Según la Agencia de Noticias Ahlul Bait (P) ABNA - A la luz de la más sangrienta peregrinación del Hayy hasta la fecha, que incluyó el derrumbe de una grúa en el que murieron 107 peregrinos, y en la infame estampida donde más de 7,000 personas también perdieron la vida, uno se pregunta por qué las tragedias no vuelven a ocurrir durante la peregrinación de Arbaín en Iraq. A pesar de ser diez veces superior el número de peregrinos que asisten a ésta (20 millones en Karbalá; 2 millones en La Mecca), a procesión de Arbaín pasa sin ningún incidente grave. Con la naturaleza humana consistente, hay fuerzas externas que perturban la paz. Los dos gobiernos tienen muy diferentes actitudes hacia los peregrinos como también evidentes disparidades en materia de seguridad, hospitalidad, libertad de expresión, y retórica.
Las tropas saudíes a lo largo del Hayy fueron en gran parte formados por jóvenes inexpertos con poca o ninguna experiencia en control de multitudes. Durante mis amplias interacciones con el personal de seguridad este año, estos jóvenes estaban a menudo completamente desorientado en cuanto a las direcciones, con muchos admitiendo de que no eran oriundos de La Meca. La principal preocupación de estos exploradores era mantener despejado de peregrinos cada puesto de avanzada. Los soldados constantemente regañaban y ampujaban a los peregrinos, incluso interrumpiendo el descanso de los peregrinos con ruidos de sirenas sobre ellos. Un soldado me confesó que no le importaba donde fueran las personas, siempre y cuando su área asignada estuviera despejada de peregrinos cuando sus oficiales les pasaban revista. El desprecio por el bienestar de los peregrinos durante un viaje de una vez en la vida causa extrema frustración para todos los involucrados y una estancia terrible y poco acogedora en general.
Los peregrinos en La Meca a menudo sufrían de deshidratación con poco o nada de agua ofrecida por el gobierno saudí. Las comidas gratuitas estaban absolutamente fuera de cuestionar, con sólo botellas de agua convirtiéndose en un bien preciado en todo el viaje. El deber de servir de los soldados saudíes rara vez superaba las señalizaciones y gritos. El acto raro de generosidad llegaba en forma de agua pulverizada sobre los peregrinos resecos cuando estos apretaban botellas perforadas en la tapa.
Karbalá y los caminos que conducen a ella literalmente fluyen con comidas calientes, frutas, agua fresca, té y café árabe con los locales ofreciendolos gratis a cada transeúnte. No sólo los puestos de comida alinean todo el paisaje, sino una multitud de ofertas de servicios para los peregrinos operan en el camino que van desde los masajes de pies, peluqueros y barberos, zapateros hasta tarjetas telefónicas -todo completamente gratuito y proveniendo de la buena voluntad de los ciudadanos iraquíes. El transporte es completamente gratuito durante la temporada de Arbaín y los conductores se sienten hornados de llevarte hasta tu destino.
En Arabia Saudí, no hay tal cosa como una sola comida gratuita. Los peregrinos pagan literalmente por todo durante su estancia. Cada grupo del Hayy ha pagado por adelantado todos los gastos de alojamiento, transporte y comidas. Además, los taxis estatales literalmente apagan sus taximetros para la temporada del Hayy con los conductores cobrando tarifas exorbitantes a los cansados peregrinos rumbo o hacia la Masyid al-Haram, el sitio que alberga la Kaaba o 'Casa de Dios'.
Las autoridades saudíes limitan severamente la libertad de expresión durante el Hayy. Miles de miembros de la policía religiosa wahhabí patrullan La Meca y Medina detectando y atrapando a los peregrinos que osan de observar oraciones y/o súplicas incompatibles con los métodos anti islámicos de la doctrina wahhabí. Los autoproclamados jeques confiscan los libros de oraciones o expulsan a los visitantes que recitan el Sagrado Corán en los lugares de entierro de la familia o compañeros del Profeta Muhammad (Bpd). Además, todas las formas de interacción física con un lugar sagrado, ya sea tocarlo o besarlo son considerados idolatrías. Estos guardianes sacan a tirones a los peregrinos que abrazan la Kaaba y golpean a cualquiera que osen en tocar una tumba. La resistencia desencadena una escalada y a veces la detención priva a los peregrinos para sus rituales obligatorios del Hayy -la pena máxima para un peregrino que agota los ahorros de su vida para embarcarse en el viaje.
En Karbalá, todas las formas de expresión religiosa florecen, incluso las de los no musulmanes. Cristianos visitan el Santuario de Imam al-Hussain (P) y oran como ellos desean. Los sacerdotes tienen ceremonias dentro de los muros del Honorable Santuario junto tanto a suníes y shiítas. Arbaín en Karbalá posee una espiritualidad universal que abarca a todas las culturas y credos. Esta energía de otro mundo destella a través de los residentes de Iraq cuando ellos renuevan su dedicación desinteresada a los peregrinos en cada paso del camino.
Al término del Hayy, los peregrinos reciben pasaportes de vuelta de las autoridades saudíes para asegurar que nadie permanezca demasiado tiempo.
El gobierno provincial de Karbalá sangra dinero que paga por la seguridad, la asistencia médica, el transporte, y la multitud de otros servicios que ofrece de forma gratuita a los visitantes. A diferencia del reino saudí, Karbalá no aloja su peregrinación con fines de lucro. Para Iraq en su conjunto, Arbaín se celebra en un tiempo en el que el país se une para servir a los peregrinos de todo el mundo. Los ciudadanos de Iraq son la primera línea de hospitalidad, con los residentes quienes tienen un inmenso orgullo en la organización de los visitantes del Imam al-Hussain (P). Es durante esta temporada anual de Arbaín en Iraq, en el que una nación tan a menudo maldecida con la violencia, puede volver a conectar con la comunidad internacional en una manifestación colosal del pueblo iraquí en su pacífica coexistencia, mejor.
Jalil SAHURIE
:::::
112