Pregunta:
¿Es acaso la mujer una criatura delicada o un ser humano débil?
Desde el punto de vista del Corán la mujer ocupa un rango y una jerarquía muy elevados. El Corán al hombre y a la mujer desde la perspectiva de la creación los considera de una misma sustancia y esencia humana.
Este Libro Celestial recuerda a mujeres que fueron agraciadas por el favor de Dios, recibieron la revelación Divina y con quienes los ángeles hablaban. Ellas fueron presentadas a la gente como ejemplo y modelo de fe y resistencia en el sendero de Dios. En este campo podemos indicar las aleyas que corresponden a la Virgen María (s.) y a la esposa del Faraón.
El que el hombre en algunas particularidades tenga poderes superiores a la mujer, o la mujer también en algunos atributos sea más fuerte que el hombre, no es causa para el poder o la debilidad de ninguno de estos dos. Incluso la comparación entre el hombre y la mujer desde este aspecto definitivamente es incorrecto, puesto que tal y como el ser padre el hombre (encargado de los gastos) exige que tenga mayor fuerza física en relación con la mujer, así también el ser madre la mujer (responsable del desarrollo y educación del niño) demanda que tenga más sentimientos y afabilidad que el hombre, y esto es la misma justicia que dijeron: cada cosa debe ocupar su lugar.
Ser delicado o débil corresponde a los asuntos relativos y análogos, es decir una cosa en relación con otra puede ser considerada ruda y poderosa, pero esa misma cosa en relación con otra cosa puede ser delicada y débil. Como ejemplo, el ser humano en la lógica del Corán fue considerado una criatura débil: “Dios quiere aligerar vuestra carga, pues el ser humano fue creado débil”. Pero es evidente que este mismo ser humano en relación con muchas de las criaturas que lo rodean es considerado poderoso. Entonces las normas en comparaciones deberán ser explicadas, es decir si en una base y norma como el poder físico una criatura es más débil es posible que en base a otra norma tal y como el poder científico y otros sea más poderosa.
De cualquier forma el hombre y la mujer son dos especies de los seres humanos que tienen diferencias y superioridades unos en cuanto a otros. Ellos desde el aspecto corporal y la situación fisiológica son diferentes, por ello fueron creados para realizar obligaciones especiales. Esta diferencia –no discriminación– es exactamente como la misma sabiduría y para la persistencia de la raza humana. Esto no significa que el sendero hacia la perfección esté cerrado o limitado para las mujeres. Una de las especialidades espirituales fundamentales de las mujeres es un espíritu afectivo y accesible ante los sentimientos, por ello reaccionan antes que los hombres ante las interacciones anímicas tales como la alegría, la preocupación, llorar y reír.
Entonces Dios Sublime según lo que requiere la naturaleza y las obligaciones que asume la mujer, colocó en su ser la delicadeza y finura para que pueda cumplir con sus obligaciones. Es por ello que la mujer en relación con el hombre es un ser más delicado y más débil.
Respuestas detalladas
En la respuesta deben considerarse algunos puntos:
1. Desde el punto de vista del Corán la mujer ocupa un rango y jerarquía muy elevados. El Corán al hombre y a la mujer desde la perspectiva de la creación los considera de una misma sustancia y esencia humana.
“¡Oh gentes! ¡Temed a vuestro Señor, que os creó de una sola alma y que creó de ella a su pareja y que, a partir de ambos, ha hecho surgir hombres y mujeres en abundancia!”.[1]
En las explicaciones del Corán no se ven diferencias entre el hombre y la mujer dese el aspecto de virtud y obtención de valores humanos elevados, rangos espirituales y poderes para obtener atributos sublimes. En este campo existen numerosas aleyas en el Generoso Corán. En algunas de estas aleyas podemos encontrar este contenido: “A quien obre rectamente, sea hombre o mujer, y sea creyente, le haremos vivir una vida buena. Y les recompensaremos conforme a lo mejor que hacían”.[2]
En el Corán fue siempre nombrado al hombre como padre y a la mujer como madre, y el hijo tiene la obligación de respetarlos, de no faltarles el respeto, incluso si los padres fuesen idólatras, debe rechazar la invitación de estos hacia la idolatría, pero al mismo tiempo debe comportarse bondadosamente con ellos. En todo lugar el padre y la madre fueron elogiados juntos y de la misma manera.[3]
El Generoso Corán respecto al elevado valor humano de las mujeres y los hombres, dijo lo siguiente: “Los hombres musulmanes y las mujeres musulmanas, los hombres creyentes y las mujeres creyentes, los hombres obedientes y las mujeres obedientes, los hombres veraces y las mujeres veraces, los hombres tolerantes y las mujeres tolerantes, los hombres humildes y las mujeres humildes, los hombres que ayunan y las mujeres que ayunan, y…”.
El Generoso Corán recuerda a mujeres que fueron agraciadas por el favor de Dios, recibieron la revelación Divina y con quienes los ángeles hablaban. Ellas fueron presentadas a la gente como ejemplo y modelo de fe y resistencia en el sendero de Dios. En este campo podemos indicar las aleyas que corresponden a la Virgen María (s.), a la madre del Profeta Moisés (s.a.w) y a la esposa del Faraón[4], indicó: “Su Señor la aceptó complacido, la hizo crecer bien y la puso bajo la tutela de Zacarías. Siempre que Zacarías entraba a visitarla a su oratorio, encontraba junto a ella provisiones. Decía: «Oh María ¿De dónde te viene esto?» Ella decía: «De Dios.» En verdad, Dios provee sin medida a quien Él quiere”.[5] Y entonces dijo: “Y [recuerda] cuando los ángeles dijeron: «¡Oh María! En verdad, Dios te ha escogido y purificado y te ha elegido entre todas las mujeres»”.[6]
2. La relatividad entre el significado de delicadeza y debilidad. Es necesario decir que la delicadeza y la debilidad no van siempre juntas. Es decir no significa que en donde una de estas dos se encuentra debe encontrarse también la otra. O sea, puede haber una criatura ruda pero débil o al contrario, aunque pueden estar también las dos juntas es decir, una criatura delicada y al mismo tiempo débil
Estas dos pertenecen a los asuntos relativos y análogos, es decir una cosa en relación con otra puede ser considerada ruda y poderosa, pero esa misma cosa en relación con otra cosa puede ser delicada y débil. Como ejemplo, el ser humano en la lógica del Corán fue considerado una criatura débil: “Dios quiere aligerar vuestra carga, pues el ser humano fue creado débil”.[7] Pero es evidente que este mismo ser humano en relación con muchas de las criaturas es considerado poderoso. El realiza actos que muchas de las criaturas poderosas se encuentran incapaces de realizar. Así también el Corán dice: “El que poseía un conocimiento procedente de la Escritura Sagrada dijo: «Yo te lo traeré en un abrir y cerrar de ojos (del Yemen a Palestina)»”.[8]–[9] Entonces las normas en comparaciones deberán ser explicadas, es decir si en una base y norma como el poder físico una criatura es más débil es posible que en base a otra norma tal y como el poder científico y otros sea más poderosa.
3. La mujer y el hombre a pesar de que son de una misma sustancia y todo lo que de la existencia y de la ley religiosas es fijo para el ser humano por ser humano, es fijo para la mujer y el hombre es fijo. Pero debe ponerse atención en que estos dos géneros que tienen diferencias y superioridades unos en cuanto a otros. Ellos desde el aspecto corporal y la situación fisiológica son diferentes, por ello fueron creados para realizar obligaciones especiales. Esta diferencia –no discriminación– es exactamente como la misma sabiduría y para la persistencia de la raza humana. Esto no significa que el sendero hacia la perfección esté cerrado o limitado para las mujeres. Una de las especialidades espirituales fundamentales de las mujeres es un espíritu afectivo y accesible ante los sentimientos, por ello reaccionan antes que los hombres ante las interacciones anímicas tales como la alegría, la preocupación, llorar y reír.
Explicado de otra manera, la creación y la naturaleza de las mujeres es un núcleo de bondad y afecto. Esto por sí mismo es una visión positiva y un valor respecto a la jerarquía de la mujer. El aspecto emocional de la mujer en forma natural no es un obstáculo de la moderación de su poder racional y de pensamiento, y la mujer puede al igual que el hombre contar con equilibrio del intelecto discursivo, y desde la perspectiva de racionalismo e inteligencia no se vea vencida por su afecto y sentimiento. Claro está es posible que las mujeres necesiten de práctica, más que los hombres, para equilibrar los sentimientos.[10] La mujer puesto que es una criatura muy delicada, y según lo dicho por el Imam ‘Alî (a.s.): “La mujer es una flor perfumada”[11], es más delicada y frágil, y es posible que con una brisa se marchite, por ello deberá tener cuidados especiales de sí misma.
El que el hombre en algunas especialidades y capacidades sea superior a la mujer, la mujer también en algunos atributos es más capaz que el hombre. Entonces ninguno de los dos en forma absoluta son poderosos o débiles y básicamente hacer una comparación entre el hombre y la mujer desde este aspecto definitivamente es incorrecto, puesto que tal y como el ser padre el hombre (encargado de los gastos) exige que tenga mayor fuerza física en relación con la mujer, así también el ser madre la mujer (responsable del desarrollo y educación del niño) demanda que tenga más sentimientos y afabilidad que el hombre, y esto es la misma justicia que dijeron: cada cosa debe ocupar su lugar.
En efecto Dios Sublime según lo que requiere la naturaleza y las obligaciones que asume la mujer, colocó en su ser la delicadeza y finura para que pueda cumplir con sus obligaciones.
Pero considerando el asunto mencionado, aun así si alguien desea hacer una comparación entre estos dos llegará a la conclusión de que la mujer en relación con el hombre es una criatura más delicada y débil.
[1]– An-Nisā’ [4:1].
[2]– An-Naĥl [16:97].
[3]– Al-Aĥqāf [46:15].
[4]– At-Taĥrīm [66:11]. –“Y Dios pone un ejemplo para quienes son creyentes: La mujer del Faraón cuando dijo: «¡Señor mío! Constrúyeme una morada junto a Ti en el Jardín y sálvame del Faraón y sus obras y sálvame de la gente opresora»”.
[5]– Āle ‘Imrān [3:37].
[6]– Āle ‘Imrān [3:42].
[7]– An-Nisā’ [4:28].
[8]– An-Naml [27:40].
[9]– Makârim Shîrâzî, Exegesis Nemunah, t.15, p.469.
[10]– Ídem, p.353.
[11]– Usul Kâfî, t.5, p.510, capítulo: Respecto a la mujer. –«... فان المرأه ریحانه و لیست بقهرمانه...» –“La mujer es una flor perfumada y no un campeón…”.
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