abdul Hadi Al Jawaya, y al líder opositor Hassan Mushaima. Amnistía Internacional ha calificado de injusta decisión y pidió la liberación de las 13 personas que han sido encarceladas "simplemente por ejercer su derecho a la libertad de expresión y de reunión".
Por otro lado, La agencia estatal de noticias de Bahréin informó el miércoles que las autoridades del reino del Golfo Pérsico han despojado a 31 ciudadanos de su nacionalidad por haber “socavado la seguridad del Estado”. El 30 de octubre, el Ministerio del Interior de Bahréin dijo que prohibiría todas las protestas y reuniones, describiendo las manifestaciones contra el régimen como un “abuso reiterado” de la libertad de expresión.
Amnistía Internacional ha condenado al Régimen de Bahréin por Revocar la nacionalidad de los activistas en pro de la democracia. La organización afirma que “Las autoridades han dado la más mínima de las razones de la privación de la nacionalidad, que parece haber sido adoptada sobre la base de las opiniones de las víctimas políticas”, ha dicho Philip Luther, Director de Amnistía Internacional para Medio Oriente y África del Norte, quién a añadido que “Lo más preocupante, es que las autoridades están convirtiendo a algunos de sus ciudadanos en apátridas. Esto, además de ser una privación arbitraria de la nacionalidad, está prohibido por el derecho internacional”.
Desde febrero de 2011, los bahreiníes salen a las calles del país árabe para mostrar su oposición al régimen dictatorial y reaccionario de Al Jalifa. Una revolución pacífica que es sistemáticamente silenciada por los medios de descomunicación occidentales. Desde entonces miles de bahreiníes salen a las calles exigiendo derechos democráticos, la destitución de Al Jalifa y el final de la discriminación a la población shií, que constituye la mayoría de sus habitantes. El régimen de Manama respondió lanzando una brutal y desproporcionada represión contra las protestas pacíficas, pero éstas no hacían más que aumentar. Cuando el régimen vio que se acercaba su caída llamó en ayuda a las fuerzas militares de los otros Estados reaccionarios árabes vecinos, que lideradas por Arabia Saudí invadieron el país y se sumarón a la represión de la población, logrando sostener a Al Jalifa en el poder.
Desde que la revolución popular comenzó en Bahréin a mediados de febrero de 2011, más de 95 personas han sido asesinadas, muchos de ellos bajo tortura durante su detención, y otros miles detenidos. Una represión y unos asesinatos amparados por el silencio cómplice de occidente, cuyos medios de descomunicación no publican nada al respecto, al igual que callan antes la represión constante, la falta de democracia y la violación de los derechos humanos en otras monarquías reaccionarias del Golfo, como las de Qatar, los Emiratos Árabes, o Arabia Saudí. Esos mismos regímenes que están interviniendo con medios, armas y mercenarios en Siria con el pretexto de defender aquello que en realidad aborrecen y le niegan a sus propias poblaciones, la libertad del pueblo y la igualdad social. Si se quiere saber cuál sería el futuro de Siria en manos de los "rebeldes" basta con ver quienes les apoyan, el imperialismo occidental y los más reaccionarios regímenes de la zona. Como se dicho: "dime con quién andas y te diré quién eres".